El mundo se organiza de acuerdo con las decisiones que toman las élites mundiales minoritarias en su propio beneficio y en detrimento de la mayoría de la población. El estado actual de la sociedad humana no tiene un carácter casual, no corresponde a lo que debe ser normal porque sí, ni tampoco es derivado de leyes divinas. Son seres humanos los que definen a su amaño el rumbo de las instituciones globales.
Las decisiones que toman estas élites abarcan los aspectos económicos, políticos, sociales, educativos, comunicacionales, culturales, sobre las cuales se decide a qué gobiernos hay que apoyar, a quiénes atacar, quién puede ser elegido y a quién hay que matar, dónde hay que hacer la guerra; también tocan temas que parecen más triviales como el deporte, la farándula, el deporte, los concursos mundiales y locales. Esto es lo que permite que cualquier idiota llegue a ser un ídolo de multitudes en sociedades manipuladas y sometidas por la ignorancia y por la fuerza.
No por casualidad se eligió a un papa polaco, Karol Wojtyla, en 1978, a la vez que el sindicato "solidaridad" ejercía presión sobre el gobierno de esa nación. Así hubiera que asesinar a Juan Pablo I, el objetivo era desmoronar el bloque de Europa oriental y el Pacto de Varsovia, liderados por la entonces URSS.
Tampoco es casual que recientemente, a la vez que se hace un experimento del llamado "capitalismo libertario", se le dé a la Argentina la Copa América y el Campeonato Mundial de fútbol. Excelentes distractores acompañados de agresivas medidas económicas, sociales y políticas, en contra de la población.
En países como Colombia ¾ y tal vez en muchos más ¾ no hemos podido construir una nación democrática por que la oligarquía se dedicó, durante más de doscientos años, a gobernar en su propio beneficio; a enriquecerse a costa del erario, hasta conformar una de las sociedades más desiguales del mundo.
El pueblo colombiano debe entender que muchas de las limitaciones a las que se enfrenta en su vida diaria son provocadas por una minoritaria clase tradicional que gobierna por medio de la violencia, que vende sin escrúpulos y con traición los recursos del país, que es corrupta, indolente e incapaz de resolver los problemas de la población.
Es a esta es esta traición inconsecuente ante la que debe reaccionar el pueblo buscando una opción propia que le permita actuar de forma soberana, con objetivos sociales y por el bienestar público.
¿Por qué no se puede organizar la sociedad planetaria según las decisiones que tomemos para que el mundo sea como todos queremos?
No se podemos tolerar el llevar una existencia llena de sufrimientos, sin luchar sabiendo que hay soluciones; solo tenemos una vida. No se volveremos a tener una segunda oportunidad de vivir sobre la Tierra.
Febrero 04 de 2025