Muchas voces exigen quitar el mal Gobierno, al que unos llaman despelote y otros le dicen régimen del “todo vale”, que hegemoniza los poderes económicos, financieros y estatales, al que algunos Magistrados se le oponen y la lucha de la sociedad busca cambiar de raíz.
En los 2 años que lleva este Gobierno recrudecieron la matanza de líderes sociales y ex combatientes, volvió el apogeo de las masacres como parte del plan sistemático para arrasar a los que protestan y se le oponen al régimen. Y la semana pasada emprendieron las agresiones contra destacados dirigentes políticos de izquierda, con el asesinato del historiador Campo Elías Galindo y el atentado a la ex Senadora Piedad Córdoba.
Corren ríos de sangre y de corrupción porque las mafias se imponen con la Ley Metálica, de plata y plomo, que equivale a “se deja comprar o se muere”, poder del inframundo que crece a la sombra del sistema imperante, pero que en Colombia lo que queda de institucionalidad estatal está subordinada a este poder mafioso, que convirtió al país en una narco República.
Para resolver la crisis nacional crecen las luchas contra la depredación y la corrupción, por desarrollar una alternativa a la fallida Guerra contra las drogas y por dejar de ser vasallos de la plutocracia estadounidense; movilización que busca la democratización del país, en armonía con la lucha revolucionaria para avanzar en el Proceso de Paz que traiga profundos cambios estructurales, comenzando por sacar la violencia de la política.
La sublevación y lucha juvenil que sacude a Colombia hace parte de la globalización de las luchas de los pueblos contra la amenaza de extinción que enfrenta el Planeta y la humanidad, que repudia las Guerras imperialistas y el capitalismo como sistema que se lucra al hacer crecer las desigualdades sociales.
El destino común que tengamos como nación está vinculado al avance de las luchas del pueblo colombiano, tal como lo expresó el historiador Howard Zinn:
«Sería ingenuo depender de la Corte Suprema para defender los derechos de los pobres, las mujeres, los negros y los disidentes de todo tipo. Los derechos solo cobran vida cuando los ciudadanos se organizan, protestan, se manifiestan, hacen huelga, boicotean, se rebelan y violan la ley para defender la justicia».
Por decir esto es que asesinan a los historiadores.