El XXIV Foro de Sao Paulo, ratificó este martes su compromiso de fortalecer y preservar la unidad de los pueblos de América Latina y el Caribe, frente a las acciones injerencistas ejecutadas por el imperialismo norteamericano.
Durante la clausura del ciclo de debate realizado en La Habana, Cuba, la secretaria ejecutiva del Foro, Mónica Valente fue la encargada de leer la Declaración Final que detalló los aportes del vigésimo cuarto encuentro, que reunió a 625 delegados de 51 países, y 168 organizaciones de América Latina, el Caribe, Asía, África y Europa.
En la resolución, la plenaria rechazó la actuación desestabilizadora adoptada por el Gobierno de Estados Unidos (EEUU), presidido por Donald Trump, contra las fuerzas progresistas del mundo.
"Rechazamos la idea del fin de ciclo de la izquierda con la misma firmeza y convicción con que en su momento lo hicimos con la del fin de la historia. Las fuerzas progresistas de América Latina seguiremos luchando por horizontes de un mundo basado en la justicia social".
Ante ese panorama, el Foro llama a la unidad y a la organización popular para combatir a la oligarquía neoliberal, que tiene como objetivo socavar la soberanía de las naciones y tomar control de sus recursos naturales.
"La Casa Blanca y sus aliados buscan lograr exactamente lo contrario, dividir, cooptar, desmovilizar y generar desánimo. Es razón suficiente para que impongamos con hechos e ideas los verbos de la unidad de la izquierda y el campo popular para organizarse y luchar", refirió Valente.
El Foro de Sao Paulo repudió la política implementada en Washington, que sanciona a los inmigrantes latinoamericanos, caribeños y centroamericanos.
Por otro lado, el Foro alertó que representantes de las distintas empresas transnacionales están operando con niveles de concertación superiores a los normales.
Denunció además el papel injerencista de la OEA —Organización de los Estados Americanos—, que a su juicio "es utilizada por el Gobierno de EEUU, como su ministerio de colonias".
"La OEA, junto al Grupo de Lima, constituyen los Caballos de Troya actuales contra la unidad latinoamericana y caribeña. Hagamos todo lo posible para impedir que continúen su avance destructor".
Solicitó la retirada de las fuerzas de la Misión de las Naciones Unidas para la Estabilización en Haití que, "siguiendo un mandato del antidemocrático Consejo de Seguridad de la ONU", mantienen ocupado el país africano desde hace más de una década.
Igualmente, exigió la liberación inmediata del expresidente de Brasil, Luis Inácio Lula Da Silva, quien se encuentra actualmente en prisión, condenado por presuntos actos de corrupción sin pruebas, al tiempo que pide que le sea respetado el derecho de ser candidato de las elecciones presidenciales de octubre.
Por otra parte, se solidarizó con el gobierno del presidente de El Salvador, Salvador Sánchez, que es víctima de asedio imperial mediante el bloqueo económico y la guerra mediática, caso similar al de Venezuela, pueblo que también recibe constantes ataques injerencistas por parte de EEUU y la Unión Europea.
De igual manera, rechazó la intervención de EEUU en los asuntos internos de la Nicaragua, quien en complicidad con la derecha minoritaria de esa nación han "causando violencia, destrucción y muerte mediante la manipulación y la acción desestabilizadora de los grupos terroristas".
Los delegados y demás líderes del mundo que asistieron a la importante discusión de carácter internacional, reiteraron su disposición de trabajar en pro de reforzar las luchas por la justicia y emancipación social, la soberanía política, la independencia económica, la soberanía de los pueblos de América y la paz mundial.