Aviso

 

En los últimos días la prensa internacional, estadounidense, española, alemana y rusa ha destapado documentos y órdenes de los altos mandos militares que profundizaban una política de exterminio físico contra las clases populares llamada “falsos positivos”. En la prensa nacional, estas noticias tuvieron repercusiones, republicaciones, análisis, controversias y discusiones sobre los documentos presentados, planteamientos sobre el gobierno, las fuerzas militares y policiales. Finalmente se destapó que la Revista Semana tenía la información sobre las órdenes para asesinar del ejército, sobre los falsos positivos y la relación del comandante en jefe del ejército de Colombia con unidades con casos comprobados de asesinatos de civiles para hacerlos pasar por guerrilleros.

Un columnista, liberal, defensor del capitalismo, las fuerzas armadas y la inversión multinacional en el país, Daniel Coronel, en su columna semanal denunció a Semana y fue finalmente despedido. Este escenario suscita un debate

sobre los medios nacionales, su relación con el régimen de gobierno y los favores políticos que hacen. Debate que al fin no llegó a nada, la revista sigue campante, la oligarquía del país maneja los medios a su antojo y Coronel publicó su columna semanal en el New York Times.

En la región
Más absurda y cómplice es la autocensura, económica y política que aplican la mayoría de los medios regionales, tanto virtuales como radiales en el centro oriente colombiano. De Vichada y Guainía a Bogotá y Bucaramanga, ningún medio hizo mención o relación directa de estas órdenes del ejército, que ponen en peligro la población civil. Más aún cuando es allí en Casanare, Meta, Arauca, Vichada, Norte de Santander donde más hemos sufrido el asesinato de civiles a manos de las fuerzas armadas, los bombardeos indiscriminados, las brigadas cívico militares, violaciones y torturas.

No es de extrañar, si revisamos “medios” como Prensa Libre Casanare, La Voz Del Cinaruco, El Frente, 7 días (llano o Boyacá), Guavire stéreo o El Morichal, gran parte de su “cobertura” y labor “periodística” se resume en preguntar al comandante de la unidad policial o militar más cercana cuáles fueron sus resultados semanales. Incluso llegan al descaro de publicar como noticias las notas de prensa emitidas desde los cuarteles, las brigadas o las departamentales de policía.

 

¿Cuál es el ejercicio investigativo, crítico o reflexivo de estas líneas editoriales? ¿En la libertad de prensa encuentran la excusa perfecta para, por medio de la manipulación, dar versiones del Estado como ciertas? Gran favor le hacen al establecimiento, encubriendo los crímenes de Estado, manipulado la opinión o simplemente siendo fieles a la máxima popular colombiana: por la plata baila el perro, los pesos de propaganda que pueda pagar el establecimiento postran de rodillas los medios, más a los regionales.

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