Equipo Jurídico Pueblos

En varias ciudades del país se escucharon las voces de rechazo a la indolencia del Estado colombiano ante el sufrimiento humano en la cárcel de Valledupar, más conocida como la Tramacúa. Miles de transeúntes pudieron conocer algo de esa realidad que poco se muestra a través de los medios masivos de comunicación, pero que afecta a miles de hombres y mujeres

en el país: la brutalidad del modelo penitenciario colombiano que encarcela a los pobres y rebeldes y que destruye de paso la vida de sus familias. Presos, familiares, amigos, abogados y ex – detenidos políticos se manifestaron, por medio del teatro, las arengas, los cantos y la poesía, en contra de esta incesante violación a los derechos humanos y la falta de voluntad del Estado colombiano, particularmente del Inpec, para dar cumplimiento a la Sentencia T-282 del 2014.

 

La negativa del Tribunal Contencioso Administrativo del Cesar al declarar improcedente el cierre de la Tramacúa, demuestra que algo está mal.  La muerte, la enfermedad, la tortura, el maltrato, la vida indigna de los privados de la libertad, no constituyen argumentos suficientes para que se tome una decisión que requiere de altas dosis de sensibilidad social, pero sobre todo, de la convicción en que el respeto a los derechos humanos es algo innegociable.

 

No hay duda, la judicatura está dispuesta a continuar legitimando la cárcel como un mecanismo de exclusión propio del modelo socio-económico vigente. ¡Nos han sumido en la pobreza y nos condenan por robar un pan; nos han sumido en la injusticia y nos condenan por querer subvertirla!

 

Sabemos que la incapacidad crónica del Inpec para solucionar los graves problemas que la Sentencia T-282 del 2014 advierte y que diariamente se denuncian, no va a cambiar. Pero ello legitima aún más la lucha por la transformación social, pues sólo en ella se podrán arañar triunfos a este sistema de crueldad que se padece entre muros.

 

Hoy, 23 de febrero, cientos de personas cargadas de visión y de sueños por un nuevo país, salieron a las calles de Valledupar, Bogotá, Bucaramanga, Cúcuta y Medellín para exigir el cierre de esta cárcel de castigo conocida como la Tramacúa y denunciar la violación sistemática de los derechos humanos en todos los centros de reclusión. El Estado aún tiene la insolencia de negarlo, pero la memoria del pueblo no olvida: ¡Sí hay tortura! ¡Sí hay maltrato y tratos crueles inhumanos y degradantes!

 

Por eso nos vamos al paro nacional, pues convencidos estamos de que este modelo de país es insostenible y que necesitamos uno diferente. El Gobierno habla de paz, pero impide su desarrollo. Vamos hacia un progresivo deterioro social, económico y ambiental y nos corresponde disputarnos un país para las mayorías, para los humildes y para los desposeídos.

 

¡Salimos del plantón y caminamos hacia el paro nacional!

¡No más tortura en las cárceles!

 

Movimiento Nacional Carcelario de Colombia

23 de febrero de 2016