Aviso

 

No es de extrañar que la ultraderecha colombiana, los señores de la muerte y de la guerra, se hayan valido de todas las artimañas rufianescas para sabotear el proceso de paz.  Desde que se entablaron las conversaciones entre el gobierno de Juan Manuel Santos y la insurgencia de las Farc en el año 2012, le han llovido rayos y centellas a dicho proceso, por parte de los buitres apocalípticos que se nutren de la guerra en Colombia.

El hallazgo divulgado por el diario El Espectador, donde se escuchan unos audios con imitaciones de voces de algunos voceros de la negociación como Jesús Santrich, Iván Márquez, el vicepresidente Óscar Naranjo, tendieron una trampa para desprestigiar el Tratado Internacional de Paz, al quererlos vincular con carteles de la droga mejicanos.

Pero lo más grotesco de todo este andamiaje criminal es que el ente de acusaciones e investigaciones como la Fiscalía  General de la Nación al mando de Néstor Humberto Martínez Neira con la complicidad de la DEA, urdieron todo  un plan macabro para sepultar el Acuerdo de Paz, haciendo entrega controlada de cinco kilos de cocaína con la participación de agentes encubiertos de la DEA a los negociadores de las Farc, y así generar toda una matriz de opinión,  tendientes a vincularlos con el negocio del narcotráfico después de la firma del proceso de Paz,  y  justificar la extradición de Jesús Santrich e Iván Márquez a los Estados Unidos.

“La ira del señor Néstor Humberto Martínez proviene de dos hechos: el primero es que quedó en evidencia cómo se urdió el montaje para acabar con el proceso de paz, y el segundo, que no se pudo, con ese y otros montajes, acabar con ese proceso. Fracasó como enemigo de la paz”, señaló Iván Cepeda, miembro de la comisión de Paz del Senado de la República.

Lo que se ve reflejado a la luz pública, es que no era contra los ex negociadores de las Farc; era contra el Acuerdo de Paz.

Los señores de la guerra recurren peligrosamente a sabotajes, incitaciones al seno de las instituciones del Estado e intentos de deslegitimación y desprestigio del avance del Acuerdo de paz, incumpliendo su implementación, quitándole recursos y atacando la Justicia Transicional al señalar de criminal a la JEP y a la Comisión de la Verdad, para que el país y la comunidad internacional no se enteren de los crímenes cometidos por quienes representan al corrupto poder colombiano.

La mentira, el engaño, la trampa, las amenazas, los asesinatos, interceptaciones ilegales, intimidaciones, abuso del poder, entre otros,  hacen que estemos de frente a la Hidra del panóptico y oscuro personaje Álvaro Uribe Vélez; que en últimas y sin dilaciones está detrás de estos actos mafiosos contra la anhelada paz de los colombianos.

Indiscutiblemente, estamos frente al caso más hampón que se conozca en la historia del país, orquestado por una guarida de delincuentes que actúan en nombre de la Democracia a los cuales les tenemos que decir respetadísimos doctores. Los falsos positivos, las interceptaciones y asesinatos de líderes de oposición, desde el antiguo DAS,  las masacres, desapariciones, falsos   montajes judiciales, contra los defensores de la paz, son y seguirán siendo la constante de  los esbirros delincuentes vestidos de frac; estos que  a su vez se pavonean en los salones del sanedrín de la purísima estirpe logia ultraconservadora, los mismos que han teñido de sangre la institucionalidad colombiana en los último setenta años.

Aquí viene a colación una pregunta  de Franz Kafka  “¿Cómo se puede evitar, dado lo absurdo de todo el procedimiento, la corrupción general del cuerpo de funcionarios?” En este caso ¿Cómo fue que un ente gubernamental avaló este absurdo caso, para destruir el Acuerdo de Paz?

Volvemos a citar a Kafka: “Por favor, no pregunte nombres, pero rectifique su error, no sea tan inflexible. No hay defensa posible contra esta judicatura, hay que confesar. Haga la confesión en la próxima oportunidad que se le presente”.

En este caso de montaje judicial rufianesco y gansteril , orquestado desde la  Fiscalía General de la Nación de Martínez Neira, el mismo del escándalo de cianuro y de Odebrecht; les debemos preguntar e los ex negociadores  de las Farc, Jesús Santrich e Iván Márquez ¿Volverían a comparecer en otra oportunidad que se les presente? Ummm.  No creemos.