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El asesinato de Berta Cáceres en Honduras es una alerta a la región latinoamericana y caribeña acerca del fortalecimiento de un proyecto contra-insurgente que se suma a la nueva restauración conservadora, que se ha estado articulando con acciones contra Lula en Brasil, contra Venezuela con la renovación del decreto de Obama, y el ataque a la vida de la líder indígena.

 

Así lo aseveró la ex canciller de la República de Honduras, Patricia Rodas quien afirmó que la desaparición de la luchadora social y los distintos asesinatos a líderes populares revelan la situación que vive Honduras a lo largo de décadas, con algunos periodos de respiro como el que presidió Manuel Zelaya, que justamente terminó de manera violenta con un golpe de Estado en el año 2009,”para restaurar el Estado de impunidad y contrainsurgencia contra líderes políticos que luchan por una nueva Honduras” manifestó.

 

“Somos un pueblo heredero de un largo sendero de crímenes de Estado, durante décadas se vivieron momentos de desapariciones, paramilitarismo, sicariato y todo en virtud de la construcción de bases militares y la participación de grupos de poder en planes de callar las voces de nuestros pueblos” dijo Rodas.

 

Berta Cáceres enfrentó al sistema capitalista y a quienes se han apoderado de territorios para explotar recursos naturales y crear bases militares que sirvan de plataforma de agresión contra proyectos progresistas y revolucionarios en la región.

 

La también historiadora y política hondureña, instó al gobierno de ese país a asumir la responsabilidad de distintos delitos que se combinan con el terror de Estado. “Somos una nación atormentada donde se ha construido un patrón de crimen e impunidad que se ha reforzado desde el golpe de Estado, (…) Berta es un símbolo de lo que ha ocurrido con el golpe y después del golpe de estado contra Manuel Zelaya” finalizó.