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Cubainformación TV – Basado en un texto de Arnaldo Vargas Castro – Radio Ángulo / Blog “Visión desde Cuba”.- Es una de esas experiencias maravillosas de solidaridad que solo se dan en Cuba. Y que por darse en Cuba… no son motivo de noticias o reportajes en los grandes medios internacionales.

 

Es la historia de no pocos jóvenes estadounidenses –ya más de 250- que se han graduado como médicos en Cuba, becados por el gobierno de la Isla, en la Escuela Latinoamericana de Medicina.

 

Damián Zamora, joven nacido en el barrio del Bronx, de Nueva York, narraba a la prensa cubana su experiencia. Su proyecto de vida profesional, una vez que regrese a Estados Unidos, es muy distinto al del sueño clasista de no pocos jóvenes médicos del continente: ejercer en una “zona rural, que es donde más me necesitan y donde más útil me sentiré” –comentaba-.

 

Zamora decía que en EEUU siempre actuará ya “como un cubano”. Porque en Cuba aprendió “la ética, el sentido de solidaridad” de la medicina cubana. “Jamás podré desprenderme de Cuba, de lo que aquí aprendí, del amor de su gente, de su historia y ejemplo”, afirmaba con rotundidad.

 

Y describía la Escuela Latinoamericana de Medicina como un crisol cultural de tolerancia, donde convivió con muchachas y muchachos de Viet Nam, Sudáfrica, EEUU o América Latina, con lenguas, creencias religiosas y militancias muy diversas.

 

Pero ¿una escuela internacional de tolerancia… en Cuba? ¿No contradice esto un poco lo que todos los días nos cuentan sobre este país los grandes medios internacionales?

 

Texto original

 

Médico de #EE.UU. confiesa que estudiar en #Cuba lo hizo mejor persona

 

Arnaldo Vargas Castro – Radio Ángulo / Blog “Visión desde Cuba”.- “A mi regreso a Estados Unidos accionaré por el cese del bloqueo y la devolución del territorio que ocupa la Base naval en Guantánamo con la misma intensidad con que apoyé la causa de los Cinco antiterroristas que pagaron injustamente más de 15 años de prisión en mi país, porque es mi deber estar siempre al lado de la justicia”.

 

Es el compromiso manifiesto del joven estadounidense Damián Zamora, recién egresado de la Escuela Latinoamericana de Medicina (ELAM), quien con 32 años de edad también es Master en Lingüística, Ingeniero mecánico, y sueña con cursar la especialidad de Medicina General Integral (MGI), o en su defecto, de Pediatría.

 

“Este acercamiento a Cuba comenzó con las informaciones y los libros que me daba mi hermano Leo, solo 10 meses mayor que yo, pero con amplios conocimientos, un destacado trabajo social y muchos amigos en varios países. Por esas razones tiene mucha influencia sobre mi y le agradeceré siempre esta oportunidad de venir a Cuba y titularme como médico de ciencia y conciencia”.

 

Nacido en el Bronx, Nueva York, de padre ecuatoriano y madre dominicana, Damián me contó de sus cuatro hermanos y que cuando contaba con cinco años de edad se trasladaron a Edison, Nueva Jersey, porque había tanta violencia en el Bronx por causa de las drogas, que era peligroso hasta jugar en el patio de la casa.

 

“Una vez en Nueva Jersey todo fue distinto y sólo íbamos a Nueva York a ver a la abuela y los tíos, pero regresábamos enseguida. A mi me encanta el lugar donde vivo porque es tranquilo, uno disfruta las cuatro estaciones del año y la gente es amable y respetuosa”.

 

La inteligencia de este joven médico la avalan las dos carreras que cursó al unísono antes de viajar a Cuba: Ingeniería Mecánica y Licenciatura en Lingüística “porque aunque tenía la Medicina en mente y siempre me gustó, son estudios costosos y no podía cargar a mis padres con esos gastos, ya que habían costeado mis estudios anteriores. Si obtenía un crédito, me complicaba la vida. Por otra parte, allá no había información sobre el programa cubano de salud y la oportunidad que brindaba a jóvenes de otros países para estudiar aquí”.

 

Considera conscientemente que “la educación debe ser gratuita en cualquier parte, porque ese es un derecho ciudadano que pocos pueden cumplir y por otra parte, hay mucha necesidad de buenos servicios médicos en el mundo”.

 

Interesado en la posibilidad de estudiar en Cuba, aunque “lo veía como algo lejano, casi imposible, dediqué tres años a investigar sobre cómo llegar a la ELAM, cuya primera graduación fue en el año 2005, hasta que un buen día, en la universidad donde cursaba la Maestría en traducción e interpretación del español, portugués e inglés, vi un documental sobre el sistema de salud cubano y las misiones de cooperación en diversos países. Ahí mismo se me encendió el bombillo”.

 

En la búsqueda de información conoció a un egresado de la ELAM y a una persona que trabajaba con Lucius Walker (líder de Pastores por la Paz fallecido), quienes le explicaron lo que debía hacer. “De inmediato conseguí los documentos para solicitar la beca, incluyendo la recomendación de mis profesores. Fui a la entrevista con una junta de médicos y la que tuve por teléfono con Lucius transcurrió como una simple conversación entre viejos amigos. Me dio aliento y dijo que probablemente sí podía venir a Cuba”.

 

Por la universidad en la que cursaba la Maestría fue asignado como asistente de un programa de intercambio internacional en Perú. “Allá supe que me habían concedido la beca en Cuba. ¿Te imaginas? Tuve que virar enseguida, hacer el examen final, preparar el viaje y decirle a mis padres que no sabían nada del proyecto en que me había involucrado. Todo eso en cuestión de cinco días”.

 

Ese año, 2008, fue su primer contacto con La Habana, con la ELAM, con compañeros de diversos países, que hablaban diferentes idiomas, tenían diversas costumbres, “sin embargo, todo funcionó muy bien desde el principio, me encantó la escuela, ver cómo había una muchacha de Viet Nam con un joven de Sudáfrica, una sudamericana con un angolano. Muy linda esa mezcla de gente, sin mirar de dónde eran, qué lengua hablaban, ni sus creencias religiosas o tendencias ideológicas”.

 

Este joven estadounidense con sangre latina sobresalió por su apoyo incondicional a sus compañeros, unos 60 al principio, 80 después y más tarde la cifra superó el centenar; se involucró en muchas actividades políticas, sociales, deportivas y culturales, porque le gusta socializar y compartir sus ideas avanzadas y futuristas.

 

“Representé a la ELAM y Cuba en el Festival Internacional de la Juventud en Sudáfrica, trabajé activamente por la libertad de los Cinco y vine al último Coloquio que se celebró aquí en Holguín, donde intervine en la clausura por mi país y Puerto Rico; hicimos bicicletazos por los Cinco y estuve frente a la Casa Blanca junto a otros compañeros con nuestras bicicletas, carteles y pancartas, reclamando la libertad de esos compañeros. Fui muy feliz con su regreso, como tantas personas en el mundo”.

 

Damián, a quien conocí en el IX Coloquio Internacional por la Libertad de los Cinco, aunque es norteamericano de nacimiento, no puede negar su latinidad que se le sale por los poros y en la manera de expresar sus ideas. Esta vez andaba en bicicleta por las provincias orientales “porque me gusta intercambiar con la gente común, pernoctar en casas de amigos y de otras familias. Eso me lo permite andar en dos ruedas, algo que disfruto mucho. Antes, en La Habana, lo hacía en patinetas, pero era muy limitado el movimiento”.

 

Visitó Manzanillo, Las Coloradas (donde desembarcaron los expedicionarios del yate Granma), Pilón, Santiago de Cuba, el museo de La Plata (Comandancia rebelde) “y me bañé en el río, subí el Turquino, fui a Chivirico, el Uvero, Guantánamo, vencí la Loma de la Farola, estuve en Baracoa, Moa, Mayarí, y no podía faltar la subida a la Loma de la Cruz de esta ciudad de Holguín. Solo lamento que ha faltado tiempo para conocer otros lugares que quedan para otra ocasión”.

 

Quizás porque como él mismo señala, “el tiempo de vida es limitado y si no realizamos nuestras metas, nuestros sueños, no podemos mejorar al mundo” es que mi joven interlocutor ha vencido tres carreras universitarias y no piensa parar; ha estado en España, Ecuador, Perú, Bélgica, Francia, Chipre, Londres, Marruecos, Sudáfrica, Brasil, Uruguay, Argentina, Paraguay, Canadá, Puerto Rico, Costa Rica, Panamá, Italia, “porque mientras más conoces, más puedes hacer por la humanidad”.

 

Una vez graduado de Medicina en Cuba, ha comprendido la razón que tenían tantas y tantas personas que le aseguraban en muchos lugares donde estuvo antes, que los médicos cubanos eran los mejores del mundo. “Ciertamente lo son, por su preparación integral, por su ética, sentido de solidaridad demostrada en decenas de países, y porque son gente chévere de verdad”.

 

Cuando nos entrevistamos en la filial provincial del Instituto Cubano de Amistad con los Pueblos (ICAP) de Holguín, estaba contra reloj, porque quería llegarse hasta otras provincias, pero seguramente no pudo ser y ese deseo quedará postergado para cuando regrese, porque “jamás podré desprenderme de Cuba, de lo que aquí aprendí, del amor de su gente, de su historia y ejemplo. Volver una y otra vez será siempre una necesidad”.

 

De regreso en Estados Unidos, Damián tendrá que revalidar el título de Doctor en Medicina, reinsertarse y readaptarse a la vida social, solicitar la especialidad y entrenarse fuertemente para poder ejercer en una clínica o donde lo ubiquen. “Prefiero que sea en una zona rural, que es donde más necesitan y más útil me sentiré”.

 

“Extrañaré siempre esta tierra y esta gente de aquí, que es maravillosa. Me hice cubano y actuaré siempre como tal. Cuando estoy aquí me siento muy cómodo, tranquilo, seguro, así es que regresaré siempre. Y téngalo por seguro, no cesaré de luchar para que Estados Unidos acabe de quitar el bloqueo y saque de Guantánamo esa Base naval que mantiene obstinadamente en contra de la voluntad del pueblo y Gobierno cubanos”.

 

(Tomado de Radio Angulo)

 

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