Como parte del clima de inestabilidad política que vive Estados Unidos en los últimos días de la presidencia del saliente Donald Trump, durante el fin de semana se registraron varias protestas con manifestantes armados en las cercanías de los respectivos capitolios estatales de varios estados; de acuerdo a varios diarios locales.
En la capital de Ohio, Columbus, se congregaron unas 50 personas. Cerca de la sede del poder estatal, el grupo se cruzó con una protesta contraria, en la que se veía una bandera del movimiento Black Lives Matter. No obstante, no hubo actos de violencia.
En Michigan, más de 50 manifestantes con armas de calibre militar se reunieron ante el capitolio estatal en la ciudad de Lansing, pero casi todos se marcharon pronto, abrumados por la gran presencia policial y de la Guardia Nacional alrededor del edificio.
La protesta más grande, de unas 100 personas, tuvo lugar en la capital de Texas, Austin. También discurrió de manera pacífica, impulsados por el movimiento extremista "Boogaloo", el cual confía en que una guerra civil derroque al Gobierno estadounidense, aunque sus integrantes insistieron que no estaban allí por Donald Trump, sino para defender su derecho a portar armas.
Los "boogaloo" coincidieron con seguidores de Trump en la protesta en Columbus (Ohio), pero más allá de algunos insultos que intercambiaron, no hubo incidentes destacables. Asimismo, una reunión de seguidores de Trump tuvo lugar en Salem, capital de Oregón. Allí, se congregaron cerca de una docena de personas. Se identificaron también como miembros de "Boogaloo".
Entretanto, en Washington se registraron al menos tres arrestos este fin de semana: una mujer acusada de hacerse pasar por policía y dos hombres armados detenidos cerca del perímetro central de la ciudad, aunque uno de ellos aseguró después que se había perdido y que no intentaba acceder a la zona cercada.