Desde el concierto de Guiado en Cúcuta, patrocinado por el gobierno ultraderechista de Iván Duque y rigurosamente protegido por las bandas paramilitares de los Rastrojos, hasta los recientes acontecimientos de violencia registrados en los últimos días en la frontera colombo venezolana de Arauca/Apure, la cinta binacional de más de 2200 kilómetros ha sido convertida en un campo de agresión multidimensional orquestada por el Comando sur de los Estados Unidos y el establecimiento oligárquico colombiano para sofocar y destruir la revolución bolivariana y el gobierno constitucional y legitimo del Presidente Nicolás Maduro, mediante las nuevas generaciones bélicas presentadas como guerras asimétricas o guerras de cuarta generación .
La potencia imperial ha utilizado recursos económicos, financieros, bélicos, mediáticos, diplomáticos y políticos para concretar sus objetivos geopolíticos en Venezuela, cometido en el cual ha instrumentalizado los gobiernos reaccionarios de Bogotá que no son más que descaradas fichas de la conspiración y el sabotaje contra los avances y transformaciones del gobierno socialista bolivariano.
Las movidas y eventos de agresión se suceden día a día acudiendo a la mentira y manipulación mediática para distorsionar los avances humanistas de Venezuela, al sabotaje financiero, a la infiltración de bandas paramilitares, al desplazamiento de contingentes militares a puntos estratégicos de la frontera, a la penetración de grupos de inteligencia, al patrocinio de operaciones terroristas para asesinar a los líderes del gobierno nacional venezolano, al soborno de militares, al saqueo de información estratégica y a la financiación de los conocidos francotiradores de la oposición ultraderechista escuálida.
El más reciente acontecimiento de esta cadena contrarrevolucionaria lo conforman varios eventos de violencia en el Estado de Apure en que la Fuerza Armada Nacional Bolivariana debió actuar contra bandas del narcotráfico instrumentalizadas por la Cía. y los servicios de inteligencia del Ejército colombiano para exacerbar unas conflictividades funcionales a los planes golpistas e intervencionistas de los gobiernos de Biden y Duque.
Con el oportunismo que les suele caracterizar, la burocracia de la Casa de Nariño y del Ministerio de Defensa, al frente del cual está un reconocido traficante de armas y mercachifle de la seudo empresa bogotana, está utilizando el impacto de los enfrentamientos y el desplazamiento de población, para mediante la cortina de una operación humanitaria organizar un amplio dispositivo militar encadenado a las otras infraestructuras bélicas asentadas desde la Guajira hasta la amazonia listas para la agresión y el golpe contra Venezuela.
El demencial y grotesco Ministro de Defensa de Duque, Diego Molano, junto a reconocidos generales comprometidos en los miles de falsos positivos (6700 o 10 mil) denunciados recientemente por la JEP, es el caso del general Mauricio José Zabala de la octava división del Ejército, han anunciado con bombos y platillos que se ampliara y reforzara en Arauca el Plan Muralla- frontera segura regulada, que implica el incremento de 2000 militares para un total de 9000 unidades de combate, organizados en un Escuadrón Adelantado de Observación Fronteriza; se dispondrá de un pelotón de fuerzas especiales urbanas, 29 pelotones (1.000 soldados en junio), 30 pelotones más (1.000 soldados en octubre) y la presencia de 130 infantes de Marina y 7 botes de guerra, para incrementar la amenaza fluvial Arauca con más hombres de Infantería de Marina, quienes cubrirán todos los frentes y garantizarán el control geográfico en la región con miras en los territorios de Apure.
A estas decisiones se debe agregar la orden de compra de 26 aviones F12 Block 70 por un valor de 4500 millones de dólares y de radares de mayor capacidad, incorporados en el proyecto, que también incluye el incremento de las capacidades de vigilancia y dos aeronaves de alerta temprana que cubrirán todo el espacio aéreo nacional.
Este paso del gobierno de Duque en momentos en que Colombia vive una de sus peores crisis económica, social y sanitaria es rechazado y denunciado por amplios sectores de la sociedad colombiana que lo interpretan como una escalada de presión e intimidación para reforzar los poderes de la ultraderecha uribista que controla el gobierno y los principales centros de poder del Estado.
Por supuesto que Venezuela seguirá adelante en la defensa de su soberanía con la participación mayoritaria de su pueblo dispuesto a superar las adversidades provocadas por la agresión global de las potencias imperiales.
Nepomuceno Marín