En un avance médico, los científicos lograron frenar el crecimiento de cánceres intestinales en ratones utilizando células inmunitarias del intestino grueso. Estos nuevos conocimientos ayudarán a comprender e identificar nuevos factores de riesgo para el desarrollo del cáncer.
Uno de los tratamientos contra el cáncer más prometedores es la inmunoterapia, que consiste en entrenar al sistema inmunitario para que identifique y destruya las células cancerosas. Sin embargo, la mayoría de las inmunoterapias actuales solo benefician a una pequeña minoría de pacientes con cáncer de intestino, menos del 10%.
“Descubrimos que un conjunto importante de células inmunitarias del intestino grueso —las células T gamma delta— son cruciales para prevenir el cáncer de intestino”, afirma la inmunóloga Lisa Mielke, de la Universidad La Trobe de Australia reseñado por Sputnik en su portal web.
Comprobaron que existía una correlación entre las células T gamma delta y los resultados clínicos favorables del cáncer de intestino. Cuando se detectó una mayor cantidad de este tipo de células inmunitarias en los tumores de pacientes con cáncer de intestino, estos tenían más probabilidades de sobrevivir y de experimentar recuperaciones más positivas.
“Las células T gamma delta actúan como nuestros defensores de primera línea en el intestino. Lo que hace extraordinarias a estas células inmunitarias es que patrullan y salvaguardan constantemente las células epiteliales que recubren el intestino, actuando como guerreras contra posibles amenazas cancerígenas”, afirma la investigadora.
El análisis de células del intestino, tanto de humanos como de ratones, descubrió características moleculares en el intestino grueso que afectan a la capacidad de las células T gamma delta para realizar su labor protectora. Mientras que en el intestino delgado, esas células T seguían con su trabajo.
“Descubrimos que la cantidad y diversidad del microbioma en el intestino grueso daba como resultado una mayor concentración de una molécula llamada TCF-1 en las células T gamma delta en comparación con otras áreas del intestino”, explica Marina Yakou, estudiante de doctorado en el Instituto de Investigación del Cáncer Olivia Newton-John.
“Esta molécula (TCF-1) suprime nuestra respuesta inmune natural, las células T gamma delta, para combatir el cáncer de intestino”, agrega.
Y lo que es más importante, los ratones a los que se suprimió esta proteína TCF-1 desarrollaron una mayor respuesta inmunitaria contra el cáncer de intestino.
“Esto cambió fundamentalmente el comportamiento de estas células inmunitarias y observamos una notable reducción del tamaño de los tumores de cáncer de intestino”, afirma Yakou.
Esto significa que existe la posibilidad de manipular el microbioma, y posteriormente estas células T, en el intestino grueso de los seres humanos para mejorar su capacidad de lucha contra el cáncer.
“Estos nuevos conocimientos nos ayudarán a comprender e identificar nuevos factores de riesgo importantes para el desarrollo del cáncer, pero también a mejorar el cribado del cáncer de intestino en el futuro”, concluye la investigadora.