Editores y divulgadores científicos recurren a la Inteligencia Artificial (IA), para editar y resumir, rápidamente, sus artículos de investigación. Herramientas como ChatGPT, están cada vez más presentes en sus puestos de trabajo, por ofrecer respuestas rápidas a sus consultas e inquietudes.
En ese sentido, un artículo publicado por la revista Nature, reveló que aunque el desarrollo tecnológico es significativo, su uso indiscriminado podría alterar la manera en la que se realiza la comunicación y la publicación científica.
Para evaluar la situación, el equipo de investigación de la revista realizó una encuesta que determinó que los científicos que utilizan los bots, basados en el Modelo de Lenguaje Grande (LLM), con regularidad, todavía son una minoría, pero muchos esperan que las herramientas de IA generativa se conviertan en asistentes habituales, para escribir manuscritos, informes de revisión por pares y solicitudes de subvenciones.
“La accesibilidad de las herramientas de inteligencia artificial generativa, podría facilitar la elaboración de artículos de mala calidad y, en el peor de los casos, comprometer la integridad de la investigación”, expresó el director ejecutivo de Digital Science, Daniel Hook, una firma de análisis de investigación, con sede en Londres.
Existen casos en el que los investigadores han admitido haber utilizado ChatGPT para ayudarse a escribir artículos. Sin embargo, han sido atrapados tras haber olvidado eliminar signos reveladores de su uso, como referencias falsas o la respuesta preprogramada del software, de que es un modelo de lenguaje de IA.
La publicación de la revista describe la preocupación de muchos editores, de que la IA generativa pueda usarse para producir más fácilmente artículos falsos pero convincentes, por lo que sugiere a los lectores verificar que los autores son genuinos y que han realizado la investigación que presentan.
Con el propósito de evitar manuscritos de mala calidad o con falsificaciones asistidas por IA, la vicepresidenta sectorial para Ciencia, Tecnología, Educación y Salud, Gabriela Jiménez Ramírez, realizó una serie de recomendaciones en sus redes sociales destinadas a orientar sobre cómo se debe leer un trabajo científico.
Entre las consideraciones está que al comienzo se lea la introducción y no solo el resumen del artículo científico; así como buscar las opiniones de otros investigadores sobre el tema, esto identifica expertos en el campo, al considerae sus opiniones y corroboraciones.