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El secretario general de la OEA, Luis Almagro, solicitó el procedimiento para abrir la Carta Democrática del organismo contra Venezuela.

Llegó a su fin la 46 Asamblea General de la Organización de Estados Americanos, que durante tres días reunió a cancilleres y embajadores de todos los países de América Latina y el Caribe junto a EEUU y Canadá. Este artículo propone cinco puntos para comprender lo que dejó la cumbre, y las posibles repercusiones que la misma tenga en los próximos meses:

 

El secretario general de la OEA, Luis Almagro, solicitó el procedimiento para abrir la Carta Democrática del organismo contra Venezuela.

a) Danilo Medina reivindicó a República Dominicana durante un importante discurso inaugural

 

El presidente anfitrión, aplomado pero con mucha firmeza, dijo las cosas con claridad: “la OEA debe pedir perdón” tras lo que fuera la invasión norteamericana de 1965, legitimada por este organismo. Este discurso, en el cual además Medina pidió que sea Unasur quien garantice el diálogo en Venezuela, marcó la pauta de lo que sucedería en los días posteriores. Fue apenas un mes después de una contundente votación que reeligió al presidente dominicano, desmintiendo -al menos parcialmente, sobre todo tomando en cuenta la realidad centroamericana- el “fin de ciclo” continental.

 

b) EEUU buscó embestir a Venezuela, pero encontró un freno en el discurso de Delcy Rodríguez

 

La intención de Kerry fue “romper el hielo”, interviniendo en primer lugar, buscando luego adhesiones a su posición sobre Venezuela. No esperaba una respuesta tan rápida de la canciller venezolana, quien pidió la palabra al instante, tal como había hecho en Asunción, Paraguay, en diciembre pasado durante la Cumbre del Mercosur (en aquel entonces, respondiendo a Mauricio Macri). Allí, Rodríguez recordó a López Rivera, el puertorriqueño que aún permanece detenido por pedir la independencia de su país y reclamó respeto por la soberanía venezolana. Esto sucedió apenas horas antes de la reunión de ambos cancilleres, donde Kerry y Rodríguez, ya en otro tono, intercambiaron opiniones sobre la situación de Venezuela y acordaron avanzar hacia una regularización diplomática entre ambas naciones, previendo una próxima reunión -a corto plazo- en base a este tema.

 

c) Almagro volvió a quedar deslegitimado en su papel de Secretario General

 

El Secretario General no evitó la tentación. Se puso -nuevamente- a favor de una de las partes en el tema venezolano. Así, dejó de lado cualquier equidistancia, signo que debería marcar la mirada de un Secretario General de una organización. Nicaragua llegó a plantear la posibilidad de apartarlo por estas posiciones, con un potente discurso en la plenaria del primer día. Además, Almagro también fue derrotado cuando Venezuela impuso una reunión para el día 21 de junio, junto al Consejo Permanente de OEA, con los ex presidentes convocados por Unasur para actuar en el diálogo venezolano (Zapatero, Torrijos y Fernández).

 

Pero faltaba más: en el último día de la Asamblea General, la propuesta de Rodríguez de elevar al Consejo Permanente un debate sobre la actuación del Secretario General ganó 19 a 12, erosionando aún más la capacidad de respuesta del ex Frente Amplio. Muy pocos países ensayaron una defensa del Secretario General durante la cumbre, lo que ilustra la soledad en la cual el uruguayo se encuentra. Deberá pensar, fríamente, los pasos a seguir luego de varias derrotas de forma consecutiva.

 

d) El ALBA y los países de Caricom volvieron a mostrarse como bloques sólidos

 

Hubo unidad en los discursos de Nicaragua, Venezuela, Bolivia y Ecuador y los países de Caricom. En ese sentido, la reunión de la Asociación de Estados del Caribe, realizada semanas atrás en La Habana, Cuba, sirvió de antecedente importante para esta cumbre, unificando una posición en relación al tema Venezuela, OEA y Unasur. También la solidez que presenta PetroCaribe se reflejó en la Asamblea General de la OEA, dándole vigorosidad a la unidad latinoamericana y caribeña.

 

Esto toma mayor relevancia ante el cambio de gobierno en Argentina y Brasil, que provoca una modificación parcial de la correlación de fuerzas en la región, y cierto amesetamiento en instancias como el Mercosur.

 

e) ¿Cuál es el futuro de la OEA?

 

La Organización de Estados Americanos, desde sus inicios, tuvo como característica peculiar la fuerte presencia de EEUU. Su sede en Washington es un reflejo de eso: la OEA fue pensada como el instrumento de vinculación (¿o dominación?) con América Latina y el Caribe. Además, la expulsión de Cuba (1962) por su filiación ideológica y la propia invasión a Dominicana, tres años después, grafican el historial de esta organización. En ese sentido, la promisoria aparición de la CELAC abrió un importante espacio donde los 33 países de América Latina y el Caribe comenzaron a debatir sus realidades sin injerencias externas.

 

Sin embargo, la OEA siguió funcionando, intentando tomar postura sobre temas candentes e importantes desde la perspectiva de los EEUU. La errática actuación de Almagro desde su elección al frente de la Secretaría General abre un momento de convulsiones dentro de la OEA, donde América Latina y el Caribe deberá preguntarse que es lo que puede aportar esta organización en los próximos años. Sobre el tema opinó días atrás Evo Morales Ayma, presidente de Bolivia, quien advirtió que, de continuar la política injerencista de parte de sus autoridades, su país podría abandonar el organismo. Lejos de tomar su consideración como mera retórica, las autoridades de la OEA deberán tomar nota del descontento que hay en relación a este organismo y a la actuación de su actual Secretario General.