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Conocidos con más detalle los engorrosos trámites de reporte de las votaciones en las mesas, con formularios que deben ser llenados por triplicado, surge entre algunos ciudadanos la inquietud acerca del porqué no se usan sistemas de cómputo para esto, sabiendo que ya existe la suficiente tecnología para esto.

Baste un ejemplo, usted va al supermercado y con un lector de código de barras, le van sumando hasta obtener un total de cobro y con esta información, las multinacionales, saben cuándo y cuánto compró, cuáles son sus preferencias y muchas cosas más; aunque en las elecciones se manejan más datos y no es tan simple, sí es posible tener programas que faciliten la labor.

La charla de los ciudadanos en mención, se cierra en que los programas se prestan para el fraude. Aunque la realidad muestra que los reportes en papel, también lo facilitan. Pero, mucho más que un comentario, que se ocurre en cualquier calle del país, a partir de él se abren bastantes interrogantes.

Lo anterior quiere decir, entonces, que el procedimiento electoral de la registraduría no es confiable, como tampoco, los funcionarios de esta institución. Y si no lo son, hay que preguntarse por qué ocurre esto, cuáles son las intenciones, a quienes favorecen los fraudes y por qué.

También, esto implica que el que se hace elegir mediante el fraude electoral, no busca ser escogido para gobernar con virtudes. Todo lo contrario. Así, la ilegalidad, el robo y la trampa, son los mensajes que se le mandan al conjunto de la sociedad y que se riega por todos los ámbitos, como el modelo a seguir. Y lo peor aún, no quieren ni dejan que esto cambie; es decir, hay un claro desprecio por lo legal, lo justo y lo correcto.

Con razón, el profesor Héctor Abad Gómez, en su Manual de tolerancia, dice que “la política atrae a los mejores y a los peores hombres”, faltaría aclarar que hace referencia al género humano, porque para las mujeres también es válido. Parece que la guerra la van ganando los malos. Un proceso electoral manipulado, no es democrático. Entonces, es pertinente que las sociedades traten de elegir gobernantes virtuosos.

Paradójicamente, cuando los representantes de la derecha resultan elegidos mediante cualquier mecanismo justo o delictivo, no se dice nada; pero cuando las mayorías votan por una propuesta diferente a la de ellos, llaman a cerrar filas en la supuesta defensa de la democracia; y no convocan de cualquier forma, consideran válidas todo tipo de acciones violentas, que han incluido hasta los asesinatos, algo que ha sido tan común en la política colombiana, desde tiempos que se pierden en la historia.

Para la derecha la democracia no es la expresión de millones de votantes, sino que lo son 6402 asesinatos, las masacres con “sentido social”, el constreñimiento a los electores, el fraude electoral, la corrupción con contratos amañados y desvío de recursos, el clientelismo, las descaradas burocracias, el nepotismo, el tráfico de influencias.

Aquellos que se introducen en los movimientos alternativos para desarrollar las mismas prácticas repudiables, serán barridos por el desarrollo de los acontecimientos que sean impulsados por la democracia popular, tal como se vislumbra en despertar global hacia lo humano.

Los gobiernos cuya propuesta es matar personas, están siendo rechazados en todas las partes del mundo. Aquellos que se soportan en regímenes abusivos seguirán chocando con las barreras de la libertad de los seres humanos, que cada día entienden con mayor claridad el derecho a una vida digna.