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Las desoladoras imágenes de la sequía extrema en España: pueblos y monumentos que emergen y humedales que se secan 

La grave sequía que sufre el continente europeo está haciendo emerger valiosos y sorprendentes vestigios del pasado. Desde restos de equipamiento militar nazi hasta monumentos prehistóricos, pasando por puentes, iglesias, campanarios y hasta pueblos enteros.

La bajada de las aguas en el último año, y especialmente en un verano particularmente seco, está dejando a la vista de todos un pasado sumergido. Este espectáculo está alcanzando su cénit en España, un país especialmente azotado por la sequía, a pesar de que tiene tradición en la lucha contra este problema.

El país con más pantanos de la Unión Europea –y el quinto del mundo– contempla como sus embalses se vacían y las estructuras que se revelan están siendo lugares de tránsito y peregrinaje de turistas y curiosos que no se quieren perder un cuadro tan infrecuente.

Recorriendo un país anegado hace 60 años

Después de la gran sequía que sufrió España en los años 1944 y 1946, el régimen del dictador Francisco Franco se puso manos a la obra en la construcción de embalses y pantanos. Una fiebre que tuvo uno de sus puntos álgidos en la década de los años 60 del siglo pasado y duró hasta los estertores del régimen.

Fue en esos años 60 cuando muchos términos municipales se vieron anegados, sacrificados a las nuevas instalaciones. Así pasó con el embalse de Valdecañas en el río Tajo, que devoró el dolmen de Guadalperal, conocido como el 'Stonehenge español', un monumento megalítico que se estima que data de entre finales del V y el III milenio a.C. En las últimas semanas, ha podido volver a ser contemplado en todo su esplendor desde que fue ocultado por las aguas en 1963.

El que se considera que podría ser el yacimiento neolítico más grande de toda la Península Ibérica fue declarado en mayo, por el Consejo de Ministros, Bien de Interés Cultural (BIC), una figura que otorga el máximo grado de protección de la Ley de Patrimonio Histórico Español.

Hasta el dolmen de Guadalperal se ha desplazado el turismo, al igual que a otros puntos. La cuenta de Twitter @RomanicoEspaña, especializada en el patrimonio medieval de país, ha recogido una lista, no exhaustiva pero muy ilustrativa, de muchas de las infraestructuras que han quedado al descubierto.

Entre ellas se encuentra la iglesia de Sant Romá de Sau, anegada por el embalse de Sau en 1963 y que es considerada la iglesia más antigua que sigue en pie en un cuerpo de agua. Correspondiente al estilo románico lombardo, fue construida en el siglo XI.

Como en el caso del dolmen mencionado antes, también son visibles restos más antiguos, como los del campamento militar romano de Acquis Querquennis, que la bajada del nivel de agua en el embalse de As Conchas, en la provincia gallega de Ourense, ha dejado al descubierto.

También el puente romano de Vinuesa fue enterrado por las aguas del embalse de la Cuerda del Pozo cuando se construyó en 1941, de manera que solo es visible en los meses de verano y especialmente en los años más secos, como este, que es cuando se puede contemplar de forma global su estructura.

En cuanto a los fantasmas de poblaciones ya deshabitadas, son muchos los esqueletos que han asomado este verano. Se calcula que en el país alrededor de 500 pueblos quedaron anegados debido a la construcción de embalses, como el antiguo pueblo de Aceredo, en Galicia, sumergido en 1992 por el embalse de Lindoso, en la frontera entre Portugal y España.

2022: el cuarto año más seco desde que hay registros

Hasta el momento, el año hidrológico 2021-2022 se configura como el tercero más seco de lo que va de siglo y el cuarto de toda la serie histórica desde que hay registros, según los datos que recoge la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET), tan solo por detrás de 1998-1999, 2004-2005 y 2011-2012.

De la misma manera, el año natural 2022 es el tercero más seco registrado, solo superado en este ranking por 2005 y 2012. Además, el periodo comprendido entre el 1 de mayo y el 15 de agosto ha sido el más seco desde al menos 1950.

Sin lluvia y con calor extremo

Este año han confluido la falta de precipitaciones y el calor extremo, con un verano que ha tenido 42 jornadas bajo ola de calor, otro récord climático. La mezcla ha dado lugar a una de las sequías más graves en las últimas décadas, que sufre no solo España, sino todo el continente.

En España las reservas de agua se encuentran bajo mínimos con unos embalses que albergan escasamente el 35 % de su capacidad. En esta misma semana de hace un año llegaban al 41,56 %, mientras que la media de los últimos diez años es del 53 %.

La semana pasada la AEMET confirmaba que España había vivido el verano meteorológico más cálido desde que se empezaron a recoger los datos, en 1961. El organismo ha registrado una anomalía media de +2,2 grados centígrados, lo que supone haber superado en 0,4 grados al anterior verano más cálido, que hasta ahora era el del año 2003.

El calor y la falta de lluvia no solo están dejando las imágenes de todo tipo de construcciones resurgiendo en embalses y pantanos, sino también otras que avisan del desastre medioambiental que se avecina. El parque nacional de Las Tablas de Daimiel o el Parque Natural de Doñana son los ejemplos más flagrantes.

El primero es un espacio natural protegido que comprende un humedal y es uno de los últimos representantes de un ecosistema denominado tablas fluviales, que se forman al desbordarse los ríos en sus tramos medios. Por su parte, Doñana, también un espacio protegido, alberga una de las mayores reservas de aves. Ambos territorios se encuentran al borde de la desaparición por la falta de agua.

La escasez de agua no proviene solo de la falta de lluvias del último año, sino que la agonía de estos dos grandes espacios naturales se lleva prolongando años, debido a los miles de pozos, una gran mayoría de ellos ilegales, que sustraen el líquido para diversas actividades.

En el país el principal uso del agua son las actividades agroganaderas, que consumen alrededor del 80 % del total. Las hectáreas de regadío en el país, en gran parte destinadas a la exportación, no dejan de crecer, mientras que el agua disponible para el consumo mengua.

De hecho, según el Ministerio de Transición Ecológica y Reto Demográfico, al menos tres cuartas partes del país están en riesgo de desertificación. Las causas son múltiples, pero una de ellas es la "explotación insostenible de los recursos hídricos subterráneos, contaminación química y salinización de acuíferos", así como la proliferación de la agricultura de regadío.

Un otoño también seco y cálido

Por el momento los pronósticos meteorológicos no traen mejores noticias. Si bien esta semana ha comenzado con la borrasca Danielle dejando lluvias y descensos de las temperaturas en parte del país, no parece que vaya a ser la tónica de los próximos meses. Así, se espera que durante el otoño falte lluvia precisamente donde hay más sequía y que en la mayor parte del territorio las temperaturas estén por encima de la media entre 0,5 y 1 grado.

Durante el verano ya se han producido restricciones en el consumo de agua de un buen número de municipios y se teme que algunas tengan que prolongarse, con los pantanos en su nivel más bajo desde 1995.

Pero las restricciones van más allá. Hace dos semanas, la empresa energética Acciona paró totalmente la central hidroeléctrica de Rialb, en la provincia catalana de Lleida. El motivo es que por primera vez desde que comenzó a gestionar la planta en 2009 no hay agua suficiente para su funcionamiento, con un caudal de apenas el 5,2 % de su capacidad.

La situación puede, por lo tanto, agravarse. Por el momento el Gobierno de España ha apostado por las desaladoras, que ya producen el 9 % del agua que consume el país. Así, se cree que la inversión para reforzar una red que ya cuenta con 765 plantas repartidas por todo el territorio costero ascenderá a 300 millones de euros.

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