Por primera vez, unos científicos intentan cultivar un nuevo hígado en miniatura dentro de una persona, de acuerdo con la compañía de biotecnología LyGenesis quien está intentando convertir el concepto en realidad.
LyGenesis anunció que un primer voluntario recibió una inyección de células de donante para convertir uno de sus ganglios linfáticos en un segundo hígado.
El procedimiento se llevó a cabo en Houston (EE. UU.) el 25 de marzo como parte de un ensayo clínico que probará el tratamiento experimental en 12 adultos con enfermedad hepática terminal.
Alternativa a la escasez de órganos
Estos pacientes suelen necesitar un trasplante de hígado, pero escasean los órganos de donantes. LyGenesis espera estimular el crecimiento de suficiente tejido hepático sano para que los pacientes no necesiten uno.
“Utilizamos el ganglio linfático como biorreactor vivo”, comenta Michael Hufford, cofundador y CEO de LyGenesis, con sede en Pittsburgh. Asegura que solo un 10 a 30% de masa hepática adicional tendría efectos significativos para quienes padecen enfermedad hepática terminal.
En Estados Unidos, alrededor de unas 10,000 personas están en la lista de trasplantes de hígado, y muchas esperarán meses o años para conseguirlo. Esa cifra no incluye a quienes necesitan un nuevo hígado pero no reúnen los requisitos para un trasplante debido a otros problemas de salud.
Del mismo modo, no todos los hígados de donantes son compatibles con un paciente que espera un trasplante. A veces no corresponden al grupo sanguíneo adecuado o son demasiado grasos para su uso. Pero siguen siendo viables para el proceso de LyGenesis, y un hígado donado posee células suficientes, según Hufford, para tratar hasta 75 personas.
De esos órganos desechados, los científicos de LyGenesis aíslan y purifican los hepatocitos, las células más abundantes del hígado, y los recolectan en una bolsa intravenosa. El siguiente paso es llevar las células al lugar adecuado del organismo.
Las células sanas de un donante no pueden inyectarse directamente en un hígado enfermo porque no sobrevivirían, destaca Eric Lagasse, director científico de LyGenesis y profesor de Patología de la Universidad de Pittsburgh.
Lo más parecido a un hígado natural
En los primeros experimentos, Lagasse descubrió que si inyectaba células hepáticas sanas en los ganglios linfáticos de ratones, las células proliferaban y formaban un segundo hígado más pequeño para asumir las funciones del que fallaba en el animal.
Los nuevos hígados crecían hasta un 70% del tamaño de uno nativo. “Lo que ocurría es que el hígado se desarrollaba hasta cierto tamaño y después dejaba de hacerlo cuando alcanzaba el nivel necesario para funcionar con normalidad”, resalta Lagasse.
En la Universidad de Pittsburgh, Lagasse y sus colegas también probaron el método en cerdos. En un estudio publicado en 2020, comprobaron que estos especímenes recuperaban la función hepática tras recibir una inyección de células hepáticas en un ganglio linfático abdominal.
Cuando los científicos examinaron los ganglios linfáticos con hígados en miniatura, hallaron una red de vasos sanguíneos y conductos biliares que se había formado espontáneamente.
Cuanto más grave era el daño en el órgano nativo de los cerdos, más crecían los segundos hígados, lo que sugiere que el organismo de los animales es capaz de reconocer el tejido hepático sano y transferirle sus responsabilidades, reseñó Wired en nota de prensa.
El beneficio más probable del tratamiento LyGenesis, explican, sería eliminar el amoníaco de la sangre. En la enfermedad hepática terminal, el amoníaco se acumula y llega al cerebro, donde provoca confusión, cambios de humor, caídas y, a veces, comas. Sin embargo, no considera que los nuevos mini órganos realicen todas las funciones de un hígado natural, porque contienen tipos celulares distintos de los hepatocitos.
Si el método funciona, conformaría una alternativa vital al trasplante de hígado para algunos pacientes. “Si demuestran que es eficaz y seguro”, comentan, “sin duda habrá candidatos interesados en este tipo de intervención”.