El secuestro como forma de financiamiento del Ejército de Liberación Nacional (ELN) es un dilema no resuelto que ensombrece el primer aniversario del reinicio de las conversaciones con el Gobierno de Colombia, suspendidas en 2019.
El 21 de noviembre de 2022, las imágenes del arranque formal de las negociaciones entre las dos delegaciones le dieron la vuelta al mundo.
Ya en octubre de ese año, los equipos habían acordado retomar los acercamientos, congelados durante la Administración de Iván Duque, que los cortó unilateralmente tras un atentado de esa guerrilla a una escuela de cadetes en Bogotá.
Un año después, con el parteaguas del secuestro del padre del futbolista Luis Díaz por parte de ese grupo armado, la situación parece tan incierta como cuando comenzaron los diálogos, a pesar de estar a las puertas del quinto ciclo de conversaciones, cuyo comienzo fue aplazado.
¿Por qué el aplazamiento?
En una carta del líder negociador del Gobierno, Otty Patiño, a su par en el ELN, 'Pablo Beltrán', se planteó la necesidad de una "reunión urgente y extraordinaria" entre las jefaturas de las delegaciones antes del próximo ciclo.
Tras conocerse la liberación de Luis Manuel Díaz, padre del integrante de la Selección Colombia, el equipo negociador del Gobierno afirmó en un comunicado que el plagio impuso que se tomarán "decisiones que eliminen el secuestro" como práctica admisible para conseguir recursos.
"El ELN ha justificado este método argumentando que es parte de su financiación. Es insostenible argumentar, desde el punto de vista ético, que comerciar con seres humanos es lícito, aun bajo las condiciones de un conflicto armado", se lee en el documento.
Entre las peticiones de la delegación gubernamental –que ha reiterado que bajo ningún concepto abandonará la mesa– se encuentra "que cada una de las personas que esta organización tiene en cautiverio sea liberada en condiciones de seguridad y dignidad de manera inmediata".
Una disyuntiva
Por su parte, la guerrilla considera que ese tipo de prácticas, que son penadas por la ley, sirven para financiar su funcionamiento, por lo que no estarían incumpliendo con lo firmado hasta ahora.
Semejante disyuntiva ha causado que se retrase la ronda de negociaciones, prevista para arrancar esta semana en México. Además, por la fuerza de los hechos, los equipos deberán hacer una reunión extraordinaria para tratar de superar el 'impasse' causado por el plagio del padre de Díaz.
Mientras tanto, el primer comandante del Ejército de Liberación Nacional (ELN), Antonio García, ha agudizado sus críticas al proceso a través de sus escritos difundidos en las redes.
En una serie de publicaciones en la plataforma X aseveró que no se le puede pedir a ese grupo guerrillero que "desaparezca o se desarme si aún no existe ningún acuerdo sobre cambios del país".
"Somos una organización pobre como la mayoría de los colombianos y no nos avergüenza", dijo García para justificar la necesidad de obtener recursos para su funcionamiento, a través de acciones que son consideradas como ilícitas.
García ratificó que esa guerrilla seguirá con sus "operaciones militares para conseguir finanzas", entre las que se encuentra el secuestro, y puso sobre la mesa la discusión pendiente el "tema financiero del ELN, mientras se realiza el cese al fuego".
Ante la necesidad de recibir fondos, el comandante del ELN asomó la posibilidad de que el Estado se encargara de financiar al grupo armado, así como lo hace con las Fuerzas Militares y la Policía.
"Si ellos que están en guerra contra el ELN son financiados, ¿por qué no puede hacerse lo mismo con el ELN mientras dura el cese el fuego?", se preguntó.
Las posibilidades de Petro
En declaraciones hechas por Petro la semana pasada desde San Francisco, EE.UU., donde participó en la Cumbre de Líderes del Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC), el mandatario se refirió a los puntos fundamentales para que el proceso de paz con el ELN avance.
El líder del Pacto Histórico reiteró su postura sobre la necesidad del cese de hostilidades contra la población civil, que suele ser la más afectada por los enfrentamientos entre los grupos armados por el control territorial y de las rentas ilícitas.
Un año de diálogos del Gobierno colombiano y el ELN deja pocas perspectivas para la paz total
Las prácticas de esa guerrilla que golpean a los civiles son el confinamiento y desplazamiento de la población, extorsiones y el reclutamiento de menores.
En su opinión, deben darse pasos "más profundos" para dejar atrás la insurrección en contra del Estado que inició esa guerrilla hace casi 50 años.
"Si el ELN realmente tiene una vocación de paz, que yo espero que sea así, pues sabrá que hay un momento, que ya llegó, y ese momento es superar la lucha armada", dijo.
Hasta ahora no se ha definido cuándo y dónde será la reunión extraordinaria de las jefaturas de ambas delegaciones, por lo que se descarta que el quinto ciclo de conversaciones arranque en noviembre, como se tenía previsto.