El 13 de junio de 2020 en el periódico El Espectador, el ministro de Vivienda, Ciudad y Territorio, Jonathan Malagón, de 33 años, economista de la Universidad Nacional de Colombia, administrador de empresas del London School of Economics, magíster de la Universidad de Columbia y Ph.D. en Economía de Tilburg University[1], publicó una columna titulada “La hipoteca inversa y la libertad de elegir”.
El ministro Malagón (2020) inicia su artículo anunciando “(…) la habilitación de la hipoteca inversa en Colombia, un instrumento que convierte a la vivienda en un poderoso mecanismo de aseguramiento en la vejez. Además de ofrecer refugio, queremos que la vivienda tenga una funcionalidad adicional: la generación de un ingreso complementario para que la población mayor pueda vivir mejor, pueda aumentar su calidad de vida”.
La vivienda como una mercancía y no como un derecho salta a la vista en este proyecto, la vivienda ya no cumple su “función social de provisión de un lugar para vivir en
condiciones de seguridad y dignidad”, ahora, la misma administración lo vuelve una garantía en beneficio de los bancos. El banco a cambio de darle una cantidad ínfima de dinero a la persona, se vuelve la dueña de esa vivienda y ni la familia de la persona o el Estado va a volver a saber de esa casa.
Este fenómeno de ver la vivienda como una mercancía y no un derecho, es lo que expertos llaman “financiarización de la vivienda”, que se refiere a: “(…) los cambios estructurales en los mercados de la vivienda y financieros y en la inversión mundial que han dado lugar a que la vivienda se considere una mercancía, una forma de acumulación de riqueza y a menudo una garantía de los instrumentos financieros que se comercializan y venden en los mercados mundiales” (Farha, 2017, p. 4).
En el libro La vivienda, entre el derecho y la Mercancía. Múltiples formas de propiedad de América Latina, en un aparte sintetiza la visión de los bancos respecto de las viviendas de las mayorías pobres: “La experiencia enseña otra cosa. Nos enseña que, como sostiene un antiguo dicho, los bancos, que son quienes disponen quién tendrá crédito y quién no, en el mundo capitalista, solo prestan dinero a quienes ya lo tienen. No se trata de que usted tenga garantías o no: usted no es elegible, simplemente porque es pobre, y no hay pobres miembros de este club. Porque desconfiamos de ellos y no nos sirven sus modestas necesidades y sus engorrosas operacioncitas. Y si finalmente tenemos compasión y les damos el crédito, solo será para quedarnos con sus garantías” (Nahoum et al, 2014, p.14).
Esta concepción de la vivienda como mercancía es nociva para la garantía del derecho porque al igual que la salud y la educación. El Estado dejó en manos de entidades financieras, interesadas solamente en la acumulación de riqueza la construcción y provisión de las casas para las familias colombianas.
La habilitación de la hipoteca inversa contraría la misión del Ministerio de Vivienda, que consiste en “disminuir el déficit de vivienda urbana del país”[2]. Y desconoce que el Estado siempre debe tener un enfoque en derechos humanos al momento de la implementación de políticas públicas, porque es el garante de los derechos de las personas.
Al respecto, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (2018) ha dicho que: “(…) los principios y normas del derecho internacional de los derechos humanos funcionan como lineamientos o pautas para la intervención de los Estados en los procesos de identificación y definición de problemas, en el diseño, en la implementación y en la evaluación de políticas públicas” (párr.43).
La Observación No. 4 sobre el derecho a una vivienda adecuada del Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales (1991), en uno de sus apartes explicó que, “los Estados Partes deben otorgar la debida prioridad a los grupos sociales que viven en condiciones desfavorables concediéndoles una atención especial. Las políticas y la legislación, en consecuencia, no deben ser destinadas a beneficiar a los grupos sociales ya aventajados a expensas de los demás” (párr.11).
¿Quién se beneficia con la hipoteca inversa, los mayores de 65 años y sus familias, o los bancos que van a adquirir otra vivienda más para aumentar sus ganancias?
El Ministerio de Vivienda que debería velar por garantizar el derecho a la vivienda de los colombianos, le está entregando en bandeja de plata a los bancos, las casas de miles de abuelos, que muchas veces son su único orgullo porque las construyeron con sus propias manos o que son producto de décadas, incluso generaciones de personas que trabajaron para pagar créditos hipotecarios.
Malagón (2020), argumenta que la hipoteca inversa “es una reivindicación a la libertad de elegir”, y que, con la ayuda de los bancos, simplemente les está dando otra opción de qué hacer con sus casas a las personas de la tercera edad.
Pero, ¿Será reivindicación de la libertad la decisión de ceder su casa a un banco, cuando todos los días se levantan preguntándose qué hacer para no morir de hambre por no tener una pensión o alguna forma para su sustento diario?
Las casas de las personas NO son una mercancía o una garantía, no se debe seguir el juego a las entidades financieras que ven en los hogares de las personas, otra forma de aumentar su capital.
La vivienda como el “derecho a vivir en seguridad, paz y dignidad en alguna parte”, debería constituir el eje central de las políticas del ministerio de vivienda, la vivienda como derecho fundamental debería estar incluida en los planes de gobierno de los alcaldes y gobernadores electos en el país. Ha llegado la hora de reivindicar la VIVIENDA como un derecho fundamental de cobertura universal.
Referencias
Malagón, J. (14 de junio de 2020). La hipoteca inversa y la libertad de elegir. El Espectador
Nahoum, B., Arébalo, M., Bazoberry, G., Blanco, C., Côrrea do Lago, L., Estrada, L., Fernandez Wagner, R., Florian, A., Franco, J., García Miranda, K., García Quispe, R. and Gónzalez, G., 2014. LA VIVIENDA, ENTRE EL DERECHO Y LA MERCANCIA. Múltiples Formas De Propiedad De América Latina. 1st ed. Montevideo, Uruguay: Ediciones Trilce.
[1] Presidencia de la República. Jonathan Malagón Ministerio de vivienda, ciudad y territorio
[2] Ministerio de vivienda. Misión y Visión
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