Aviso

 

En Cúcuta, en la frontera colombiana, se instaló el principal centro de acopio de la “ayuda humanitaria” de Estados Unidos que tiene como objetivo ser ingresada a territorio venezolano. Sin embargo, bien caería que los insumos alimenticios, médicos y sanitarios fueron invertidos en aquella ciudad, donde la pobreza es cada vez mayor y la asistencia estatal es minoritaria.

Según el Departamento Administrativo Nacional de Estadísticas (DANE) de Colombia, 40 de cada 100 personas que viven en Cúcuta tiene serias dificultades para cubrir los gastos básicos, lo que se traduce en que el 40% de los cucuteños experimenta pobreza.

El informe habría salido en 2016, de donde se toman las cifras, afirmando de que la capital del departamento Norte de Santander se ubicó como la sexta ciudad colombiana con mayor incidencia de la pobreza.

El desempleo también azota a los estratos más vulnerables de los habitantes de Cúcuta, que ronda el 70%. En junio de 2018, la tasa de desempleo en Cúcuta era la cuarta cifra más alta del país con un 14.4% de los 22.4 millones de colombianos sin trabajo, según estadísticas del DANE.

Otros factores que abultan la pobreza en la ciudad fronteriza con Venezuela son la escasez de dinero, el no tener condiciones de vida favorables y que pocos habitantes posean vivienda propia.

Más datos de la pobreza en Cúcuta:

La inversión para la canasta básica no supera los 40 dólares al mes, con 7 de cada 100 personas en esta condición.
La desnutrición infantil es otro de los indicadores que desde 2016 está en alza. Médicos del Hospital Universitario Erasmo Meoz registraron un incremento paulatino de niños con algún grado de desnutrición y así evidenciaron entonces las cifras del programa “Cúcuta cómo vamos”, que indicaron que 14,64% de los niños de 0 a 5 años sufren de desnutrición crónica.
En 2019, la desnutrición aguda severa alcanzó a 20 por cada 100 niños de la ciudad.
En 2007, la Universidad de Pamplona en Colombia estudió las causas de la seguridad alimentaria en esta localidad, en una investigación sobre el período 2007-2011. Se demostró cómo desde entonces los bajos ingresos de los nortesantandereanos les impedían conseguir el pan diario, lo que repercutió en la nutrición de sus pobladores, sobre todo en la primera infancia.
Todos estos números lo que indican es que la “ayuda humanitaria” se necesita más en Cúcuta que en cualquier otro lado, y denota sobre todo el uso político de tal herramienta para justificar intervenciones extranjeras sobre asuntos domésticos de los países soberanos.

Misión Verdad/La Radio del Sur