POR: VLADIMIR ACOSTA
El análisis de Hudson que se cortó al final del pasado artículo, es válido. Solo que por servirse en forma exclusiva de fuentes yankees, subestimó en sus decisivos alcances el papel desempeñado por China y Rusia enfrentando con éxito la secular política guerrerista de Estados Unidos (EU) de mantener enemistados a los países árabes y musulmanes de ese Cercano Y Medio Oriente a fin de robarles su petróleo. Lo mortal para EU es que China y Rusia, hace ya casi un año, para despecho de EU e Israel, lograron entre esos países islámicos acuerdos de paz y convivencia, en especial entre Irán y Arabia Saudita, mostrando además el peso de nuevos países incorporados al BRICS, de los cuales cinco son islámicos y forman parte de ese Cercano Oriente. Eso sí que era y es mortal para EU, que desde entonces ha estado Haciendo todo tipo de esfuerzos y maniobras para sabotear esos acuerdos. Y todo indica que ya decidió que, como la guerra de Ucrania está agotada y casi perdida, necesita por medio del sionista Israel convertir de nuevo al Cercano y Medio Oriente en una feroz zona de guerra, a riesgo de que esos conflictos provocados degeneren pronto en guerra nuclear.
De allí que hubiese poca duda de que EU fuese el promotor solapado de la terrible guerra que desde el pasado 7 de octubre enfrenta de un lado a Hamas y a los palestinos, decididos a conquistar su libertad y su estado soberano, y del otro al genocida estado sionista de Israel, decidido por su parte a destruir a Gaza y a exterminar, en el mejor estilo nazi que es también el suyo, a toda esa población “inferior, de monstruos subhumanos” para poblarla con “superiores” sionistas israelíes. Pero en las semanas de violencia terrible transcurridas desde el sorpresivo 7 de octubre, todo se ha ido aclarando y hoy no queda duda de que el promotor de esta otra guerra, siempre con el mismo estilo irresponsable, cobardón e hipócrita con que ha promovido y financiado la de Ucrania, ha sido EU, que solo sabe promover guerras y criminales ruinas de países. Es cierto que el plan de Hamas tardó tiempo en cobrar forma y que dejó huellas perfectamente visibles tanto para EU como para Israel. Y lo que no se sabe hoy es solo si EU dejó correr el plan de Hamas para que el informado Israel pudiese responder a ese ataque en la forma mas brutal para aplastarlo. Y también se sabe que, contra lo que se dijo el primer día, Israel no tardó cinco horas en responder, sino que lo hizo casi de inmediato. Y la prueba de ello es que los primeros muertos israelíes, un total de cerca de 1.600, no fueron todos civiles, como se dijo al principio para fingir su sorpresa inicial, pues se ha demostrado que más de la mitad de ellos eran militares israelíes y policías. Eso prueba que Israel estaba bien preparado y que respondió casi de inmediato con sus fuerzas armadas. Esa mentira se derrumbó muy pronto.
Pero l la más monstruosa y falsa de todas fue la de los 40 bebés que, en su ataque inicial, el mismo 7 de octubre o poco después, habrían sido decapitados por Hamas. Esto fue una mentira horrenda y miserable forjada por Israel para mostrar desde el inicio a Hamas y a los palestinos como bestias monstruosas capaces de cometer crímenes semejantes. Pero la patraña israelí ha sido descubierta en cosa de días porque Israel, además de asesino de civiles y especialista en estos bulos, es también abierto y reiterado asesino masivo de niños palestinos de todas las edades. Así, ocurrió que mientras bombardeaba Gaza y masacraba a más de 1.500 palestinos, incluidos por supuesto varios centenares de niños, un medio israelí cercano a Netanyahu fraguó y puso a circular la falsa noticia de que en un atentado contra Kzar Aza, Hamas había degollado a 40 bebés israelíes. El medio que publicó e ilustró con imágenes el criminal bulo muestra en efecto que en ese ataque hubo muchos muertos y entre ellos niños. Pero no hay en la publicación el menor indicio de esos fantasiosos bebés degollados.
De inmediato, Haaretz, el diario israelí, seguido por el inefable New York Times reproducen la noticia, que habla también de muchos muertos, lo que, por supuesto, incluye niños, pero sin que aparezca ningún bebé degollado, porque no los hubo. La mentira corría el riesgo de quedar descubierta y desinflarse. Pero entonces aparece Biden. Sí, el irresponsable, corrupto y guerrerista presidente actual de EU actuando esta vez como un vulgar periodista mercenario, olvidando que él es el jefe y patrón de todos ellos. Biden llama a la prensa yankee para denunciar la monstruosa e insólita degollación de bebés israelíes cometida por Hamas, hecho “que lo horroriza”. Y con una hoja impresa en la mano, le grita a la prensa que esa hoja, que no muestra, tiene fotos de los 40 niños degollados. Como es de esperar, la noticia vuelve otra vez al primer plano. Pero dura poco. Porque la verdad es que en ella no hay fotos ni hay nada. Es otra pifia de Biden, desesperado por apoyar a Israel y por acusar de criminal a Hamas. Y es la propia Casa Blanca la que una hora más tarde lo tiene que desmentir.
Biden hizo una vez más el ridículo. La difusión de falsas noticias para causar escándalo es una vieja norma de guerra, pero combinando falsa información con fotos falsas o sacadas de otro contexto, se han hecho mucho más frecuentes en la actualidad, Aún no se olvida la de Bucha, forjada por el gobierno ucraniano con apoyo técnico y político de EU para acusar a Rusia y que el apresurado papa Francisco y el indigno Jefe nominal de la ONU, el portugués Antonio Guterres, siervo de EU, fueron los primeros en usarla para condenar sin base a Rusia. Todos sabemos que el especialista en matar y degollar niños, y en este caso sin depender de falsas fotos porque no las necesita, es Israel, que lo ha hecho en numerosas ocasiones sin la menor intención de ocultarlo. Las razones de Israel son claras. Su objetivo declarado es exterminar a los palestinos, lo cual no puede realizar sino mediante matanzas sucesivas para que no se las compare con obra de exterminadores nazis. Pero siendo la población palestina más numerosa y su tasa de natalidad más alta que la israelita, la cifra de niños palestinos, considerados por Israel como enemigos, es siempre muy grande, es de cerca de la mitad en cualquier censo, y si de lo que se trata es de exterminar un pueblo de alta natalidad en sucesivas matanzas, la cifra de niños que deben morir tiene que ser, y de hecho lo es, siempre la más elevada. Y si me he detenido con mucha calma en esto es por su particular importancia. Por cierto, después de la payasada de Biden, Israel reconoció que no tenía ninguna prueba real del degüello de los bebés y abandonó la falsa noticia.
Pero lo que no abandona en lo más mínimo es la continuación del bloqueo y de la masacre genocida y abierta del pueblo palestino iniciada el mismo 7 de octubre. Israel continúa día tras día y hora tras hora lanzando ataques terrestres y aéreos, atacando centros poblados, destruyendo escuelas y hospitales, expulsando y matando palestinos de Gaza y Cisjordania y disparando bombas y misiles. El hipócrita EU, que quiere mejorar su decadente imagen, por boca de su presidente y de los principales líderes de la Casa blanca, no se cansa de pedirle a Israel que disminuya sus ataques. Pero con intolerancia que linda con el desprecio, Netanyahu responde que continuará la guerra contra los palestinos hasta lograr en forma plena su objetivo: destruir y despoblar Gaza y Cisjordania. Hasta ahora, incluso su indiferencia es total ante el rechazo mundial que ha desatado al fin este horrendo genocidio en el que hasta el presente la cifra de palestinos muertos supera los 12.000 y la de niños muertos pasa ya de 7.000.
Trataré de examinar estos temas en artículo próximo.
Vladimir acosta
Noviembre de 2023