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Los candidatos a la presidencia de EE.UU., más allá de Trump y Biden no poseen partidos políticos con una maquinaria y medios de comunicación que los respalden. 

La Comisión Federal de Elecciones de elecciones contabilizó hasta octubre 1.216 personas registradas como candidatos habilitados para ser presidente del EE.UU.

Es muy bien sabido que el sistema político estadounidense es de tipo bipartidista, sin embargo, lo que no se toma en consideración es que en las elecciones presidenciales que se realizaran el 3 de noviembre, no solo se miden en la contienda el presidente Donald Trump y el exvicepresidente Joe Biden.

Existen 1.216 candidatos formalmente inscritos y habilitados para medirse en la contienda contabilizados por la Comisión Federal de Elecciones de Estados Unidos (EE.UU.) hasta octubre del presente año.

Trump, Biden y los "outsiders"

Dos de los candidatos con mayor preferencia en la intención de voto de los electores son: Jo Jorgensen del partido libertario y Howie Hawkins del Partido Verde. Se estima que pueden alcanzar, en el mejor de los casos, el dos o tres por ciento de los votos totales emitidos en el día de la elección.

Jo Jorgensen es una académica y libertaria de 63 años que ya tiene experiencia en el ámbito electoral por ser candidata a vicepresidenta por su partido en el año 1996, donde el candidato a la Casa Blanca por los libertarios era Harry Browne. Es psicóloga y magister en administración.

Su plan de campaña incluye oponerse al intervencionismo que ejerce EE.UU. en los demás países en medio de un mundo pluripolar y resolver la deuda externa y el gasto desmedido del Gobierno.

Por su parte, Howie Hawkins tiene 68 años y sus vinculaciones y carrera política con el Partido Verde los ha llevado a cabo en la ciudad de Nueva York pero es nativo de San Francisco, California.

Hawkins es veterano de la Guerra de Vietnam, aunque su posición antimilitarista es bastante conocida en el círculo político estadounidense.

Durante los años 80, tuvo filiación con el Partido Socialista norteamericano, aunque en los años 90 inclinó y desarrolló su carrera política con el Partido Verde. Ha sido candidato a senador, gobernador y otros importantes cargos, más, en ninguno ha logrado ser electo.

Propone un plan social ecologista, con recorte en el gasto militar excesivo, un sistema de salud integral y gratuito de carácter universal, empleos federales garantizados y un mínimo de salario que alcance los 20 dólares por hora.

Otra candidata sin un partido que les acompañen aunque que están en la contienda presidencial es Jade Simmons, exreina de belleza, concertista de piano profesional, rapera, oradora motivacional y pastora cristiana.

Cree debería ganar la presidencia de EE.UU. porque hasta ahora las cosas no se han realizado como se debe y más en este tiempo poco convencional.

Por su parte, Brock Pierce es otro candidato que sin un partido que le respalde quiere llegar a la Casa Blanca. Tuvo una aparición en la película Mighthy Ducks, es empresario y se presume tiene una carrera provechosa en el ámbito de las criptomonedas.

Piensa que debería ser presidente porque hasta el momento se carece de una visión que permita proyectar al país al año 2030, también, porque no hay quien plantee un cambio en las reglas del juego que hasta ahora se lleva a cabo.

Una labor notable de este candidato es que ha realizado durante los últimos cuatro años labor social en Puerto Rico que ha recaudado más de un millón de dólares y ha entregado equipo sanitario en la isla.

Además, un candidato que resalta en la lista que maneja la Comisión Federal de Elecciones es Mark Charles, quien presenta motivos personales y no una plataforma conformada y consolidada para apoyar su candidatura.

Este nativo americano es programador de computadoras. Trabajó en el área de soporte técnico y es un defensor notable de la justicia social en temas de la comunidad nativa y afroamericana.

Plantea que su objetivo clave es ser una alternativa en los votantes que no sienten motivación a elegir entre Trump y Biden. Charles decidió en el año 2000 trasladar a su familia a un refugio navajo, en la cual viven y afirma que las tierras sobre las que se construyó la Casa Blanca pertenecen al pueblo Piscataway, quienes habitaron esa zona desde antes que Colón llegara al continente.

Más allá de estos cinco candidatos, la lista es larga. Cabe resaltar que los más de 1.200 aspirantes a ocupar la silla del Despacho Oval son aceptados por la Comisión Federal de Elecciones por ser un derecho consagrado en las leyes, aunque no tengan una posibilidad real de obtener votos el próximo 3 de noviembre.