Fernando Alexis Jiménez | Autor
Ricardo es uno de los millares de celadores que laboran en Colombia. Prestó servicio militar y luego, un curso de vigilancia. Desde hace poco más de veinte años viene vinculado a una u otra empresa de seguridad, porque reconoce, no hay estabilidad laboral. Sobrevive junto con su esposa y dos hijos que están finalizando el bachillerato. Para ayudarse económicamente, su esposa Laura, trabaja medio tiempo en un restaurante.
—Me entusiasmó lo que vi anoche en televisión—me dijo cuando salía de la unidad de apartamentos donde resido–. Este señor, ¿cómo es que llama? Maltes…
—Francisco Maltés, el presidente de la CUT…–, le aclaré.
—Sí, el con otras personas anunciaron la propuesta que presentaron al gobierno de Petro. Si la coronan, por fin nos pagarán recargos nocturnos… –Lucía entusiasmado.
Para los empresarios, el margen a pagar no es elevado por horas nocturnas, pero para Ricardo, Laura y sus hijos marcaría la diferencia. Pueden ajustar la canasta familia y no tendrán que pasar mirando las vitrinas de supermercados, donde hay productos a los que no tienen acceso: la mantequilla, el queso o la mortadela, que vendrían bien para acompañar el pan en la mañana. Son lujos que, con esos ingresos, no pueden darse hoy.
UNA REFORMA DE FONDO
Hasta hoy y a lo largo de gobiernos de turno que defendieron los intereses de la clase económica, las reformas planteadas favorecían a los empresarios y golpeaban al trabajador.
“Con el gobierno del presidente Petro tenemos una oportunidad de ir cerrando esa brecha con la clase trabajadora; por ese motivo, le presentamos una propuesta de reforma laboral que consulta las necesidades reales de los colombianos”, asegura Francisco Maltés Tello, presidente de la Central Unitaria de Trabajadores—CUT—Colombia.
El dirigente obrero es consciente que desde los grupos –reducidos, además–, que por años han manejado al país, lo más probable es que se escuchen voces disonantes. “Lo que buscamos es que haya equidad y justicia social y que a los obreros y permítanme incluir, a quienes sirven al Estado, la balanza comience a inclinárseles de forma favorable y no como hasta hoy, que ha sido siempre en contra de ellos.”
CINCO PILARES DE LA REFORMA LABORAL
La reforma laboral que ha sido el producto de muchas jornadas de trabajo, de consultas e incluso, de revisiones para hacer los ajustes pertinentes y nos “desbordar al país” como dicen los empresarios, se soporta en cinco pilara que el presidente de la CUT, Francisco Maltés, sintetiza así:
1.- Reducir la informalidad laboral que hoy está en un 58% y vincular a quienes ejercen funciones en los sectores público y privado, de una forma legal y reglamentaria como ha debido ser hace mucho tiempo.
2.- Construir una política de trabajo decente y salir al paso de la tasa de desempleo que, en los últimos veinte años, ha experimentado un crecimiento galopante.
3.- Generar las condiciones para la igualdad laboral entre hombres y mujeres en e sector privado.
4.- Pago de recargos nocturnos desde las 6:00 pm, lo que favorece a millares de trabajadores que, como los celadores y operarios de fábricas—se trasnochan sin reconocimiento a su labor.
5.- Procurar que los trabajadores de las plataformas—como quienes distribuyen alimentos, por ejemplo—tengan derecho a la salud y a la seguridad social.
Sumado a esto, el próximo 30 de enero se presentará una propuesta de reforma pensional.
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EL CAMBIO EN EL PAÍS COMIENZA PARA LA CLASE OBRERA
Francisco Maltés Tello, presidente de la CUT, reconoce que estas propuestas contenidas en el documento orientado a una reforma laboral, constituyen el punto de partida para un cambio en las condiciones de la clase obrera.
“Aprovechamos que hay un gobierno como el del presidente Petro dispuesto a escucharnos. Y en esta tarea, entre las organizaciones que sumamos esfuerzos, se encuentran también la CGT, CTC y diversas expresiones representativas de empleados y trabajadores”, advierte Francisco Maltés Tello.
Otros elementos que contempla el documento son:
Igualdad de oportunidades para los trabajadores.
Remuneración mínima vital y móvil, proporcional a la cantidad y calidad de trabajo.
Estabilidad en el empleo.
Irrenunciabilidad a los beneficios mínimos establecidos en normas laborales y la posibilidad de transigir y conciliar sobre derechos inciertos y discutibles.
Situación más favorable al trabajador en caso de duda en la aplicación e interpretación de las fuentes formales de derecho.
Primacía de la realidad sobre formalidades establecidas por los sujetos de las relaciones laborales.
Garantía a la seguridad social.
La capacitación, el adiestramiento y el descanso necesario.
Protección especial a la mujer, a la maternidad y al trabajador menor de edad.
La garantía por parte del Estado al pago oportuno y al reajuste periódico de las pensiones legales.
La ley, los contratos, los acuerdos y convenios de trabajo, no pueden menoscabar la libertad, la dignidad humana ni los derechos de los trabajadores.
Principio de progresividad y regla de no regresividad.
Principio de protección subjetiva del trabajo.
Lo que se avecina en el país para empleados y trabajadores, es un revolcón pero de los buenos. No de aquellos que históricamente los lesionaban. Y lo que no se puede ocultar—y en esto coincide Francisco Maltés Tello, presidente de la CUT–, él que es catedrático, economista y estudioso de estos temas, es que la economía del país entrará en la fase de dinamización que hace tiempo necesitaba.