El Senado brasileño aprobó hoy por mayoría calificada la casación del mandato de la presidenta Dilma Rousseff, quien advirtió que condenarla sin cometer ningún delito de responsabilidad, por lo cual fue acusada, constituye un golpe de Estado.
La separación definitiva de Rousseff de su cargo, para el cual resultó electa en 2014 por más de 54 millones de brasileños, fue aprobada por 61 senadores, mientras 20 votaron en contra. Para la consumación del impeachment se requerían de al menos 54 votos a favor.
Al prestar declaración este lunes ante el pleno senatorial, Dilma ratificó que si resultaba condenada sin que pudiera probarse su culpabilidad se produciría un golpe parlamentario, característico de los tiempos modernos en América Latina.
Cualquier proceso de impeachment que se realice sin existir un delito de responsabilidad del Presidente 'es un ataque claro e integral a la Constitución; un golpe de Estado en sus nuevas vestimentas', remarcó.
Señaló además que el proceso de impeachment estuvo marcado, de principio a fin, por un clamoroso desvío de poder (por parte del extitular de la Cámara de Diputados Eduardo Cunha) y eso explica 'la absoluta fragilidad de las acusaciones dirigidas contra mí'.
Remarcó asimismo que la casación de su mandato resultaría 'en la elección indirecta de un gobierno usurpador' encabezado por el vicepresidente Michel Temer, a quien calificó de coadyuvante de Cunha en este proceso.