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La política militar anti insurgente del gobierno de Gustavo Petro es la misma de la oligarquía, especialmente contra el eln.

Es así como los reduce a narcotraficantes; a diario se hacen campañas en su contra en los noticieros; circulan videos en los que se arenga a la juventud para que vaya a matarse con otros jóvenes por una causa, esta vez sí válida -lo que antes criticaba Petro- y se ofrecen jugosas recompensas por los dirigentes. El pueblo contra el mismo pueblo.

Decir que "las organizaciones están permeadas por la guerra" puede entenderse como el viejo señalamiento de "guerrilleros vestidos de civil" y por lo tanto, ser objeto de acciones militares irregulares justificadas para el paramilitarismo.

El recién posesionado ministro de defensa expresa su nueva vieja doctrina de "corazón grande, mano firme", a la vez que pide que les lleven otra vez y por recompensas, en otras, la mano de Iván Ríos, el sacrificado dirigente insurgente.

Uno de los focos de mayor confrontación se da en las fronteras, principalmente con Venezuela y se debe evitar que Colombia sea utilizada como base de mercenarios y se involucre en un conflicto internacional con graves consecuencias para la población y el país, en lo humanitario, social y económico.

Tal parece que, si la tarea de santos era acabar con las farc; la de Petro es hacerlo con el eln. No se desarrolla el mismo cubrimiento publicitario en contra del paramilitarismo, como si ya hubiera desaparecido del panorama nacional y hubiera cesado su accionar criminal contra el pueblo y sus líderes sociales.

El gobierno debe dar continuidad al proceso de paz total con todas las fuerzas armadas en el país. A la vez que el movimiento subversivo debe dar señales de acercamiento a la sociedad colombiana y constituirse en el principal aliado del gobierno en las zonas con población tan golpeada y marginada.y evitar crear confusiones en las acciones de falsa bandera efectuadas por la derecha, que las hacen pasar como realizadas por el movimiento insurgente que, debe también, hacer claridad al pueblo colombiano al respecto de los dudosos atentados.

No se puede permitir que el petrismo se quede en la estrategia santista para acabar con el narcouribismo y su trayectoria sangrienta que los salpica.

Es así como, mientras se promociona a funcionarios santistas, se asesina a los verdaderos luchadores populares que se han jugado la vida con las comunidades; en un plan que pareciera perversamente concebido desde la oscura derecha.

Tampoco se puede permitir que los logros de las luchas del movimiento social sean manipulados y aprovechados por la rancia oligarquía, y dejar que el petrismo se quede en un proceso con techo que parece no querer avanzar "hasta donde ustedes digan".

Esperemos que al Presidente no lo afecte el "efecto gobelino" tal como él manifestó, que en medio de esos adornos y muebles dorados, los gobernantes comienzan a vivir como reyes en otra realidad de país.

Pero un avance muy importante del último concejo de ministros, es que el presidente haya considerado que las poblaciones marginadas no existen sólo en el Catatumbo, el Cauca, el Chocó, sino principalmente en las grandes ciudades, donde han ido a sufrir las personas desplazadas del campo, quienes no perciben las acciones del Gobierno del Cambio y es de celebrar que llame a los diferentes organismos a concentrar sus acciones en estas urgidas localidades urbanas.

De todas formas, los movimientos populares deben rodear y apoyar en la consulta al actual gobierno del cambio para que se puedan aplicar todas las reformas propuestas, que son necesarias, históricas y merecidas.

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