Aviso

 

En las calles se escucha: ¡Qué no se le ocurra al gobierno aumentar los salarios porque los comerciantes otra vez aumentarán los precios! Otros en cambio dicen: ¡La solución es indexar los salarios a la inflación! A eso responden algunos funcionarios: ¡No hay suficiente dinero para incrementar los salarios! Hay quienes proponen congelar todos los precios de la economía. Pero pocos sugieren qué hacer con las ganancias exageradas de la burguesía, este tema ni se toca, al parecer es tabú. Al final, el acuerdo fue acordar los precios y oficializar su actualización diaria. 

No se trata solo de solicitar mayores porcentajes de aumentos salariales, o acordar el precio de 27 rubros de alimentos, cuando la realidad es que estamos en medio de una hiperinflación inducida cuya causa no es la ambición de un capitalista que caprichosamente fija un precio arbitrario (claro que también los hay quienes se aprovechan más de la cuenta) sino un ataque desmedido a nuestra moneda en el marco de una guerra sin cuartel que nos declaró el imperialismo estadounidense.

El problema es más complejo que publicar diariamente una lista actualizada de precios o decretar eventualmente un aumento de salario mínimo. Se trata de revisar y revertir la perversidad del sistema no solo de fijación de precios y salarios en Venezuela, sino también de ganancias, de hacerlo menos injusto, menos explotador.

En este contexto, la política de acordar los precios, tal como ha sido diseñada, paradójicamente no es la mejor solución para garantizar las necesidades a la clase asalariada, que dicho sea de paso somos la mayoría. Por el contrario ofrece sosiego a la burguesía.

Comprender esta afirmación pasa necesariamente por recordar cómo se forman teóricamente los precios en el sistema capitalista y qué relación tienen con los Salarios y las Ganancias. Dada la complejidad del tema, la necesidad de argumentar en detalle y de ejemplificar de la manera más sencilla y comprensible, y sobre todo dados los límites de espacio y caracteres, haremos tres entregas de este escrito. En la primera entrega nos pasearemos por algunas categorías, que aunque básicas, vale la pena refrescar. En la segunda nos centraremos en el caso venezolano y revisaremos el grado real de explotación en el  marco de la guerra económica y de la hiperinflación inducida, así como el efecto contrario del acuerdo de los precios en este contexto. Culminaremos con algunas propuestas para el debate que no solo apuntan a contener el deterioro del poder adquisitivo del asalariado en esta condición de asedio, sino a la necesidad de revisar y revertir la grosera relación entre Ganancia y Salario que en la coyuntura hiperinflacionaria, aunque inducida, se hace más evidente alcanzando niveles inimaginables de explotación.

La Internacional de los trabajadores, 1865

No se había publicado aún El Capital, cuando en 1865, Karl Marx, en el marco de la Asociación Internacional de Trabajadores, refutó los planteamientos del obrero inglés John Weston, quien insistía en que los trabajadores no debían solicitar aumentos de Salarios porque esto implicaría que el capitalista incrementaría los precios de las mercancías.

En esas conferencias, además de desmontar los planteamientos de Weston, Marx explicó cómo se forman los precios en el sistema capitalista, pero sobre todo de dónde se deriva la Ganancia. Explicó el concepto de volumen de Ganancia o plusvalía, así como el de cuota de Ganancia a la que denominó grado real de explotación del trabajador. Temas todos a los que ya se había referido en su escrito “Trabajo asalariado y capital” publicado en 1849 (lectura recomendada para todo aquel que forma parte de una nómina y vive de un salario).

Comenzó Marx diciéndole a Weston, que el precio de las mercancías no depende de “la simple voluntad del capitalista”. Le dijo que lo que determina los precios de una mercancía es “la competencia entre compradores y vendedores, la relación entre de la demanda y la oferta, entre la apetencia y la oferta”. Le demostró que no era cierto que el aumento de los Salarios se vería reflejado en un incremento de los precios de las mercancías, sino que, dado un precio, al aumentar el Salario, el capitalista se vería en la necesidad de disminuir su Ganancia, por lo tanto dicho incremento, afectaría directamente la Ganancia del burgués disminuyéndola. Repetimos, dado un precio que no ha variado, si aumenta el Salario, disminuye la Ganancia. Claro que este no es el caso actual de Venezuela porque los precios están aumentando diariamente, no porque esté incrementando día a día el Salario, sino por el permanente ataque a la moneda/el bolívar.

Dijo Marx a los trabajadores que la plusvalía o Ganancia es la parte del valor de la fuerza de trabajo que el capitalista no remunera al obrero. Les recordó también que la fuerza de trabajo es una mercancía, y como tal, su valor de cambio expresado en dinero, o sea su precio, es lo que conocemos como Salario. A su vez el Salario, dice Marx, es el precio de los medios de vida indispensables para la subsistencia/existencia de manera que el obrero esté en condiciones de trabajar y garantizar la manutención de su prole.

Salario y Ganancia: Relación inversa

Existe una relación inversa entre Salario y Ganancia, por lo tanto el volumen de Ganancia resulta de restar el precio de la mercancía menos el Salario, menos lo correspondiente a insumos, materia prima y desgaste de la maquinaria. En la medida en que el Salario es menor, el volumen de Ganancia será mayor.

La cuota de Ganancia o grado real de explotación del trabajo se calcula dividiendo la Ganancia entre el Salario.

Mientras mayor sea la porción de la fuerza de trabajo que el capitalista estruja al obrero, mayor será la Ganancia, es por eso que el burgués siempre hará lo posible por no remunerar todo el valor de la fuerza de trabajo que el obrero agrega. Hará lo posible para que trabaje horas adicionales o para que sea más productivo y produzca más en menos tiempo, por ello divide el trabajo, mejora las maquinarias y hasta muestra interés en que el obrero esté cada vez más capacitado y adiestrado.

La producción de harina de maíz. Solo un ejemplo Suponga una economía en la que solo se produce harina de maíz, cuyo precio es de 10 céntimos el kilo y diariamente se producen y venden 10 kilos, por lo que el ingreso diario por venta de harina es 100 céntimos. El valor que agregó el trabajador con su fuerza de trabajo es de 60 céntimos diarios, sin embargo, su Salario (suponga que solo hay un obrero) es de 20 céntimos diarios (lo cual le “permite” cubrir sus necesidades básicas de reproducción). Por otra parte, el precio de la materia prima y desgaste de la maquinaria suma 40 céntimos diarios. La diferencia, es decir, 40 céntimos corresponde al plustrabajo, al trabajo no remunerado que pasa a formar parte de la Ganancia del dueño de la fábrica.

En este ejemplo, la proporción del Salario con respecto al ingreso diario por venta de harina es 20%; la proporción de la Ganancia es 40% y la correspondiente a insumos, materia prima y mantenimiento del capital es 40%. El grado real de explotación del trabajo, que se calcula dividiendo la Ganancia entre el Salario es 200%.

El asalariado, que agregó valor para producir 10 kilos de harina solo podrá comprar diariamente para su reproducción no más de 2 kilos, mientras que el capitalista podrá comprar 4 kilos, el doble.

En la próxima entrega mostraremos: 1) el fraude Productividad-Salario, 2) la depreciación del dinero: el mayor de los estrujes al obrero; 3) el grado real de explotación en Venezuela.

Como primicia: el grado real de explotación del trabajo por parte del capital en Venezuela es 268%.