Un grupo de investigadores han descubierto cómo el mosquito Aedes aegypti, principal transmisor de virus como el dengue, zika, chikungunya y fiebre amarilla, detecta a sus objetivos humanos empleando un infrarrojo térmico para alimentarse.
El estudio, publicado en la revista Nature, fue replicado por la vicepresidenta sectorial de Ciencia, Tecnología y Salud, Gabriela Jiménez Ramírez, compartiendo a través de su canal de Telegram el artículo titulado: “La luz infrarroja térmica dirige el comportamiento de búsqueda de hospedador en los mosquitos Aedes aegypti”.
La también ministra del Poder Popular para Ciencia y Tecnología (Mincyt), explicó que “la punta de la antena de los mosquitos contiene neuronas que tienen receptores sensibles al calor” y que la radiación infrarroja que emana el cuerpo humano puede “guiar a los mosquitos desde distancias de hasta 70 centímetros”.
Asimismo, describe cómo detecta un mosquito a un humano, detallando que el insecto “nota primero la mínima fluctuación de dióxido de carbono (CO₂) en el aire, provocada por la respiración de un ser humano, una detección que se realiza a más de diez metros del sujeto”, y que posteriormente, reacciona a la «actividad locomotora e incrementa su reactividad a otros estímulos provenientes del huésped», por ejemplo, el olor de los humanos, detectable a una distancia de uno o dos metros.
También reseña que el A. aegypti tiene mala vista, por lo que la eficacia de estas señales se ve alterada por posibles corrientes de aire, aunque “sí sabe que está cerca de alcanzar su objetivo cuando se encuentra a menos de diez centímetros de la piel humana, ya que detecta la humedad y el calor”.
Experimentos con diferentes escenarios
La publicación científica reseña que para poner a prueba su detección infrarroja, los autores colocaron 80 mosquitos hembras en una jaula, a pocos centímetros de dos placas: una a temperatura ambiente de 29,5 °C, típica de un país cálido, y la otra a la temperatura de la piel humana: 34 °C.
“En el experimento también se usó la emisión de una discreta nube de CO₂ y la difusión del olor de sudor humano proveniente de un viejo guante”, especifica el artículo.
De este modo, los científicos observaron que una sola señal, ya sea CO₂, olor o radiación infrarroja de la placa a la temperatura de la piel, provocaba una respuesta muy débil.
Por lo tanto, los autores suponen que «la detección por infrarrojos podría ser ampliamente utilizada por los mosquitos para dirigirse hacia huéspedes de sangre caliente».