La convocatoria realizada por el presidente Nicolás Maduro, el 1 de mayo de 2017 para conformar la Asamblea Nacional Constituyente, mediante el decreto presidencial 2830 basándose en los artículos 70, 236, 347, 348 y 349 de la constitución, ha generado un punto de inflexión en la política venezolana. El objetivo no es otro que modificar la constitución vigente, que fuera impulsada por el anterior presidente Hugo Chávez. Si bien la oposición reclamó en su
momento que la actual constitución se modificara, en una Asamblea Constituyente, ahora se desdicen y boicotean a la misma.
La actual Constitución bolivariana es una de las más democráticas, participativas y jurídicamente más modernas del mundo. A pesar de ello las constituciones no son ni deben ser textos eternos, inamovibles, ni sagrados. Las constituciones en los tiempos contemporáneos siempre se tienen que amoldar a las necesidades y avances sociales de cada país. La actual constitución mantiene y consagra la matriz capitalista de su económica, a pesar de sus importantes aspectos sociales que contiene. La oposición intenta argumentar que esta decisión es una forma de cargarse el legado de Chávez y al mismo tiempo que se trata de un autogolpe. Mientras que Maduro argumenta que, frente a la crisis generada en el país, por la negativa al dialogo, por parte de la oposición y el recrudecimiento de la violencia terrorista, era necesario que el pueblo como único soberano, defina una nueva constitución y un modelo de país. Reiterando de forma contundente, que la nueva constitución debe de blindar la inversión social y las misiones sociales, como derechos adquiridos por el conjunto de la sociedad, como las misiones de vivienda, salud, educación etc.
El 30 de julio es la fecha señalada para la elección de los diputados constituyentes. A partir de ese día todo el poder quedara en manos de la Asamblea Nacional Constituyente, la cual podrá soberanamente tomar todas las decisiones políticas que sean necesarias, inclusive cesar al propio presidente.
Esta convocatoria electoral acelero los planes desestabilizadores de la derecha y de los EEUU. La oposición sabe que, si se instala la Asamblea Nacional Constituyente, el gobierno se fortalecerá y podrá actuar como más respaldo popular y más contundencia al mismo tiempo.
Algunos sectores de la izquierda chavista temen que pueda ser tan solo un cambio cosmético, el texto constitucional. Otros requieren que esta nueva constitución de un paso decidido hacia el socialismo, como única forma de sacarle el poder económico a la burguesía parasitaria venezolana.
Lo cierto es que está en marcha un plan para evitar la celebración de estas elecciones. Día a día crece el nivel de violencia, los sabotajes, los asesinatos. Luis Almagro el títere de Donald Trump, sigue alentando la intervención militar, Colombia es utilizada por los EEUU y la ONU se suma al coro internacional, con el fin de crear el clima que justifique dicha intervención militar.