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El año 2018 comenzó cargado de dinámicas políticas bastante agudas en el campo político, las elecciones parlamentarias abrieron la posibilidad a que se marcara el rumbo político y mediático en las regiones y a nivel nacional, la configuración del partido FARC, la consolidación de fuerzas como Coalición Colombia, el posicionamiento de Colombia Humana y las movidas del uribismo organizado en el Centro Democrático en medio de un constante debate por los acuerdos para la terminación del conflicto con FARC, permitieron evidenciar públicamente, y sobre todo, durante la campaña presidencial, las diversas motivaciones y proyectos políticos de la élite colombiana.

Esta disputa electoral por el botín de manejos burocráticos, recursos de paz y bicentenario permitió evidenciar qué fuerzas y actores serían determinantes del rumbo político y económico del país, generando que, al borde de segunda vuelta presidencial, empujó a diversos sectores alternativos, progresistas y de izquierda a sumarse a la cola del “menos

peor”, con más intenciones de hacer contrapeso al uribismo que con certezas y acuerdos programáticos reales, permitiéndonos ver que el campo popular efectivamente, luego de una fuerte arremetida que no cesó en los gobiernos Santos, se encontraba disperso, sectorizado y dividido, permitiendo el continuismo impune de la derecha en el poder y varios aires de caudillismos poco constructivos de empoderamiento popular.

Sin embargo, un gigante silencioso se preparaba en medio de todo este panorama, estudiantes de diversas instituciones de educación superior -IES- que vieron con preocupación la quietud del movimiento estudiantil, decidieron impulsar, luego del masivo Encuentro Distrital de 2017, la realización del Encuentro Nacional de Estudiantes de Educación Superior -ENEES-, en el cual se unificaron las diversas problemáticas y exigencias de la comunidad estudiantil, llevando a que en menos de 6 meses se convocará un nuevo Encuentro Nacional, esta vez en Florencia- Caquetá para darle forma al pliego de exigencias y definir hora 0 del Paro Nacional Universitario.

Allí en la Universidad del Amazonas más de 2500 estudiantes de diversas IES aprobaron 10 exigencias concretas en términos de presupuesto, autonomía y democracia, con las que se tomaron las universidades y las calles contundentemente desde el 11 de octubre como hora 0, además de un instrumento organizativo unitario que denominaron UNEES, en perspectiva a presionar una financiación digna a la educación en el marco del presupuesto general de la nación, además de posicionar el debate educativo en la agenda nacional.

Sin embargo, la represión, que ya estaba presente, se agudizó, las jugadas de rectores y agentes burocráticos de la educación, las administraciones locales por medio de aplazamientos de semestre, los ataques del ESMAD e infiltrados en las movilizaciones buscaban desestabilizar y desconocer el movimiento que paradójicamente cada día se hizo más fuerte en apoyo social y en cada movilización, mientras había heridos por la represión, mayor apoyo y legitimidad acumulaba, al punto que en la movilización de cierre de año, el 13 de diciembre, un joven, al igual que varios otros en los últimos meses, perdiera su ojo generando un revuelo mediático en rechazo a la represión y exigiendo a Duque verdaderas soluciones.

El día 14 de diciembre se firma un primer acuerdo en términos financieros que contiene, como elemento excepcional una inyección a la base presupuestal pero que preocupa en términos de que Duque ya ha anunciado que el dinero saldrá de algún lado, que seguramente no será de los bolsillos de los empresarios sino de la clase trabajadora. Este acuerdo se ha mostrado de dos formas, por un lado, como una gran victoria del movimiento estudiantil, y por otro, como los pañitos de agua tibia que el gobierno promete para calmar ánimos y ganar legitimidad, además en perspectiva a que varios sectores sociales como magisterio, centrales obreras, indígenas, campesinos y camioneros, comunidades negras, mujeres y diversidades sexuales, han avanzado en propuestas como la Asamblea Legislativa Popular y de los Pueblos para consolidar agendas unitarias que permitan materializar el Paro Cívico Nacional que pondrá en jaque al gobierno Duque y su séquito de empresarios, terratenientes y militares, que ni la Fiscalía amañada a podido salvar.

Es por eso que el movimiento estudiantil colombiano a través de la UNEES se perfila como el personaje del año, ya que sin el esfuerzo de tantas horas en mesas de trabajo, discusiones, plenarias, encuentros, expresiones artísticas, culturales y beligerantes no hubiese sido posible volcar la mirada de la sociedad hacia el reconocimiento de la educación como derecho fundamental y bien común, la toma de conciencia social y de clase, y el empoderamiento popular a través de la movilización como herramienta de lucha.

Estudiar, organizarse y luchar sí sirve, fue la lección que nos dieron estudiantes, profesores y trabajadores.

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