Por más de 60 años el Líder histórico de la Revolución cubana ha desempeñado un papel importante en el proceso de paz del país sudamericano.
El que el proceso de paz de Colombia fuera sellado en Cuba no se debe a una casualidad.
Se debe, ante todo, al empeño del líder histórico de la Revolución cubana Fidel Castro, para
influir definitivamente en la solución del conflicto entre el Gobierno y las FARC-EP.
Durante decenas de años, Fidel ha dedicado su intelecto y su labor política a la paz del mundo, y Colombia siempre ha estado en su mira, al igual que Angola, Namibia y la lucha contra el Apartheid.
Fidel conversó muchas veces con algún jefe guerrillero colombiano de las FARC, y así lo escribe en su libro La paz en Colombia, en el que asegura que muchos de aquellos guerrilleros admiraban la Revolución cubana.
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El 23 de noviembre de 1991, tuvo una reunión de muchas horas con cuatro colombianos: los comandantes Alfonso Cano e Iván Márquez, miembros del Secretariado de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia-Ejército del Pueblo (FARC-EP); Antonio García, responsable militar de la Unión Camilista-Ejército de Liberación Nacional (UC-ELN), y Francisco, Pacho, Galán, vocero de esa organización.
Todos ellos -según Fidel- formaban parte de una delegación de la Coordinadora Guerrillera Simón Bolívar (CGSB) que hizo un recorrido por Costa Rica, Nicaragua, Cuba y Venezuela.
El encuentro se efectuó pocos días después de presentadas las Actas de Compromiso suscritas por la Coordinadora Guerrillera Simón Bolívar y los delegados del gobierno colombiano bajo la presidencia de César Gaviria el 10 de noviembre de 1991, como culminación de los diálogos entre ambas partes.
Estos diálogos se reanudaron después, el 10 de marzo de 1992, en la ciudad de Tlaxcala, México. Las negociaciones tenían el objetivo de alcanzar un cese al fuego y la obtención de la paz en condiciones mutuamente aceptables. Suspendidos el 4 de mayo de ese año, no arrojaron resultado alguno, aseguraba el Líder revolucionario.
Los representantes de la Coordinadora Guerrillera habían solicitado reunirse con Fidel y que él los recibiera en el Palacio de la Revolución, en un encuentro en el que se profundiza sobre la paz en el país sudamericano, en lo que fue uno de los tantos encuentros de Fidel con las partes en conflicto.
En 2008, después de varios años de diálogo y esfuerzo para concretar la paz en Colombia, Fidel escribe el prólogo de su libro sobre el proceso de paz de ese país en el que asegura categóricamente que Estados Unidos no es amigo de los pueblos de América Latina.
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"Durante más de un siglo y medio intervino en sus asuntos internos, les arrebató territorios, saqueó sus recursos naturales, agredió su cultura, les impuso el intercambio desigual, saboteó los intentos unitarios desde la época de la independencia, promovió los conflictos entre nuestros países, explotó las grandes diferencias en el seno de nuestras sociedades.
"Las naciones de América Latina han sufrido olas de inflación y crisis económica mientras otras partes del mundo se desarrollaban. A pesar de las emigraciones, el número de los que padecían pobreza extrema se elevaba, y también el número de niños obligados a pedir limosnas en las grandes urbes", señala.
Según algunos autores, Fidel Castro ha pasado alrededor de 60 años estudiando el conflicto colombiano, y su libro sobre este tema es un resumen logrado en más de 400 horas de intenso trabajo.
Desde las conspiraciones de Estados Unidos contra Cuba en la OEA y las dos Declaraciones de La Habana hasta las conversaciones de paz de San Vicente del Caguán, el estudio de Fidel saca a la luz sitios y circunstancias aparentemente conocidos, pero que adquieren un nuevo significado con la luz de un analista político de la talla del Líder revolucionario, además del testimonio de personalidades como el cronista de El Bogotazo, Arturo Alape, el dirigente comunista Jacobo Arenas, el legendario jefe guerrillero Manuel Marulanda o el ex Presidente, Andrés Pastrana.
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Como resultado de su estudio y participación directa en el proceso de paz del sudamericano país, Fidel muestra una mirada diferente sobre la guerrilla más antigua y el conflicto más largo y violento de América Latina, cuya lectura ya no es de un hecho maldito, porque él muestra sus antecedentes y precedentes, sus causas y consecuencias, desde su perspectiva de jefe guerrillero y estudioso de la historia del continente.
En alguna ocasión Fidel discrepó con Manuel Marulanda, entonces jefe de las FARC, por el ritmo que asignaba al proceso revolucionario de Colombia, su idea de guerra excesivamente prolongada. Su concepción de crear primero un ejército de más de 30 000 hombres, y desde el punto de vista del Líder cubano, no era correcta ni financiable para el propósito de derrotar a las fuerzas adversarias de tierra en una guerra irregular.
"Es conocida mi oposición a cargar con los prisioneros de guerra, a aplicar políticas que los humillen o someterlos a las durísimas condiciones de la selva. De ese modo nunca rendirían las armas, aunque el combate estuviera perdido. Tampoco estaba de acuerdo con la captura y retención de civiles ajenos a la guerra.