La soberanía alimentaria es un derecho de los pueblos. En Colombia, los procesos de producción de la panela son conocimientos ancestrales que se han transmitido, generación tras generación, en las comunidades campesinas y que han aportado a su economía. El intento de patente de la producción de panela por parte de la empresa Riopaila constituye un atropello contra las familias campesinas y una usurpación de saberes.
Por Coordinador Nacional Agrario -CNA-*. Los ricos del mundo usan el robo y la guerra para ampliar su poder económico y político en los territorios y contra los pueblos. Ahora, se suma a esta práctica histórica el control de los bienes comunes y del conocimiento construido por las comunidades durante generaciones, bajo leyes y términos que maquillan la cruda realidad.
¿Usted toma aguapanela? ¿le gusta con limón o con jengibre? Pues esta bebida tradicional en nuestro país está en el blanco de uno de los ingenieros accionistas de Riopaila –cuñado de la senadora del Centro Democrático María Fernanda Cabal–, quien pretende patentar un proceso productivo similar al de la panela. Esta situación pone en riesgo a las 350.000 familias paneleras y a las 1.700.000 personas que se benefician de un empleo en la preparación de la panela.
Esta iniciativa constituye una competencia desleal dado que se apropia de conocimientos ancestrales para acumular mayores ganancias. Además, Riopaila tendría el monopolio del azúcar y sus derivados, como la miel, los endulzantes, el alcohol y alcohol carburante, lo cual precariza aún más las economías campesinas y las formas de sustento de estas comunidades. Esta patente implicaría una estandarización del proceso productivo lo que se traduce en una especie de impuesto que las comunidades paneleras pagarían al dueño de la patente, por implementar procesos que han realizado durante generaciones.
Ahora, la industria azucarera está de capa caída en la economía mundial por las denuncias y críticas que caen sobre el azúcar por sus relaciones directas con enfermedades como obesidad y diabetes; por lo que esta patente sería el reencauche de esta industria que enferma y mata lentamente a las personas, con la apertura de “nuevos mercados” en claro empobrecimiento de quienes llevan generaciones haciendo la sobremesa de nuestros desayunos.
Algunos datos que rodean la panela y tal vez no sabíamos: En 25 departamentos del país se produce este endulzante, con influencia directa en las economías municipales de manera positiva, gracias a la panela se mueven 3.5 billones de pesos al año y gracias a que se produce en los municipios contribuye a que sea muy bajo la emisión de carbono cuando se transportan las pacas de panela al pueblo. Además, la panela está enraizada en los barrios y veredas cuyo estrato no sube de dos, siendo un símbolo y parte esencial de la alimentación de los sectores populares.
Junto a esto, nos provee de energía para nuestras actividades diarias, contiene Calcio, Fósforo, Magnesio, Vitaminas A, B, C, D y E, sin olvidar que ayuda a reducir los niveles de glucosa en la sangre.
Gracias a los españoles invasores se siembra la caña en Nuestra América, pues esta planta fue traída del Asia. Obviamente este dato no está dirigido a elogiar la invasión española al territorio, pero con el paso de los siglos reapropiamos la caña de azúcar y la panela bajo la perspectiva del pueblo campesino para defenderla del robo descarado que el sector privado una vez más intenta hacer al patrimonio de los pueblos.
*El Coordinador Nacional Agrario -CNA- es un proceso colectivo de coordinación entre campesinos y campesinas empobrecidas, indígenas y afrocolombianos. Fue creado en 1997 con iniciativas agrarias apropiadas para el campo colombiano.