Aviso

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En ocasión del 5 de junio,  Día Mundial del Medio Ambiente, la Red Latinoamericana contra los Monocultivos de Árboles (RECOMA), una red de organizaciones latinoamericanas cuyo objetivo fundamental es coordinar actividades para oponerse a la expansión de monocultivos forestales a gran escala en la región y que cuenta con representantes de varios países

latinoamericanos, rechaza una vez más la iniciativa denominada “Plataforma de Plantaciones de Nueva Generación” (NGPP por su sigla en inglés (1)), de la que son parte las principales empresas de monocultivos de árboles en gran escala en América Latina, además de otras empresas activas en otros continentes y países.

 

En 2011, RECOMA ya se pronunció por primera vez a través de una carta pública contraria a esta iniciativa promovida por WWF (2). En esa carta, rechazamos la NGPP porque no cuestiona en ningún momento el modelo actual de exportación de commodities en el cual se enmarcan los monocultivos de árboles al tiempo que lo legitima y promueve. La mayoría de las empresas miembro tienen como objetivo producir madera para celulosa de exportación y buscan ampliar sus plantaciones incluso para, como afirman, valorizar otros “servicios” que brindan las plantaciones como el carbono y la biomasa para energía. La NGPP afirma -sobre posibles problemas que podrían estar causando- que basta mejorar las plantaciones para resolverlos, sin cambiar el modelo.  Pero, cómo resolver los problemas si estos al mismo tiempo tienen que ver con características intrínsecas del modelo de forestación industrial como la concentración de la tierra, el desalojo de comunidades locales, la exclusión de otras formas productivas y el agotamiento del agua y el suelo?

En marzo de este año, la Plataforma de Plantaciones de Nueva Generación, realizó su encuentro anual en San Pablo, Brasil. En su página web, divulga un documento titulado “10 cosas que hemos aprendido en San Pablo”. Como “aprendizajes” celebraron, por ejemplo, el hecho de que la productividad de las plantaciones, sobre todo la del eucalipto, ha aumentado mucho. Para producir 1 millón de toneladas de celulosa hoy en día, necesitan 80 mil hectáreas, mientras que a inicios de los años 1980 se necesitaban 160 mil hectáreas. También anuncian con entusiasmo los árboles transgénicos, citando a un científico participante del encuentro que afirma que los árboles transgénicos consumen cada vez menos agua, producen  cada vez más biomasa y absorben más carbono. “Aprendieron” también que impactos sociales y ambientales no son problemas sino “oportunidades”, porque si deciden “resolver” esos problemas, puede resultar en más lucro. Afirman además que no les gustan los “conflictos”, dicen que  “conflicto es el mayor enemigo de la humanidad”, considerando que  “hablar es la mejor forma de superar el conflicto”.

 

Respecto al conflicto territorial -uno de los principales y más graves conflictos entre, por un lado,  comunidades y, por otro lado, empresas que ocupan enormes extensiones de tierras- dicen que “aprendieron” que: “en muchos países en desarrollo, la propiedad de y el acceso a la tierra muchas veces no está clara; eso a su vez puede generar desigualdad y acusaciones de ´acaparamiento de tierras´ por parte de las empresas”.

 

Contrariamente a lo que afirman en su documento, las empresas y las ONGs como WWF parecen haber aprendido muy poco. Si es verdad que las plantaciones, en su gran mayoría de eucalipto, hoy en día crece dos veces más rápido que en el pasado, es verdad también que la extensión de plantaciones ha crecido por lo menos dos veces o más también  y con eso la producción de celulosa aún mucho más.  Al final, lo que le interesa a las empresas en primer lugar es acumular más lucro y lo hace con más producción y especulación con las tierras, con las posibles ventas futuras, etc.

 

La empresa Suzano en Brasil consiguió en 2015 aprobar un eucalipto transgénico, a pesar de que el proceso de aprobación violó recomendaciones del Convenio de Diversidad Biológica  (CDB) y sin saber bien los impactos que esta nueva tecnología puede generar a futuro. Otra vez la prioridad es conseguir producir más y por lo tanto lucrar más, algo denunciado por las mujeres de la Vía Campesina en su acción de ocupación del vivero de Suzano en el estado de San Pablo el 8 de Marzo de 2015.

 

Con la creciente toma y control de  tierras, las empresas han aumentado los conflictos  en nuestro continente, estos son además el origen de conflictos armados como en el caso de Colombia. Eso tiene que ver con algo más que las empresas parecen no querer aprender: no es verdad que la propiedad y el acceso a la tierra en nuestros países “no está claro”, al contrario! Hasta hoy las empresas no quieren reconocer que son parte  integrante de un grupo dominante que históricamente con todo el apoyo del aparato estatal, se ha apropiado de tierras expulsando directa o indirectamente las comunidades campesinas, indígenas y tradicionales que eran dueñas legítimas de sus tierras,

 

En los casos en que las empresas generan un conflicto por la tierra, lo que con frecuencia vemos para con las comunidades locales es que se implementan tácticas de división de esas comunidades con cooptación de líderes, fingiendo su bondad en ceder áreas mínimas para proyectos agrícolas, y otras más, continuando con la misma lógica de dominación sobre el territorio pero aparentando ser “buenos vecinos” con las comunidades. Sabemos que esas tácticas no resuelven los conflictos, muchas luchas de recuperación de tierras continúan ocurriendo y las comunidades continúan resistiendo, enfrentando violaciones y persecuciones, insistentemente ignoradas por los gobiernos, por las empresas de certificación FSC y por las grandes empresas de “comunicación”, quienes apoyan a las empresas de plantaciones porque de ellas se benefician de una u otra forma, por ejemplo valoran su “contribución” a la economía, mientras que ignoran los derechos legítimos de las comunidades.

 

En Brasil, podemos citar, por ejemplo, en el estado de Bahía, a los indígenas Pataxós de la comunidad Nueva Esperança y trabajadores sin tierra del asentamiento São Caetano del MLT (Movimiento de Lucha por la Tierra), que en este momento ocupan y producen alimentos a pesar de las dificultades por la sequía, en tierras ilegalmente tomadas por la empresa Veracel – propiedad de Fibria y Stora Enso – para plantar eucalipto. En el estado de Espirito Santo, comunidades tradicionales quilombolas resisten por décadas en sus pequeñas glebas de tierras y también realizan varias retomadas del territorio que pertenece a ellos pero que es ilegalmente ocupado con títulos fraudulentos por la empresa Fibria.

 

En nuestra visión, las empresas que quieren ser parte de una “nueva generación” son aquellas que de hecho resuelven los problemas causados. Son aquellas que reparan las múltiples violaciones que han cometido. Un primer paso fundamental sería devolver sin demora las tierras y territorios que ilegalmente e ilegítimamente tomaron de campesinas y campesinos locales, de comunidades tradicionales e indígenas.

 

Mientras eso no suceda, otra generación de jóvenes va a tener que convivir con plantaciones industriales de eucalipto en gran escala y todos sus impactos a nivel ambiental y social.

 

En el marco de este 5 de junio de 2016, nuestro homenaje a todas las comunidades campesinas, indígenas y quilombolas que, a pesar de todas las dificultades continúan luchando diariamente contra esas plantaciones y el modelo basado en el lucro. Es el afán de lucro y ganancia por encima de todo lo que  tal vez sea el mayor enemigo no solo del medio ambiente sino de toda la humanidad.

 

Notas:

1. http://newgenerationplantations.org/

2. http://wrm.org.uy/es/otra-informacion-relevante/carta-denuncia-en-rechazo-a-la-iniciativa-plataforma-de-plantaciones-de-nueva-generacion/

 

Organizaciones integrantes de RECOMA: Amigos de la Tierra Argentina y Guardianes del Iberá, Argentina – FASE-ES, Brasil –  OLCA, Chile – CENSAT, Colombia – COECOCEIBA, Costa Rica – Acción Ecológica, Ecuador – SAVIA, Guatemala –  Madre Tierra, Honduras – Otros Mundos, México – Sobrevivencia, Paraguay – REDES, Uruguay

 

Secretaría: Movimiento Mundial por los Bosques, Uruguay – tel. 598 2605 6943 – Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.