Hoy se cumple un nuevo aniversario, el 65º, del triunfo de la Revolución Cubana. Punto de partida de una epopeya histórica de un país que ha resistido con heroísmo, y pagando por ello un inmenso costo, la más prolongada agresión que jamás haya cometido un gran imperio sobre cualquier pueblo que haya tenido la osadía de resistirse a sus afanes de dominio. Ninguno, absolutamente ninguno, comenzando por los imperios prehistóricos: el imperio egipcio, alrededor del 3.000 A. C., siguiendo por el imperio acadio que conquistó gran parte de Mesopotamia unos 2.400 años a.C; los imperios Shang y Zhou, ambos en China entre 1500 y 770 a. C.; el imperio romano, el imperio persa alrededor de 500 años a.C: el de Alejandro Magno, siglo V a.C. ; el gigantesco imperio mongol de los siglos XIII y XIV de nuestra era; diversos imperios dinásticos de la China, los múltiples califatos y sultanatos del mundo islámico, el imperio
Otomano; los imperios español, portugués, francés y ruso; y el imperio británico, el más extenso de toda la historia universal, ninguno, repito, absolutamente ninguno de estos imperios se ensañó con tanta brutalidad y durante tanto tiempo acosando a un pueblo que se alzara contra sus designios como lo viene haciendo el imperio estadounidense desde el mismo momento en que triunfa el Movimiento 26 de Julio en Cuba. Ningún pueblo, acosado por los imperios arriba mencionados, fue víctima de un bloqueo integral -que se pretende ocultar bajo un aséptico vocablo: embargo- como el que ha padecido Cuba, agravado con perversa malevolencia durante el transcurso de la pandemia del Covid-19. Cuba ha resistido a pie firme una atroz agresión a la cual no fue sometido ningún otro país en el mundo. ¡Honor eterno a ese pueblo y a sus líderes históricos, Martí y Fidel!
Suficiente como registro histórico. Permítaseme terminar esta nota con un recuerdo personal sobre este día, el día del triunfo del Movimiento 26 de Julio, extraído de mis memorias reconstruidas “a cuatro manos” en el libro que cito a pie de página.
“Antes de su victoria el 1º de enero de 1959 en la Argentina se sabía muy poco del 26 de Julio; lo que llegaba eran los reflejos parciales de la entrevista que Herbert Matthews le había hecho a Fidel en Sierra Maestra para el New York Times. Lo que se divulgaba era la imagen casi te diría idílica de un héroe popular en lucha contra un dictador infame, torturador, corrupto y que la prensa argentina asimilaba impúdicamente a Perón. De todos modos los diarios no informaban demasiado porque desconfiaban de aquellos barbudos armados luchando en la sierra. La derecha es muy sabia y tiene buenos reflejos, aprendidos por su larga historia ¿te das cuenta? En todo caso, los dos principales diarios de la época hablaban poco o nada de la guerrilla del 26 de julio, si bien algunas noticias aparecieron antes del triunfo de la revolución. Bien, ¿cómo me entero yo de esa victoria histórica? Estaba vacacionando con mis padres en Mar del Plata, donde habíamos llegado poco después de Navidad. No alojamos en un hotel típico de clase media que a la hora del almuerzo y la cena sintonizaban un programa de radio (hoy lo hacen con la TV) y con altoparlantes se lo hacían escuchar a todos los comensales. Habitualmente emitían programas musicales pero tenían noticieros cada hora. Me acuerdo como si fuera hoy que estábamos almorzando y de sopetón se interrumpió la transmisión con un anuncio de un locutor que, a los gritos, decía: “cable de último momento, cable de último momento: el dictador Fulgencio Batista acaba de huir de Cuba y el Movimiento 26 de Julio gobierna en toda la isla”. ¿Sabés lo que me sorprendió? Que los que estaban en ese salón reaccionaron todos como si hubieran sido movidos por un resorte (había como 80 o 90 personas) y se hubieran puesto de pie al unísono al grito de “¡Viva Fidel, viva Cuba, viva la Revolución Cubana!” y proponiendo interminables brindis por Fidel y sus muchachos. Yo en ese momento tenía poco más de 15 años y quedé shockeado por el espectáculo. No era un tema que se hablara en casa. Pero quedé impresionado por la reacción de la gente, fue para mí un recuerdo imborrable. Así me enteré del triunfo de la Revolución Cubana.”
(Tomado de Atilio A. Boron y Alexia Massholder, A Contramano. Una biografía dialogada (Ediciones Akal. 2023) pp. 78-79. (Hay una edición venezolana publicada ese mismo año por la casa editorial Monte Ávila)