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El Plan Nacional de Desarrollo (PND) que Duque hizo aprobar en el Congreso de la República por medio de pagar con cargos burocráticos y prebendas, es una muestra más de la entrega del país a los intereses de los grandes capitales, a quienes aumentó las exenciones tributarias en su Ley de Financiamiento; mientras agrava la precarización laboral, disminuye los recursos para la salud de los colombianos, desmonta subsidios para los servicios públicos, disminuye las regalías para las regiones y da inicio a la explotación petrolera con la venenosa tecnología del Fracking.

La Reforma Tributaria que Duque llama Ley de Financiamiento acrecentó los impuestos indirectos para compensar la reducción de la carga tributaria a las empresas, con la excusa de aumentar la oferta laboral; pero “la realidad es terca” y está demostrando que el desempleo aumenta día a día, como muestran los Informes del Departamento Nacional de

Estadística (DANE), pues en enero fue de 10,8 por ciento, en febrero pasó a 11,6 por ciento y en marzo subió hasta 11,7 por ciento.

El Gobierno para resolver el déficit estructural de la Cuenta Corriente, sin disminuir la renta de los grandes capitalistas busca incentivar el mercado financiero basado en los agronegocios y en la extracción de recursos minero-energéticos.

Para sostener este despojo Duque aplica una Política de Seguridad y Defensa (PSD), donde el control territorial lo adelanta con fuerzas mixtas estatales y paraestatales, cuyas operaciones aumentan la cantidad de víctimas pertenecientes a las organizaciones sociales.

Durante este Gobierno el 81,4 por ciento de los asesinatos de líderes sociales (140 personas) han estado relacionados con conflictos agrarios por tierra, territorio y recursos naturales, según el Instituto de Estudios  para el Desarrollo y la Paz (INDEPAZ).

Especialmente grave sigue siendo el dictado de los Estados Unidos, que presiona al Gobierno de Duque a hacer a un lado los programas de sustitución voluntaria de cultivos de uso ilícito, pactados en los Acuerdos de Paz, para reemplazarlos con erradicación forzada y fumigación con Glifosato; por esta vía, incrementan en centenares de miles las familias campesinas victimizadas por la fracasada Guerra contra las drogas de los EEUU.

La arrogancia con que los EEUU presionan a las Altas Cortes colombianas -por medio de no concederles visa de ingreso a ese país-, nos devuelve al más rancio colonialismo, cuando la ley estadounidense debía ser acatada por todas las naciones de su “esfera de influencia”. Por fortuna la dignidad nacional colombiana se coloca en pie para impedir que prosperen tales presiones.

Es también un empeño estéril que Duque se siga empleando a fondo en promover el derrocamiento del Gobierno venezolano, lo que solamente sirve a los planes intervencionistas de los EEUU; futuro de guerra que rechaza la mayoría de la sociedad colombiana.

Uribe y Duque en la exposición de motivos que sustenta su Plan de Seguridad y Defensa se quejan de “la erosión de la cohesión social”. ¿Qué otra cosecha aspiran a recoger cuando siguen empeñados en polarizar el país, en “hacer trizas la paz”, en quedar bien con los EEUU y en gobernar para una élite de grandes capitalistas?

El legado de Uribe Vélez que arrastra el Presidente Duque lo hace moverse tras dos metas anti democráticas, como son trabajar por la confianza de los inversionistas e imponer una supuesta seguridad democrática; por esa vía no van a ganar la aceptación de las mayorías nacionales.

Duque no va a desarrollar una cohesión social alrededor de su programa de guerra, se lo acaba de recordar el Ministro de Relaciones Exteriores de Alemania Heiko Maas en su reciente visita a Colombia:

“La paz nunca debería dividir. Todos sabemos lo difícil que es lograr un acuerdo de paz y sobre todo implementarlo. Eso es lo que está pasando ahora en Colombia. Aún hay mensajes de odio que lamentablemente salen en medio de debates políticos, pero hay que continuar… la salida está en lograr apoyo de la sociedad a este proceso de paz”. Seguir conformando unas mayorías nacionales por la paz y la solución política del conflicto es la mejor herencia para las siguientes generaciones colombianas, es el mejor futuro para el país, así no coincida con los planes de Washington.

Comando Central del Ejército de Liberación Nacional de Colombia

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