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Más de tres décadas después de ver la luz, Fidel y la religión es un libro que puede ayudar a recuperar el vigor revolucionario, sostuvo su autor, el destacado intelectual brasileño Frei Betto.

 

El teólogo de la liberación presentó la víspera en la 32 Feria del Libro de Brasilia una nueva edición del texto, resultado de 23 horas de conversación sostenidas en 1985 con el líder histórico de la Revolución cubana, quien -dijo- fue el primer líder comunista en el poder en hablar positivamente de la religión.

 

Recordó que cuando se presentó por primera vez el volumen en Santiago de Cuba "aquello fue una locura; tenía una fila de 10 mil personas esperando porque se lo firmara", y comentó enseguida que también en los entonces países socialistas alcanzó un gran impacto.

 

Refiriéndose a la flamante edición, señaló que esta tiene como novedades un nuevo prólogo, la ampliación de algunas notas que permiten actualizar el contenido y una foto de Fidel Castro obsequiándole un ejemplar del libro al papa Francisco en su primer viaje a Cuba.

 

Previo a la presentación, Frei Betto hizo un análisis del que consideró un momento crucial en la historia de Brasil, cuando se produjo un golpe (contra la presidenta constitucional Dilma Rousseff) y la nación no reaccionó con la fuerza suficiente para evitarlo, valoró.

 

En sus primeras palabras, el también investigador y educador popular aludió a un proyecto de ley en discusión en el Senado que propugna las "escuelas sin partido" y cuyo propósito final es que las futuras generaciones crezcan sin la formación de una conciencia crítica.

 

En ese sentido, exaltó el papel que pudiera jugar la literatura como antídoto para contrarrestar "la hipnosis consumista" promovida por la televisión e internet, donde los adolescentes y jóvenes "no están navegando, sino naufragando y perdiendo un tiempo de vida que no vuelve".

 

Frei Betto criticó por otra parte que en los últimos 13 años no hubo en Brasil un trabajo intenso de politización de la ciudadanía, sino que se creó una nación consumista, e instó a reforzar los movimientos sociales, sin lo cual -advirtió- enfrentaremos un retroceso brutal.

 

Las perspectivas son malas si no actuamos y no volvemos al trabajo de base, de concientización y movilización; si no recuperamos la práctica de los años Â�80 de formar militantes políticos y de utilizar la literatura como un arma altamente subversiva, afirmó.

 

Por último, manifestó que la cuestión de la esperanza es fundamental "y para eso necesitamos rescatar la memoria nacional" de este país, que fue construido con mucha sangre, sudor y lágrimas, enfatizó.