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Tres dirigentes de distintas fuerzas de izquierda han sido asesinados en la última semana en Venezuela. Estos crímenes ocurren luego de que la coalición que agrupa a la derecha local (MUD) presentara la denominada “Hoja de Ruta 2016”: un plan que se propone no solamente derrocar al Presidente Nicolás Maduro, sino también liquidar el proceso de cambios en Venezuela.

 

La noche del jueves 31 de marzo, a través de un contacto telefónico con el canal estatal Venezolana de Televisión (VTV), el gobernador del estado Trujillo, Henry Rangel Silva, informó del asesinato del alcalde del municipio La Ceiba, Marco Tulio Carrillo.

 

El dirigente municipal del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) fue abaleado y su muerte cierra una semana dolorosa que inició la noche del pasado 24 de marzo, cuando sicarios en moto acribillaron al diputado del Concejo Legislativo de Táchira, César Vera, militante del Movimiento Revolucionario Tupamaro.

 

Al asesinato de Vera en la zona fronteriza del país le siguió en menos de 72 horas otro horrendo crimen: un grupo armado irrumpió en la vivienda del activista del Gran Polo Patriótico, Fritz St Louis, y dispararon contra él.

 

St Louis provenía de la comunidad haitiana e investigaba a mafias que trasladaban a personas desde la isla caribeña a Venezuela “prácticamente encalidad de esclavos”.

 

*Declaración de guerra contra el proyecto bolivariano*

 

Estos tres asesinatos ocurren luego de que la Mesa de la Unidad Democrática, coalición que agrupa a las fuerzas reaccionarias del país ─y que ostenta actualmente la mayoría parlamentaria─ anunciara la “Hoja de ruta 2016”; un plan cuyo objetivo es derrocar al Presidente Nicolás Maduro y liquidar las conquistas alcanzadas por el pueblo durante las últimas dos décadas.

 

La “Hoja de ruta” fue presentada menos de una semana después de que Washington renovara la Orden Ejecutiva que declara a Venezuela una amenaza inusual y extraordinaria a los intereses de los Estados Unidos.

 

En el documento de la MUD se plantea abiertamente “protestas de calle para presionar por la renuncia” de Maduro y llamar a la formación de un supuesto “gobierno de unidad nacional”.

 

Tal y como en 2014 ocurrió con “La Salida”, cuando factores de extrema derecha llamaron a tomar las calles, este nuevo intento por movilizar a la base social de la oposición ya ha sido vanguardizado por grupos de choque que pretenden nuevamente propagar el caos: en Táchira, el martes 29, dos policías murieron arrollados cuando un autobús secuestrado rompió el cerco de funcionarios que hacían frente a unos disturbios presentados por los medios privados como una “protesta estudiantil”.

 

Rápidamente, la Federación Venezolana de Estudiantes Universitarios (FVEU) se desmarcó de estas protestas y calificó el suceso como un acto terrorista de violencia injustificada.

 

“Los grupos que promovieron los episodios de violencia en Táchira no solamente no representan al gremio estudiantil sino que favorecen a la criminalización de aquellos sectores que hoy nos mantenemos firmes y movilizados por la defensa del pasaje estudiantil y la reactivación de los servicios de transporte y comedor universitarios”, explicó la FVEU a través de un comunicado.