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La Organización Meteorológica Mundial ha confirmado este jueves que 2017 ha sido, junto a 2015 y 2016, uno de los tres años más calurosos desde que se comenzaron a tener registros en el año 1880. Un dato que la OMM ha atribuido a un “claro signo de una tendencia de cambio climático a largo plazo causado por el aumento de las concentraciones en la atmósfera de gases de efecto invernadero”.

Aunque en términos absolutos el año 2016 ostentó todos los récords de temperaturas, 2017 ha sido el más cálido en un año sin fenómeno de El Niño, una circunstancia que normalmente hace subir el termómetro global. En cualquier caso, la organización destaca el hecho de que, de media, la temperatura de estos tres años ha supuesto un aumento de 1,1

grados con respecto a los niveles preindustriales, unos niveles cada vez más próximos a los 1,5 grados de aumento máximo que la comunidad internacional se comprometió a no sobrepasar en el Aacuerdo de París. Los científicos marcan el límite de 2 grados como el punto de inflexión para consecuencias meteorológicas de gran impacto.

“La tendencia de la temperatura a largo plazo es mucho más importante que la clasificación de años individuales, y esa tendencia es ascendente”, ha señalado el secretario general de la OMM, Petteri Taalas, en un comunicado. “Diecisiete de los dieciocho años más cálidos jamás registrados han tenido lugar durante este siglo, y en grado de calentamiento durante los últimos tres años ha sido excepcional. El calor del Ártico ha sido especialmente pronunciado y esto tendrá repercusiones profundas y duraderas en los niveles del mar y en los patrones climáticos en otras partes del mundo”, continua.

Con respecto al periodo anterior -que los meteorólogos miden en líneas temporales de 30 años-, transcurrido entre 1981 y 2010, el año pasado supuso un aumento de 0,46 grados.

La organización explica, no obstante, que además del calentamiento global por el aumento de las emisiones de CO2, el clima sufre por sí mismo una variabilidad natural debido a fenómenos como El Niño y La Niña. Mientras El Niño genera tendencias cálidas, La Niña tiende a contribuir a temperaturas más frías, que sin embargo no han impedido este año alcanzar récords históricos.

“Las temperaturas solo cuentan una pequeña parte de la historia. El calor en 2017 fue acompañado por un clima extremo en muchos países del mundo. Los Estados Unidos de América tuvieron su año más caro en términos de desastres meteorológicos y climáticos, mientras que otros países vieron su desarrollo ralentizado o revertido por los ciclones tropicales, las inundaciones y la sequía”,  dijo Taalas.