La crisis de los productores agrícolas colombianos vive un nuevo capítulo ahora que cientos de campesinos de Boyacá (150 km al noreste de la capital dle país, Bogotá) cultivadores de papa están vendiendo los bultos del producto en plena carretera ante el bajo precio de la misma y la desprotección estatal.
La escena de los cultivadores con cartones y banderas rojas ondeando mientras muestran los sacos de papa exhibidos sobre la vía es una realidad tangible de los paisajes de Cundinamarca y revelan la falta de compradores y del bajo precio de la papa, con cientos de familias que dejan sus fincas abandonadas y migran a la ciudad porque su producto no es rentable y las deudas solo aumentan.
Los campesinos, además de vender las papas en la vía, exponen cuáles son los factores que los han llevado a una crisis, la cual se agudiza con el pasar de los días.
Uno de ellos es la sobreoferta relativa del producto, unido a los incrementos de la importanción de papa precocida, todo lo cual influyó en una caída en los precios muy fuerte, que provoca la ruina de los campesinos.
Los voceros campesinos se muestran preocupados por la migración de las familias campesinas a las ciudades en busca de mejores oportunidades, pues, en esa realidad, la cual ocurre de manera cotidiana hace que dejen su parcela abandonada por la falta de rentabilidad.
Los campesinos han hecho varias peticiones al Gobierno Nacional, las cuales, de acuerdo al portavoz campesino Luis Alejandro, comenzarán una etapa de implementación de ayudas para la comercialización este mes de noviembre; sin embargo reclaman que "es un buen aporte pero no es suficiente".
Como alternativa, los campesinos le plantean al Gobierno Nacional medidas de choque que permitan manejar las deudas de los que ya tenían créditos y segundo, financiar a todo el mundo, a través de un fondo de solidaridad.
El problema de la tierra formó parte de los acuerdos entre el Estado colombiano y la guerrilla de las Farc-EP, cuya solución pasaba, entre otros factores por ofrecer más ayudas al campo.