Alwaght- Los recientes éxitos del Ejército sirio y sus aliados en el norte del país, especialmente en Alepo, han provocado reacciones de diversas partes regionales e internacionales, incluidos los opositores al Gobierno sirio. De manera que los grupos armados, ante los grandes fracasos sufridos en esta región, han empezado a bombardear las zonas residenciales.
Por una parte, estos logros han llevado a países, como Arabia Saudí y Turquía —opositores al Gobierno de Damasco—, a efectuar algunos cambios en sus posturas y tácticas políticas y de campo con el fin de crear buenas oportunidades para los grupos armados en las futuras negociaciones de paz, incluso han amenazado con realizar una intervención militar directa en Siria. Arabia Saudí busca formar una coalición regional de países suníes, mientras Turquía insiste en una intervención militar con el fin de crear una zona de amortiguamiento en el norte de Siria que pueda impedir cualquier intento de los kurdos sirios de crear un Estado independiente o autónomo.
Por otra parte, el régimen sionista ha expresado su preocupación por los acontecimientos en el norte de Siria, en particular desde que el Ejército sirio y sus aliados han logrado recuperar el control de la provincia de Alepo. En este contexto, Amos Gilad, exfuncionario del ministerio de asuntos militares del régimen israelí, ha declarado que la victoria del presidente sirio, Bashar al-Asad, el Movimiento de Resistencia Islámica de El Líbano (Hezbolá) e Irán ante los terroristas en Alepo significa que el peligro está a diez pies de Israel. De acuerdo con Gilad, al disminuir las amenazas de los grupos opositores al Gobierno sirio en el norte del país, los enfrentamientos se centrarán otra vez en el sur y los altos de Golán y las relaciones del régimen israelí con los grupos armados en las fronteras cerca de los territorios ocupados ya no serán las de hace cuatro años.
Además, la recuperación del control de las zonas, ocupadas por los terroristas durante los últimos años, por parte del Gobierno sirio ha desbaratado los planes de Israel para crear una zona de amortiguamiento que lo aleje de la resistencia.
De hecho, el régimen sionista cree que el fortalecimiento de la presencia de Irán y Hezbolá en la región mediterránea es un fracaso estratégico tanto para sí mismo como para Turquía y Arabia Saudí, dos países que consideran los recientes avances militares del Ejército sirio y sus aliados como el fracaso más grande desde el inicio de la crisis en Siria.
Por lo tanto, se puede decir que Riad, Ankara y Tel Aviv tienen intereses comunes y coinciden sobre los acontecimientos en Siria. Especialmente, Turquía y Arabia Saudí que han empleado todos sus esfuerzos durante el último año para aplicar programas políticos conjuntos en cuanto a la crisis siria. Como consecuencia de esta estrategia común surgió el grupo terrorista Yeish al-Fath, formado por el Frente Al-Nusra y otras bandas terroristas, el cual tomó posteriormente el control de la ciudad estratégica de Idlib (noroeste). Actualmente, esta ciudad se considera la última ruta de conexión entre los grupos terroristas y Turquía.