Una sequía ha puesto al descubierto los restos sumergidos del pueblo de Potosí, en el Estado de Táchira, Venezuela. Los habitantes del lugar debieron abandonar sus casas en 1984, cuando el valle fue inundado para construir una presa hidroeléctrica de gran importancia para el país llamada Uribante Caparo.
Como recuerda el sitio del Gobierno de Táchira, a los pobladores de aquel paraíso andino que jamás pudieron acceder al tendido eléctrico les costaba comprender que tenían que trasladarse de allí contra su voluntad para que otros tuvieran luz.
Las ruinas de Potosí se encuentran a 1.100 metros sobre el nivel del mar y, según lo describe la página, se trata de un lugar "mágico".
Actualmente se puede apreciar lo que quedó de la iglesia de San Isidro Labrador, un templo de 26 metros de altura que se terminó en 1953.
También quedó cubierto por las aguas un cementerio que, al igual que en 1988, emergió este año tras una sequía provocada por el fenómeno de El Niño.
La inundación propiciada por los constructores de la represa está desapareciendo a consecuencia de la situaciones climática, reapareciendo las ruinas del pueblo fundado hace más de dos siglos. Desde 1998, el 'esqueleto' del pueblo ha reaparecido un total de tres veces a consecuencia de los cambios climáticos.
El pueblo de Potosí era pequeño y de espíritu productivo. Estaba emplazado en pleno corazón del municipio Uribante. Sus pobladores eran gente humilde, laboriosa y conservadora que trabajaba en el campo. Su fundación se remonta a mediados del siglo XIX y tenía un almacén, un dispensario, una escuela, prefectura, plaza y su iglesia.