Los migrantes le expresaron al Defensor del Pueblo colombiano las dificultades en Necoclí y las que han vivido desde que llegaron a Colombia.
Una semana después que las autoridades de Necoclí, departamento de Antioquia, declarán el estado de calamidad por la crisis migratoria, el Defensor del Pueblo de Colombia, Carlos Camargo, llegó el jueves a la localidad en un intento de atender la situación que viven los cerca de los 15.000 migrantes varados en este municipio.
El funcionario instaló una mesa de trabajo junto a autoridades civiles, militares y de Policía, y con representantes de la población migrante que se encuentran varados en la localidad del caribe colombiano.
Durante su visita el Defensor del Pueblo solicitó a la Armada de Colombia reforzar la vigilancia y control en las embarcaciones que transportan a los migrantes, particularmente en las horas de la noche para evitar situaciones de riesgo.
Carlos Camargo indicó que funcionarios de su oficina permanecerán en Necoclí para atender y vigilar las medidas tomadas por las autoridades locales para garantizar los derechos de los migrantes.
Al establecer contacto con algunos de los migrantes, estos le expresaron no solo las dificultades en Necoclí, sino también las que han vivido desde que llegaron a Colombia.
Durante el encuentro, los migrantes denunciaron mafias que les cobran hasta 300 dólares para pasar la frontera colombiana, a lo cual acceden por la necesidad de continuar su tránsito hacia el norte del continente.
La pasada semana el director de Gestión de Riesgo del municipio de Necoclí, anunció que la Alcaldía declaró la calamidad pública por la concentración de miles de migrantes, en su mayoría provenientes de Haití, que pretenden pasar hacia Panamá y no han podido hacerlo por falta de lanchas.
Ante el arribo masivo de migrantes, las autoridades de Necoclí aseguraron que la medida se tomó al ser desbordada la capacidad hotelera, además de presentar fallas en el suministro de agua y un aumento considerable en la generación de desechos sólidos.
El alcalde detalló que el municipio cuenta con aproximadamente 22.000 habitantes y ahora con los migrantes su población aumentó casi un 40 por ciento, lo que dificulta el acceso a servicios como el agua potable, la alimentación y salud.
La subregión del Urabá antioqueño es una zona que sirve de paso para los migrantes que atraviesan la selva chocoana y de Centroamérica hasta poder llegar a Estados Unidos.