La apertura económica de China, iniciada en 1978 es el resultado de un minucioso plan de crecimiento a largo plazo que, a poco más de 40 años, viene dando los resultados que ubican al gigante asiático disputando el lugar de honor de las mayores economías del mundo. Una muestra de que aquello de la “paciencia china”, sí se lleva directamente a la práctica con resultados más que alentadores.
Con un PIB que no ha parado de crecer, pero bajo la óptica del retroceso causado por la pandemia en la economía china, expertos en las áreas económicas y académicas analizaron los próximos pasos a transitar de cara al nuevo período que se inicia luego del venidero XX Congreso del Partido Comunista de China (PCCh), que se llevará a cabo desde el 16 de octubre en la capital china. La dualidad de la economía será uno de los puntos a discutir.
El economista Xu Sihai, profesor de la Universidad de Estudios Extranjeros de Beijing, explica que la decisión del gobierno chino de aplicar una circulación dual en su economía, está basada en la necesidad de volcarse al mercado interno, una vez observados los problemas que se confrontaron con la pandemia del coronavirus desde 2020.
Xu sostiene que es necesario “implementar la nueva filosofía del desarrollo [que se basa] en un desarrollo de alta calidad y acelere el establecimiento de un nuevo paradigma en el que la circulación doméstica sea el pilar y se refuerce la circulación doméstica e internacional mutuamente”.
El catedrático explicó en un conversatorio con periodistas internacionales en Beijing, que esta propuesta fue aprobada en el XIV Plan Quinquenal (2021-2025) para el desarrollo económico y social nacional y los objetivos a largo plazo para 2035. Todo ello concuerda perfectamente con la forma en que el Estado chino ha venido abriendo su economía desde 1978, despacio, pero con paso firme.
La estrategia persigue dar fuerza al consumo interno de más de 1400 millones de personas, lo que le resultaría suficiente para mover la economía del país. Sin embargo, el profesor Xu indicó que las exportaciones seguirán siendo un motor importante de esta economía, pero con productos de primerísima calidad.
Lazos más fuertes con América Latina
Por su parte, la doctora Li Ziying, Vicedecana de la Academia de Gobernanza Regional y Global y experta en temas sino-latinoamericanos, expuso que China es hoy el segundo mayor socio de América Latina después de Estados Unidos, pero que en el futuro cercano también puede seguir subiendo peldaños a pesar de la distancia.
La experta ve con buenos ojos este acercamiento, que “desde 2005 ha convertido a Latinoamérica en una de las más grandes receptoras de inversiones chinas”. Asegura que, aunque China dará relevancia a su economía interna en los próximos años, sus compromisos con la región no serán dejados de lado y se fortalecerán.
La firma de Tratados de Libre Comercio con Chile, Perú y Costa Rica, las conversaciones con Panamá y Ecuador para futuros acuerdos comerciales y sus crecientes relaciones con países como Brasil, México, Venezuela, Argentina y Colombia, han superado el intercambio de 30 mil millones de dólares.
Este crecimiento acelerado, apunta la doctora Li, ha hecho posible que las relaciones entre China y la CELAC, se hermanen mucho más y ofrezcan nuevas posibilidades para las dos partes. Hasta ahora se han celebrado dos reuniones entre ambos sectores, la primera en Beijing en 2015 y la segunda en Santiago de Chile, en 2018. Sin embargo, los contactos no se han detenido y se han retomado a distancia durante la pandemia.
Volver la mirada adentro
China tiene la segunda economía más poderosa del mundo según cifras que maneja el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial y la Organización Mundial de Comercio. Se calcula que para el año 2030 será inevitablemente la primera, tomando en cuenta datos como su primer lugar como potencia manufacturera y su rol como el segundo polo de la economía mundial.
No obstante, los estudiosos chinos han entendido que sin un desarrollo interno sólido, un mercado puertas adentro que sea fuerte y una revitalización del PIB per cápita, no se podrá sostener en el tiempo esa situación de crecimiento.
El economista Xu Sihai sostiene que garantizando un mayor ingreso a la población china, se logrará la deseada revitalización de su economía interna, un aspecto indispensable para crecer a menos ritmo, pero manteniendo el crecimiento general.
Xu ve un peligro en los riesgos que implica la “desglobalización y la reindustrialización de las economías desarrolladas”, que abren una nueva ronda de competencia a nivel mundial. Además de ello, el vuelco al proteccionismo y nacionalismo, resultan problemáticos para el panorama mundial lleno de tensiones geopolíticas.
A juicio del experto, China debe tener como prioridades un desarrollo armónico del sistema de mercado interno y externo, la evolución de su sistema productivo e industrial para evitar la dependencia de insumos extranjeros y el mejoramiento del consumo interno. De esta forma China planifica su futuro de cara al 2035, cuando se consolidaría como la primera potencia económica del mundo.