A inicios de febrero pasado, el Consejo de Ministros de Cuba aprobó numerosas modificaciones en la organización del sector no estatal de la economía, entre ellas la autorización de 2.100 actividades a realizar por el sector privado, de 127 que estaban aprobadas hasta ese momento.
Resulta lógico que esta modificación acaparase la mayoría de los titulares, pero no fue la única decisión adoptada para beneficio de un sector que agrupa a más de 600.000 trabajadores (13 por ciento del total de personas ocupadas en el país) y se ha convertido en un complemento sustancial de la economía de la Isla.
Estrategia soberana a largo plazo
La condición estratégica del sector privado en Cuba no es obra del azar o de un razonamiento improvisado.
El diseño a mediano y largo plazo del desarrollo económico de la nación caribeña es el resultado de un proceso de conceptualización cuyos antecedentes se pueden ubicar en la discusión de los Lineamientos de la Política Económica del Partido y la Revolución, en 2010, y la consulta popular que suscitó.
Esa conceptualización ha colocado los cimientos para desarrollar la economía cubana a partir de criterios de eficiencia y sostenibilidad, entre otros, y garantizarle hacia 2030 mayor solidez e integralidad sin renunciar a su carácter socialista.
Este esfuerzo de sistematización también ha procurado ajustar el funcionamiento económico del país caribeño al “aquí y ahora” provocado por el bloqueo de EE.UU., pero sin perder de vista el interés en generar crecimiento con desarrollo.
A la hostilidad de la Casa Blanca se han unido los efectos de la Covid-19, que ha provocado una sensible contracción de la economía de Cuba un año después del inicio del brote en el país.
Estas situaciones han perjudicado al sector privado, pues muchos trabajadores desempeñan labores vinculadas al turismo y este se redujo debido a las prohibiciones de la Administración de Donald Trump y a la pandemia.
Entre novedades
Además de incrementarse las actividades autorizadas de 127 a 2.100, se eliminó el concepto de alcance de cada una.
Ahora el trabajador por cuenta propia puede presentar un proyecto que combine varias actividades autorizadas, y en él o ella recae la decisión de establecer sus límites.
La ministra de Trabajo y Seguridad Social, Marta Elena Feitó, explicó a medios cubanos que el alcance tenía un diseño rígido. Ello provocaba que numerosas propuestas de actividad no fueran autorizadas, pues no siempre se les hallaba una equivalente con respaldo legal.
Este cambio también permitirá aprovechar mejor el potencial de iniciativa y creatividad de los trabajadores, al permitir la concreción de paquetes de servicios.
Por otra parte, los interesados diseñarán y presentarán la propuesta de actividad que desean acometer ante una ventanilla única que se instituirá a tal efecto. Esta ventanilla brindará información y asesoría, recibirá solicitudes, tramitará suspensiones y permisos, y consultará con los organismos rectores.
También se decidió acortar el proceso burocrático. Una vez que se acepte el proyecto, se entrega al trabajador la autorización para iniciarlo, el carné de contribuyente y su afiliación al régimen de seguridad social.
Estas adecuaciones no implican un incremento de la carga tributaria. De hecho, se le reconocerá al trabajador por cuenta propia el cien por ciento de sus gastos. También se incrementó el ingreso mínimo que queda libre de impuestos.
El ministro de Economía y viceprimer ministro, Alejandro Gil Fernández, declaró a medios locales que en principio puede ejercerse toda actividad que no esté incluida entre las 127 que permanecen prohibidas, salvo que se halle algún impedimento legal que lo impida.
Cambiar todo lo que deba ser cambiado
Estos cambios se concibieron de manera participativa, pues en su diseño se implicaron especialistas de 22 organismos cubanos, expertos de universidades e integrantes de la Red de Emprendimiento e Innovación Empresarial de la Universidad de La Habana (también conocida como Cátedra de Emprendimiento).
La decisión adoptada por el Consejo de Ministros también da respuesta a sugerencias y recomendaciones emitidas en años anteriores por los trabajadores por cuenta propia.
Con el anuncio de los cambios también inició el análisis de las opiniones que en estos momentos vierte la ciudadanía, a fin de considerar eventuales modificaciones que se deban introducir antes de su promulgación oficial.
En una comparecencia televisiva, Gil Fernández ejemplificó que se ha de mejorar la redacción del documento del Consejo de Ministros en torno a la investigación científico-técnica, pues algunas personas han entendido que está prohibida.
Precisó que ese es un derecho constitucional y agregó que será bienvenido todo el trabajador privado que desee investigar e innovar.
En la labor de retroalimentación participan la Central de Trabajadores de Cuba y los sindicatos.
Lo ocurrido ha de verse, además, en el contexto del proceso de ordenamiento de la economía cubana, pues la unificación monetaria y cambiaria eliminó distorsiones que afectaban al sector privado.
Cuba busca garantizar más insumos a mercados mayoristas
Gil Fernández explicó durante una comparecencia que Cuba no renuncia a tener un abastecimiento estable en los mercados mayoristas.
Refirió que ello no se ha podido concretar debido a la afectación de la pandemia, la falta de turismo, y el ataque a las remesas y otros perjuicios ocasionados por el bloqueo de EE.UU.
También destacó que, gracias a decisiones anteriores, las empresas estatales ahora pueden vender inventarios ociosos a los trabajadores por cuenta propia, y estos pueden importar insumos a través de entidades estatales de comercio exterior.
Precisó que la ampliación del trabajo por cuenta propia contribuirá al ahorro y a sustituir importaciones, así como a captar más divisas dentro de Cuba.
Recalcó que estos ingresos luego se utilizarán para revitalizar la industria y a su vez poner más insumos de producción nacional o con alto componente al alcance de las actividades económicas.
Asimismo desmintió que estos cambios conduzcan al capitalismo, pues se trata de decisiones soberanas y orientadas a construir un modelo socialista eficiente.