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Colarebo Colombia – Redacción Bogotá 

Preocupados por los efectos de la contaminación en el mundo, muchos piensan en qué hacer para resolver esta crisis climática, mientras otros, guiados por la codicia, sólo ven recursos naturales para transformarlos en productos comerciales que les garantice amplias ganancias, sin importar fronteras, derechos nacionales ni el deterioro de la naturaleza -hábitat de la vida-sin ninguna bioética.

Ambas posiciones bastante diferentes y distanciadas en sus intereses de clase. A unos les preocupa la humanidad mientras otros quieren aplastarla.

La lucha de clases también se hace presente en el bloqueo, por parte del congreso, a las reformas del gobierno del cambio, tal como era de esperarse que lo harían; por esto, el Presidente convoca al Constituyente Primario por la figura de una Consulta Popular; a su vez, los congresistas impulsores del bloqueo, en una clara violación de la soberanía nacional, viajan a Estados Unidos a consultarle al congreso de allá, las instrucciones a seguir para coordinar el golpe blando. No recurren a consultar al pueblo porque tienen muy claro que no lo representan ni les importa lo que piense la población porque los ven como sus enemigos de clase y porque están acostumbrados al atropello y a la sumisión al poder extranjero. Funcionarios traidores pagados con los impuestos de los ciudadanos y que legislan en contra de sus propios connacionales. Lumpemburgueses que se venden al mejor postor.


Cuando en las campañas electorales los políticos tradicionales advertían que nos íbamos a volver como Venezuela, esto era una amenaza que quería decir: "vamos a hacer los mismos bloqueos que hicimos allá", sin escrúpulos ante los métodos criminales y sin importar las consecuencias económicas, sociales y humanitarias.


Quieren llevar al pueblo colombiano a una guerra para gloria de la avaricia de los bloqueadores y ganancia de los vendedores de armas, interesados en encender la chispa para cualquier conflicto, que sólo ven como mercadeo.

Es un deber del gobierno y de la población defender la paz porque se sabe que los muertos los pone el pueblo. Pero no se equivoquen que esta vez no van a volver a repetir las cobardes masacres contra personas desarmadas, tal como están acostumbrados.

El mundo está cambiando. Hay una crisis generalizada del sistema capitalista mundial que ya no puede garantizar los ingresos económicos la población. La única forma en que se puede organizar la sociedad no es mediante el empleo o venta de la mano de obra para poder subsistir. Ese modelo está agotado como lo evidencian el desempleo y la concentración de la población en un urbanismo irracional para facilitar el consumo y generar sociopatías y sicopatías que alimentan la violencia social.

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