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¿Guarda Joe Biden un as en la manga ante las presidenciales del 2024? 

El desgaste sufrido por el presidente estadounidense Joe Biden tras el fiasco de Afganistán, una inflación desbocada y la posible entrada en recesión de la economía el año venidero tras la guerra de Ucrania, habrían hundido la popularidad del mandatario y ello podría desembocar en el triunfo republicano en las elecciones intermedias del 2022, que anticiparían un retorno triunfal de Donald Trump en las presidenciales del 2024, pero Biden guardaría un as en su manga. Así, dado que las reservas estratégica de EE.UU. están en máximos y que la industria del shale estadounidense está en plena ebullición debido al precio desbocado del crudo, aunado con el desafío creciente a la hegemonía estadounidense que representa el coloso chino, podría forzar a Biden a servirse de un inicial ataque sorpresa de Israel a Irán para iniciar una nueva guerra en Oriente Medio con el doble objetivo de secar las fuentes energéticas de China y de incrementar su popularidad de cara a las elecciones presidenciales del 2024.

 

Israel y la espiral del silencio

Las sucesivas ofensivas militares judías contra Gaza y Cisjordania han estado siempre amparadas por la “espiral del silencio” de los principales medios de comunicación de masas mundiales controlados por el lobby judío trasnacional, teoría formulada por la politóloga alemana Elisabeth Noelle-Neumann en su libro “La espiral del silencio. Opinión pública: nuestra piel social” (1977) y de lo que sería paradigma el reciente asesinato de la periodista palestina Shiren Abu Akleh. Dicha tesis simbolizaría “la fórmula de solapamiento cognitivo que instaura la censura a través de una deliberada y sofocante acumulación de mensajes de un solo signo”, con lo que se produciría un proceso en espiral o bucle de retroalimentación positiva (los palestinos son terroristas) y la consecuente manipulación de la opinión pública mundial por el lobby judío trasnacional (derecho de Israel a defenderse).

Sin embargo, la asimetría del castigo infligido a los palestinos de Gaza con cerca de 300 muertos, cientos de heridos así como la destrucción de las infraestructuras básicas, habría provocado el repudio internacional contra Benjamin Netanyahu y la caída en desgracia de Bibi ante el poderoso lobby judío Aipac, tras lo que cristalizó el Gobierno de Coalición liderado por el centrista Yair Lapid y el derechista Naftali Bennett (Coalición Arco Iris), operación que contó con las bendiciones del Aipac y representó el ocaso político del último emperador judío, Netanyahu, tras 12 años en el poder. Sin embargo, el actual Gobierno de Bennett continúa refractario a los llamamientos internacionales y prosigue con la sistemática campaña de asentamientos ilegales, cuyo penúltimo episodio sería el anuncio de la creación de las nuevas colonias de Asif y Matar con el objetivo confeso de “doblar la población de los Altos del Golán” tras recibir las bendiciones tanto de la Administración Trump como la de Biden.

Irán, guardián del Golfo

Irán adquirió una dimensión de potencia regional gracias a la política errática de Estados Unidos en Iraq (fruto de la miopía política de la Administración Bush obsesionada con el Eje del Mal) al eliminar a sus rivales ideológicos, los radicales talibanes suníes y a Sadam Husein con el subsiguiente vacío de poder en la zona. Asimismo, propuso una negociación global con el grupo de contacto para tratar todos los aspectos que le enfrentan a los países occidentales desde hace treinta años, tanto el asfixiante embargo que ha azotado a la República Islámica como los activos iraníes bloqueados en Estados Unidos, el papel regional de Irán y la cooperación relativa a la seguridad en Iraq y Afganistán. El presidente Mahmoud Ajmadinejad estiró la cuerda hasta el límite en la seguridad que Estados Unidos no atacaría y limitaría cualquier acción individual de Israel (proyecto descartado de bombardear la central de Natanz con jets comerciales), pues un bloqueo del estrecho de Ormuz por el que pasa un tercio del tráfico energético mundial podría agravar la recesión económica mundial y debilitar profundamente todo el sistema político internacional.

Así, en una entrevista a Brzezinski realizada por Gerald Posner en The Daily Beast (18 de septiembre de 2009) afirmó que “una colisión estadounidense-iraní tendría efectos desastrosos para Estados Unidos y China, mientras Rusia emergería como el gran triunfador, pues el previsible cierre del Estrecho de Ormuz en el Golfo Pérsico donde atraviesa el transporte de petróleo destinado al noreste asiático (China, Japón y Sur-Corea), Europa y Estados Unidos, elevaría el precio del oro negro a niveles estratosféricos y tendría severas repercusiones en la economía global, pasando a ser la UE totalmente crudodependentiente de Rusia”.

Sin embargo, tras la aprobación por el Congreso y Senado de EE.UU. de una declaración preparada por Lindsey Graham y Robert Menéndez que señala con rotundidad que “si Israel se ve obligado a defenderse y emprender una acción (contra Irán), EE.UU. estará a su lado para apoyarlo de forma militar y diplomáticamente”, estaríamos asistiendo al aumento de la presión del lobby pro-israelí de EE.UU. (Aipac) para proceder a la desestabilización de Irán por métodos expeditivos. Así, el Senado de EE.UU. renovó de forma unánime hasta el 2026 la Ley de Sanciones contra Irán (ISA, por sus siglas en inglés) y tras el lanzamiento de un nuevo misil balístico por Irán, Trump incrementó las sanciones contra varias empresas iraníes relacionadas con los misiles balísticos sin violar el Acuerdo Nuclear firmado entre el G+5 e Irán en 2015, conocido como Plan Integral de Acción Conjunta (Jcpoa, por sus siglas en inglés), acuerdo que la Administración Trump abandonó. Dicho abandono tuvo como efecto colateral el estrangulamiento de las exportaciones del crudo iraní y su entrada en la órbita de influencia de China así como un incremento de su enriquecimiento de uranio al 60 por ciento, pero el boicot occidental al crudo ruso podría forzar a la UE y a Biden a sellar un nuevo Pacto con Irán, que implicaría la puesta en el mercado de un millón de barriles diarios de crudo con el consiguiente descenso del precio.

Por otra parte, Bennett considera a Irán “el mayor exportador de terror y de violación de los Derechos en el mundo, al tiempo que sigue enriqueciendo uranio y se acerca peligrosamente a la obtención de una bomba nuclear”, e intentará por todos los medios evitar un nuevo acuerdo del G+5 con Irán y se servirá una vez más de la dictadura invisible del temor al Tercer Holocausto para iniciar una campaña militar contra Irán. Así, Israel moverá sus piezas del Mosad para mediante atentados mediáticos y selectivos desestabilizar el régimen del líder supremo, ayatollah Ali Khamenei, al tiempo que habría sellado alianzas con Emiratos Árabes Unidos y Arabia Saudí para conformar una entente contra Irán y según un informe del portal Veterans Today, “Israel estaría trasladando armas de defensa aérea, artillería de largo alcance, helicópteros y aviones de combate F-15 a Erbil, capital del Kurdistán iraquí, para una guerra más amplia contra Irán” (Operación Persia).

¿Guarda Joe Biden una carta secreta ante las Presidenciales del 2024?

La sui generis democracia estadounidense Estados Unidos tendría como pilar de su sistema político la sucesiva alternancia en el Poder del Partido Demócrata y del Republicano (ambos fagocitados por el lobby judío), siendo Joe Biden el nuevo tapado de la Aipac. Así, la sorpresiva victoria de Donald Trump ante Hillary Clinton representó para Israel “perder una valiosa amiga para ganar un amigo mejor”, Donald Trump, quien instauró el puzzle inconexo de un caos que finalizó con la victoria del candidato demócrata Joe Biden, quien en 2007 afirmó: “yo soy un sionista. No se necesita ser judío para ser un sionista”.

El desgaste sufrido por Biden tras el fiasco de Afganistán, una inflación desbocada y la posible entrada en recesión de la economía el año venidero tras la guerra de Ucrania, habrían hundido su popularidad y podrían desembocar en el triunfo republicano en las elecciones intermedias del 2022, que anticiparían un retorno triunfal de Trump en las presidenciales del 2024. Sin embargo, Biden guardaría un as en su manga y dado que las reservas estratégica de EEUU están en máximos y que la industria del shale estadounidense está en plena ebullición debido al precio desbocado del crudo aunado con el desafío creciente a la hegemonía estadounidense que representa el coloso chino, Biden se servirá de un inicial ataque sorpresa de Israel a Irán para iniciar una nueva Guerra en Oriente Medio con el doble objetivo de secar las fuentes energéticas de China e incrementar su popularidad cara a las presidenciales del 2024.