Coviandes y el Ministerio de Transporte aseguran que la vía Bogotá Villavicencio estará cerrada por lo menos durante tres meses, tiempo en el que esperan estabilizar el talud de la zona cercana al municipio cundinamarquez de Guayabetal.
En extensos artículos y con gran cobertura mediática se habla de las pérdidas de los dueños de las aceiteras de palma (sí, esos que tienen inundado el Meta, y están relacionados con la deforestación y el paramilitarismo en otras partes del país), las arroceras, cañeras, los productores de cerdo (como La Fazenda que viene envenenando territorios en Puerto Gaitán y donde Álvaro Uribe tiene inversiones), la producción bovina, maicera y de frutas. La mayoría de estos negocios, de los ricos. No porque las clases populares no se vean afectadas, pero a los medios no les interesa el
campesino que saca yuca o plátano y aún menos la persona que luego de meses de espera consigue una cita en la ciudad capital y ahora debe pasar más horas en un transporte y pagar más.
Los medios de comunicación responsabilizan a la geología, hidrología o la deforestación de la cordillera oriental de los hechos que rodean el cierre de esta importante vía, que tiene menos de 100 kilómetros y une la ciudad de Villavicencio con Bogotá. Pocos se han atrevido a ampliar la visión sobre las causas y más bien se centran en los perjuicios que genera su cierre. De las causas han llegado a mencionar que pueden verse influenciadas por la construcción de una vía que bordea uno de los cerros cercanos a Guayabetal o los galpones con 600.000 pollos en lo alto de la montaña (sí, hasta allá trepa el agronegocio). Solo en algunos artículos y de medios no tan masivos se nombra a la concesionaria y aún en menos a su dueño Luis Carlos Sarmiento Angulo.
Las responsabilidades son lanzadas de un lado a otro, Coviandes dice que el contrato de concesión no fue incluida la atención de los puntos críticos y la inestabilidad de los taludes, además que el km58 fue construido por Invías razón por la cual no tienen por qué responder, mientras que el Estado poco o nada se defiende. Llaman la atención las declaraciones de la ministra de Transporte, puesto que manifestaron a Revista Semana que: “Nadie tuvo en cuenta cómo se manejaba la hidrología que cambió totalmente por la actividad que pusieron y por la carretera que hicieron que va por el borde de la montaña hasta arriba.” Corporinoquía culpa a fallas es los estudios de impacto ambiental porque no se tuvo en cuenta correctamente la falla geológica de Guayabetal, que es la tercera zona con más precipitaciones en el país ni el impacto de la construcción de un túnel en las cercanías, esto, responsabilidad de Coviandes.
Para acabar de completar, recordemos que hace un año hubo la caída del puente Chirajara que por las omisiones y problemas en los estudios técnicos y en su ejecución, fueron muertos 10 obreros. Las investigaciones al parecer no avanzan y se supone que Coviandes debe responder; sin embargo, para el mes de agosto según el Llano 7 días entregarán la concesión a Coviandina, que es otra empresa del grupo Coficolombiana del mismo sangrón Luis Carlos Sarmiento Angulo.
Históricamente esa vía ha sido concesionada. Desde el año 1994 Coviandes la ha tenido llegando a percibir recursos en los primeros años sin haber hecho ninguna obra, con la última concesión de 2015 el compromiso era entregar la construcción de 38,5 kilómetros a cambio de tener la entrada de los peajes de toda la vía en una concesión hasta 2054. Si miramos en retrospectiva la vía le ha valido a los trabajadores del país en 30 años casi 9 billones de pesos, en cien kilómetros -km- algo así como noventa mil millones de pesos por km.
El mayor beneficiado con las adhesiones presupuestales y las concesiones sobre la vía es Luis Carlos Sarmiento Angulo, un burgués colombiano, dueño del grupo Aval, el periódico El Tiempo, hoteles Estelar, Inversiones agroindustriales en el llano, la empresa Mineros S.A (con investigaciones por paramilitarismo), Promigás, Terpel, Gas Natural y Corficolombiana. Es el hombre más rico del país con un capital acumulado de 13.400 millones de dólares a 2015 y uno de los principales banqueros del mundo.
Las vías alternas que podrían ayudar a paliar esta problemática, además de ser necesarias para los departamentos más al norte del Meta y que atraviesan Boyacá están en malas condiciones. La vía el Siga – El Secreto ha tenido pocas inversiones. La vía Sogamoso – Aguazul ha tenido pésimos manejos y en la última concesión de 70.000 millones no pavimentaron todos los puntos críticos e incluso afectaron a los trabajadores y comunidades de la zona. Ni qué decir de las vías Socha – Tame o Cubará – Pamplona, abandonadas por el Estado y donde solo la acción de las comunidades organizadas le arañan recursos para su mejoría.
El desastre de la Vía Villavicencio – Bogotá desnuda al capitalismo: tomarse los Estados por medio de partidos políticos representantes de la clase burguesa-terrateniente, privatizar los bienes y patrimonios estatales, para abrir escenarios de inversión y cuando sus negocios tienen menos rendimientos o algún tipo de dificultad destinar indemnizaciones o ayudas. Ellos nunca pierden.
Cuando hablamos de socialismo y de revolución precisamente hablamos de invertir esa realidad objetiva y material, que parásitos como Luis Carlos Sarmiento Angulo dejen de vivir a expensas del sudor de los trabajadores, de quitarle la casa o la finca a quienes no pudieron pagar el crédito, de envenenar los campos o no destinar los recursos suficientes para las obras y sean los trabajadores quienes tomen los medios de producción, las empresas y las tierras. Que los trabajadores de este país desarrollemos las obras necesarias y adecuadas para mejorar nuestras vidas. Si ellos siguen en el poder y en la propiedad de los medios de producción solo interesará el lucro.
[1] Eliécer Ariza – Luchador social, Columnista – Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.
*Opinión y responsabilidad del autor de la columna, más no de Trochando Sin Fronteras medio popular y alternativo
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