Perú. El golpe dentro del golpe 

La usurpadora “presidenta” Dina Boluarte sigue adelante con sus planes de permanencia prolongada en un gobierno que asaltó como parte de un plan de la derecha. A la vez, pone énfasis en la idea de que la mejor receta es una brutal represión para los que ella denomina “vándalos”, que no son otro que el pueblo peruano descontento con el golpe fujimorista. Ya van alrededor de 30 muertos, centenares de heridos y detenidos, y además la implantación de un estado de militarización que no se veía desde los tiempos del dictador Alberto Fujimori. Ese es el verdadero rostro de quienes, por la fuerza, desalojaron del gobierno al presidente legítimo Pedro Castillo.

 

Por otro lado está el Congreso corrupto, copado abiertamente por la derecha fiel a Keiko Fujimori y que cuenta con la anuencia, por no haber tenido una mínima vergüenza para renunciar a sus cargos, de congresistas llamados de “izquierda”. Esos son los que le dan “legalidad” a una institución que es el buque insignia de cualquier democracia burguesa que se precie. Son, además, parte del “golpe dentro del golpe”, al insistir en votar un adelanto de las elecciones para seguir desconociendo que el único presidente que el pueblo respalda está secuestrado en una cárcel de Lima. Así es que esos “izquierdistas” dieron quórum y algunos de ellos votaron con las dos manos para que los comicios se celebren en abril de 2024.

La burbuja cultural 

Sin llegar a profundizar demasiado en las consecuencias que puede tener la imitación de valores, la adopción de estilos culturales ajenos o la pérdida de contacto con las propias raíces, se podría dibujar un esbozo de lo que sucederá con nuestras sociedades futuras. Inmersas en un consumismo que no les pertenece y guiadas a ciegas por la necesidad de fundirse en la masificación, nuestras generaciones recién estrenadas y crujientes dentro de sus trajes de fibra sintética, comienzan a mostrar la verdadera cara de la globalización cultural.

 

Indiferentes ante la realidad social que la rodea, una porción peligrosamente alta de la juventud de los países en desarrollo prefiere responder a los estímulos alienantes de aquellas sociedades de la abundancia y la plastificación del yo, que satisfacen los deseos y las inquietudes más básicas de los nuevos trepadores sociales. El "way of life" de los años cincuenta ha renacido, vigoroso y triunfante, pero completamente desprovisto de aquel encanto ingenuo que le dio origen y, obviamente, carente por completo de las razones que lo sustentaron en su momento de gloria. Es decir, transformado en un telón hollywoodense que ofrece a cada sueño una respuesta a la medida.

Latinoamérica: Buscar un camino propio 

La visión que existe en Latinoamérica transcurridos al menos 200 años de relaciones entre los países latinoamericanos y los Estados Unidos, es que la política exterior de este país sigue considerando a nuestra región como parte consubstancial a su dominio, parte de los límites de su propiedad, el usado término del “patio trasero” lo que nos obliga a buscar el camino de nuestra definitiva independencia. Una senda propia, soberana y digna.

Surge la interrogante si esto sigue siendo así o simplemente es parte de una crítica sin base ¿obedece quizás a retóricas caducas de un sector de las sociedades latinoamericanas, que siguen viendo a Washington como una amenaza, en lugar de un confiable socio estratégico en lo político, económico y militar?  ¿Son ideas sin fundamento en épocas donde las relaciones internacionales, a partir de los avances tecnológicos, el uso de las redes sociales y la interdependencia global han adquirido otro tinte? A mi entender no hay nada de

América Latina y el Caribe ante dos mundos que son uno 

Desde una mirada geopolítica, el contexto más general del momento es el intento de los Estados Unidos de detener su caída como poder unipolar y no querer aceptar la consolidación de un mundo multipolar, con reglas de juego mucho más equilibradas que las establecidas luego de 1945, que impusieron una decisiva infuencia estadounidense en el esquema de relaciones internacionales.

América Latina y el Caribe ante dos mundos que son uno
Hoy queda ya a las claras que el ascenso de China a potencia económica de primer rango, la recomposición de Rusia como factor de peso en términos energéticos, militares y geopolíticos, la mayor gravitación de India, Irán, Turquía y otros países del Asia, la estructuración en bloques como el BRICS, la ASEAN, la Organización de Cooperación de Shanghai, la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños, la Unión Euroasiática o la Unión Africana de Naciones han desequilibrado el esquema de poder único ideado

¿Guarda Joe Biden un as en la manga ante las presidenciales del 2024? 

El desgaste sufrido por el presidente estadounidense Joe Biden tras el fiasco de Afganistán, una inflación desbocada y la posible entrada en recesión de la economía el año venidero tras la guerra de Ucrania, habrían hundido la popularidad del mandatario y ello podría desembocar en el triunfo republicano en las elecciones intermedias del 2022, que anticiparían un retorno triunfal de Donald Trump en las presidenciales del 2024, pero Biden guardaría un as en su manga. Así, dado que las reservas estratégica de EE.UU. están en máximos y que la industria del shale estadounidense está en plena ebullición debido al precio desbocado del crudo, aunado con el desafío creciente a la hegemonía estadounidense que representa el coloso chino, podría forzar a Biden a servirse de un inicial ataque sorpresa de Israel a Irán para iniciar una nueva guerra en Oriente Medio con el doble objetivo de secar las fuentes energéticas de China y de incrementar su popularidad de cara a las elecciones presidenciales del 2024.

Ucrania: Golpismo, Totalitarismo y Testaferro de la OTAN 

Así podemos sintetizar, el periplo seguido por Ucrania, desde aquel mes de febrero del año 2014 cuando, apoyado por potencias occidentales en el plano político, comunicacional y financiero, las fuerzas pro europeas y Otanistas de este país del este europeo, derrocaron al presidente Viktor Yanukovich.

 

Ello, con un vector esencial y distinguible: una política antirrusa, que encaja perfectamente en las políticas coloniales y neocoloniales tradicionales de este occidente amante del “divide y vencerás” practicado en Latinoamérica, Asia y África y que hoy, en la parte este de Europa, encuentra su fértil campo de experimentación. Un golpe que significó la instalación de gobiernos ultraderechistas, donde las fuerzas más nacionalsocialistas al interior de dichas administraciones dieron paso a gobiernos totalitarios que poco a poco comenzaron a servir los intereses de Washington y sus aliados respecto a la política de cerco y máxima presión contra la federación Rusa y al mismo tiempo la intensificación de la ofensiva militar contra las

El nuevo orden multipolar post Biden 

Los indicios de senilidad del presidente estadounidense Joe Biden, el fiasco de ese país en Afganistán y la falta de acuerdos parlamentarios para aprobar su programa de New Deal con inversiones valoradas en billones de dólares, aunado con una inflación desbocada y la posible entrada en recesión de la economía el año venidero, podría desembocar en el triunfo republicano en las elecciones intermedias del 2022, que anticiparían un retorno triunfal de Donald Trump en las presidenciales del 2024.

¿Firma de un nuevo Tratado de Coexistencia Pacífica entre Rusia y EE.UU.?

 

La crisis de Crimea habría significado el retorno de la Doctrina Brézhnev (también llamada doctrina de la soberanía limitada), que instauró que “Rusia tiene derecho a intervenir incluso militarmente en asuntos internos de los países de su área de influencia”, instaurando una red de anillos orbitales que gravitarán sobre la égida rusa. El llamado patio trasero de Rusia estaría vertebrado en lo económico por la Unión Económica Euroasiática (UEE) integrada por Rusia, Belarús, Armenia, Kirguistán y Kazajistán, y en lo militar por la Organización del Tratado de la Seguridad Colectiva (OTSC), alianza de países desgajados de la extinta

Cuba: la derrota del golpe blando Esta semana se cumple un año de la derrota por el pueblo cubano de un intento de golpe blando preparado desde tiempo antes por el gobierno de Estados Unidos(EE.UU.). El apoyo popular a la revolución y su gobierno fue el único factor que el enemigo imperialista subestimó en la planificación del zarpazo, pues, como veremos, la coyuntura no podía ser más propicia para su desencadenamiento. El plan fue concebido por el gobierno de Donald Trump, como parte de un recrudecimiento extraordinario de la hostilidad contra la isla y aplicado por el de su sucesor Joseph Biden. Cuba ha estado sometida durante décadas a un repertorio de herramientas subversivas que incluyen bandas armadas, una intervención militar organizada por el Pentágono y la CIA (Playa Girón, 1961), los aprestos para una intervención militar estadunidense directa (1962) una feroz campaña de terrorismo de Estado que duró hasta los noventas, la guerra bacteriológica y, desde hace más de  60 años, la guerra mediática y el bloqueo económico, financiero y comercial.