
Desde tiempos atrás los gobiernos han recurrido a la figura del enemigo interno para justificar algunas acciones e involucrar a la opinión pública. Claro que se creía que solo era política de la derecha.
Las regiones huérfanas de estado en Colombia son muchas: el occidente del país, Chocó, la Guajira, el sur, y muchas más. Pero con sorpresa, después de dos años y medio de gobierno progresista, a nuestro presidente lo ataca una enfermedad nueva "catatumbitis aguda" y entonces para que esta no sea también huérfana, el gobierno traslada todo el accionar gubernamental hacia allí. Al Catatumbo.
Sólo después de un hecho execrable como el asesinato por parte del frente 33 de toda una familia, el compañero Petro se da cuenta que esta región fronteriza tenía problemas sociales y políticos de tal magnitud. Tarde pero loable que la mirada del estado se pose en ésta olvidada región.
En lo que no podemos coincidir es que en esta parte del país donde tienen presencia más de 17 organizaciones armadas con dominio territorial, sea el eln el causante de todos los males. Ellos llevan más de 60 años por allí, pero por ahí también hay disidencias, bandas de narcotraficantes y paramilitares que, recordemos buscaban establecer allí una cabeza de playa para, junto con la derecha fascista venezolana fragmentar el territorio de la hermana república y desestabilizar al gobierno del compañero Maduro. Pero Petro descubre después de más de 2 años de gobierno que el causante de la ausencia estatal es el eln y, en un acto de ligereza, despoja a esta organización de su historia política e ideológica y la convierte en una banda criminal y, como cualquier gobierno de derecha, en el enemigo más peligroso de la sociedad colombiana. Es el enemigo interno a vencer y contra él se vuelven todas las armas del estado.
Ya no se habla de paz total sino de guerra total. Se le envolató el premio nobel de paz y eso se cobra caro.