El Papa Francisco en su gira por Colombia beatificará al sacerdote
Pedro María Ramírez y al Obispo Jesús Emilio Jaramillo el próximo
8 de septiembre en Villavicencio. El cardenal primado de Colombia,
Rubén Salazar, dijo en un foro “Que bueno que la visita del santo
padre nos ayude a vencer la polarización política” [1]. Lo paradójico
es que justamente la beatificación de Ramírez y Jaramillo es la
legitimación del papel de la Iglesia católica en el conflicto armado, al
lado del Partido conservador y de las Fuerzas armadas
gubernamentales.
La Iglesia no es un ente absolutamente monolítico, está atravesada por las contradicciones
que se viven en las sociedades, pero es una institución lo suficientemente centralizada como
para haberse constituido en un Estado, El Vaticano, con los necesarios recursos
económicos, políticos y humanos como para jugar un papel destacado en la política
mundial y en cada uno de los países donde tiene presencia. Por otra parte es pertinente
distinguir entre la concepción filosófica de la cristiandad, aquella que lucha contra la
injusticia y defiende la igualdad de los seres humanos y otra la posición política que asume
en determinados momentos, en este campo las instituciones eclesiásticas razonan como
cualquier persona, adoptando comportamientos bastante terrenales, es decir, que no se
diferencian en nada de cualquier pecador o ateo.
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Constantino, que fue también beatificado como “similar a los apóstoles”,
en un mosaico bizantino en la Basílica Santa Sofía de Estambul
Hagamos un brevísimo repaso de cómo la Iglesia católica ha llegado a tener tanto poder. De
agrupación minoritaria en la antigua Roma, pasó a ser religión oficial a finales del Imperio
romano con el emperador Constantino en la primera mitad del siglo IV. Luego de la caída
del Imperio romano en el año 476 jugó un rol esencial en el feudalismo pues era el
mensajero que legitimaba el poder divino de los nobles sobre los siervos (campesinos) de la
gleba. En los albores del capitalismo el poder, el oro y las riquezas hicieron parte ostensible
de su funcionamiento, siendo el Papa Alejandro VI (Rodrigo Borgia) uno de los más
destacados representantes de la intriga y las malas virtudes en el solio de San Pedro de 1492
a 1503 (un mafioso en toda regla), colocando a sus cuatro hijos (éste máximo jerarca no
respetó el celibato) en la trama del poder pontificio, sobresaliendo César Borgia por sus
cualidades militares y políticas.
Rodrigo y César Borgia
Como siempre el dinero ha sido escaso, en aquel entonces se inventaron la venta de
Indulgencias para aquellos que presumiblemente arderían en el Infierno o estarían a fuego
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lento en el Purgatorio, los compradores eran generalmente burgueses que acumularon
capital violando los mandamientos de la ley divina, por tal motivo, entre otros, el sacerdote
Martín Lutero rompió con Roma. En esa época estaba en todo su esplendor la Inquisición,
institución jurídico religiosa que perseguía herejes y que estaba basada en la arbitrariedad
(se admitían denuncias anónimas y el enjuiciado permanecía encarcelado por años sin
conocer al “informante”) y la tortura, la cual era lícito aplicar para obtener la verdad; el
veredicto generalmente era ser quemado en la hoguera en la plaza pública y el patrimonio
de los reos pasaba a “manos más cristianas”. La Inquisición “impartió justicia” hasta la
segunda década del siglo XIX en España y sus colonias americanas [2].
El arzobispo Antonio Pascual de San Pedro de Alcántara Caballero y Góngora, Virrey de Nueva Granada
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En América la espada y la cruz impusieron su orden a sangre y fuego. Es de reconocer que
gracias a Fray Bartolomé de las Casas, un siglo después de la llegada de los europeos al
nuevo mundo, fue que se reconoció que los indígenas tenían alma y por lo tanto era pecado
matarlos o desmembrarlos. Durante la conquista y la colonia la Iglesia estuvo al lado de
encomenderos y terratenientes manteniendo una jerarquía social “avalada desde los cielos”.
En la Insurrección de los Comuneros en 1781 el arzobispo Caballero y Góngora celebró un
acto religioso como telón de fondo a la firma del acuerdo de los insurrectos con la corona
española, semanas después el principal líder comunero, José Antonio Galán, era
desmembrado y el arzobispo Caballero y Góngora nombrado virrey de la Nueva Granada
en 1782.
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Hidalgo (c.) y Morelos
Pero también hubo sacerdotes que acompañaron a su rebaño en la lucha contra las causas
estructurales de la injusticia. El sacerdote Miguel Hidalgo dirigió la primera etapa de la
Independencia mexicana, fue apresado y fusilado el 30 de julio de 1811; el también
sacerdote José María Morelos, que dirigió la segunda etapa de la Independencia en México,
corrió la misma suerte de Hidalgo, fue ejecutado el 22 de diciembre de 1815; y no
olvidemos a nuestro Andrés Rosillo, en el virreinato de la Nueva Granada, acusado de
actividades subversivas, detenido por la corona, liberado por el pueblo el 21 de julio de
1810, luego encarcelado por Pablo Morillo en 1816 y enviado a una prisión española,
posteriormente puesto en libertad por la revolución liberal de 1820.
Andrés Rosillo
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Pablo Morillo y Morillo, conde de Cartagena, marqués de La Puerta, alias El Pacificador, visto por Adriá Fruitós
Manuel Canuto “Trabuco” Restrepo
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Durante el siglo XIX la Iglesia fue tomando partido por el Partido conservador, pues los
terratenientes necesitaban que los peones se endeudaran de por vida para pagar los costosos
servicios religiosos: negocio redondo entre curas y latifundistas que constituyó la esencia
de las relaciones sociales en la hacienda colonial andina. Ante los intentos modernizadores
de mediados del siglo XIX la Iglesia fue totalmente contraria a ello, se levantó en armas
para impedir la separación de la Iglesia y el Estado. El padre Canuto Restrepo combatió con
fiereza para imponer a los conservadores en el estado de Antioquia entre 1863 y 1864, tanto
así que sus contemporáneos lo apodaron “Trabuco Restrepo” [3]. Enviar a los niños a
estudiar a escuelas estatales daba excomunión en 1876, votar por el Partido liberal igual y si
no recordemos al primer santo colombiano, el obispo de Pasto de origen español Ezequiel
Moreno, otro aguerrido combatiente que se fogueó en la Guerra de los mil días (1899-1902)
al lado de los conservadores contra los liberales, su testamento de 1905 lo dice todo:
“El liberalismo ha ganado lo indecible, y esta espantosa realidad proclama con tristísima
evidencia, el más completo fracaso de la pretendida concordia entre los que aman el altar
y los que abominan el altar, entre los católicos, (es decir conservadores) y liberales, (es
decir ateos). Confieso, una vez más, que el Liberalismo es pecado, enemigo fatal de la
Iglesia y reinado de Jesucristo, y ruina de los pueblos y naciones; y queriendo enseñar
esto, aun después de muerto, deseo que en el salón donde se exponga mi cadáver, y aun en
el templo durante las exequias, se ponga a la vista de todos un cartel grande que diga: EL
LIBERALISMO ES PECADO.”[4]
Durante la primera mitad del siglo XX la postura dominante de la Iglesia fue atacar a los
liberales:
1913, un sacerdote antioqueño afirma “Hombres y mujeres que me escucháis, tened
presente que el parricidio, el infanticidio, el hurto, el crimen, el adulterio, el incesto,
etc., etc., son menos malos que ser liberal, especialmente en cuanto a las mujeres se
refiere”. Otro caso es el de un cura que al dar los resultados electorales decía
“Católicos, 435; rebeldes contra Dios y su Santa Iglesia, 217”. [5]
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1916, los obispos del país declaran que leer el periódico liberal El Espectador es
pecado mortal, recuerdan que lo es desde 1888. [6]
1919, el párroco de Málaga, Santander, enseñaba a sus feligreses que “San José fue
el primer conservador y Satanás el primer liberal”. [7]
1930-1932, a raíz del triunfo liberal se desata un conflicto armado en municipios de
Santander y Boyacá y en él los curas de varios municipios convierten los
campanarios en trincheras [8]
1931 y siguientes: aparece como figura nacional el obispo de Santa Rosa de Osos,
Miguel Ángel Builes, nacido en 1888. Sus pastorales contra liberales, comunistas,
judíos y masones han dejado huella en la historia de la intolerancia y el odio en la
vida política nacional. En una de ellas, en 1931, afirmó que "lo que es
esencialmente malo jamás dejará de serlo, y el liberalismo es esencialmente malo"
[9]. La tradición oral asegura que en el púlpito este obispo afirmaba que “matar
liberales no era pecado”. Su papel fue estelar en la época de la Violencia (1948-
1954) encendiendo las mentes conservadoras contra el liberalismo ateo y comunista.
[10]
Hagamos un corto paréntesis. El panorama internacional en los años veinte, treinta y
cuarenta del siglo pasado estuvo signado por la lucha entre el fascismo, el nazismo y el
franquismo de un lado, contra la democracia liberal y el comunismo del otro. La
complicidad de los papas Pío XI y Pío XII con Mussolini, Hitler y Franco está
suficientemente registrada por la historia.
Pedro María Ramírez Ramos y Jesús Jaramillo Monsalve
Yendo al objeto de este artículo, el sacerdote Pedro María Ramírez, nacido en 1899, fue
contemporáneo del obispo Builes, con una posición política similar en un momento
histórico en el que se presagiaba el triunfo del caudillo liberal Jorge Eliécer Gaitán a finales
de la década de 1940. El país estaba absolutamente polarizado por mayoritarios sectores de
la Iglesia y ante el asesinato de Gaitán, el 9 de abril de 1948, la multitud estaba herida en lo
9
más profundo de sus conciencias. Ramírez no fue muerto el 10 de abril de 1948 en el
municipio de Armero por defender la fe cristiana, lo fue por su posición política incendiaria
difundida desde el púlpito. “No fue mártir de la fe sino del Partido Conservador”, así lo
afirma el teólogo Héctor Torres. [11]
El sacerdote Jesús Emilio Jaramillo, nacido en 1916, fue un aventajado alumno del
Seminario de Santa Rosa de Osos y por supuesto que tuvo como tutor a Builes. Testigo de
la violencia liberal conservadora, le tocó presenciar otro conflicto, que aunque derivado de
ésta, adquirió dimensiones más complejas: la lucha de guerrillas comunistas por la toma del
poder. Cuando llegó a Arauca a comienzos de la década de los setenta, primero como
Vicario y luego como Obispo en 1984, pudo presenciar las dimensiones del conflicto social
en esta región. Dice la prensa que Jaramillo se desplazaba por la región en compañía de
militares en una zona de altísima confrontación armada, que no atendió los llamados de
atención hechos por el Ejército de Liberación Nacional (ELN) y fue ejecutado por este
grupo el 2 de octubre de 1989. [12]
Resulta llamativo por lo menos que justamente haya sido el ELN el autor de este homicidio,
pues la influencia cristiana a su interior es enorme. El cura Camilo Torres Restrepo, figura
universal, murió en sus filas; varios sacerdotes españoles ofrendaron su vida, como Hidalgo
y Morelos en México, por un país más justo, es más, el nombre del frente guerrillero que
ejecutó a Jaramillo es “Domingo Laín”, un sacerdote español que murió en los años setenta
empuñando un fusil bajo la bandera del ELN. En los años de la muerte de Jaramillo otro
sacerdote español, Manuel Pérez Martínez, era el primer comandante de esa organización
guerrillera. Jaramillo tomó partido de forma expresa por uno de los actores armados…
Ramírez y Jaramillo serán beatificados, pero ¿qué pasa con los otros sacerdotes que han
dado muestra de su compromiso con los más desfavorecidos y han muerto por ello?
10
Álvaro Ulcué Chocué, nacido en 1943, fue el primer indígena en ordenarse sacerdote.
Acompañó a su comunidad en las justas luchas por la tierra en el departamento del Cauca.
Terratenientes y militares lo acosaban, murió abaleado el 10 de noviembre de 1984.
Tiberio Fernández, sacerdote desaparecido junto con su sobrina el 17 de abril de 1990.
Luego fue encontrado su cadáver en el río Cauca, fue castrado y su sobrina violada, sus
senos cercenados, todo ello en presencia de su tío. Fernández promovía la organización
social de los campesinos. Todo ello ocurrió en una ola de macabra violencia en el
municipio de Trujillo, Valle del Cauca, en la que murieron o desaparecieron 338 personas.
La investigación “Trujillo la tragedia que no cesa” realizada por el Centro Nacional de
Memoria Histórica ilustra con lujo de detalles.
11
El cuerpo del padre Tiberio, sin cabeza, sin manos y sin pies. Además castrado, como lo dejaron sus victimarios.
En un cuadro en su honor.
Casos habrían muchos más, pero para abreviar surge una pregunta: ¿la fe cristiana de este
par de sacerdotes no merecería también ser beatificada?
La Iglesia se ha ido transformando, pero matices, como la Teología de la liberación, cada
vez son más perseguidos o silenciados. Cómo no reconocer la importancia para la defensa
de los derechos humanos de la Comisión Intereclesial de Justicia y Paz, el aporte que el
sacerdote Javier Giraldo ha hecho para que se haga justicia en Colombia es enorme.
12
La Pacific School of Religion de Berkeley, California, produjo un detallado documento
titulado “Casos de implicación de la Iglesia en la Violencia en Colombia” [13] en el año
2014. El panorama es desolador. Empezando por San Ezequiel [Moreno], aparecen un
cardenal, 21 monseñores y 22 sacerdotes, implicados en posturas y comportamientos que
favorecen el odio, la exclusión, el paramilitarismo y el narcotráfico. Llama la atención el
entorno religioso de los paramilitares en Urabá y del mafioso esmeraldero Víctor Carranza
en Boyacá; pero quien queda fuera de concurso es el sacerdote Gonzalo Javier Palacios, el
cual utilizó el sagrado secreto de la confesión para señalar futuras víctimas del grupo
paramilitar “Los doce apóstoles” en la década de 1990 en el municipio de Yarumal,
jurisdicción del obispado de Santa Rosa de Osos donde monseñor Builes repartió odio a
diestra y siniestra. Palacios, “el cura de las dos biblias” (en una de ellas guardaba un
revólver) fue increpado por una víctima en el año 2015 luego de celebrar misa en la
parroquia de San Joaquín en Medellín: ni la justicia humana ni la eclesial han
operado…[14]
El ELN pidió perdón por la muerte de Jaramillo, lo hizo expresamente en entrevista radial
en la emisora Kapital Stero en Arauca a fines del pasado mes de agosto en palabras del
13
comandante Pablo Beltrán: “Por supuesto que sí estamos diciendo que cometimos un error,
lo reconocemos y pedimos perdón por ese error”.[15] Contrasta esta actitud con la de la
Asamblea Plenaria Episcopal realizada en Medellín en julio de 2015. La periodista Juanita
León informa que a puerta cerrada surgió la pregunta de si la Iglesia debía pedir perdón por
sus “pecados” en el conflicto colombiano, la respuesta fue NO. “Al final, según supo [la
periodista de la Silla Vacía], el argumento que terminó de inclinar la balanza a favor de no
pedir perdón fue el tema de la reparación. Uno de los obispos planteó que para la Iglesia
resultaría muy oneroso económicamente si a partir de ese reconocimiento de
responsabilidades, terminaban viéndose obligados a reparar a las víctimas.” [16] Muy
terrenal el argumento…
Juan Pablo II pidió perdón por la Inquisición y por los crímenes de la conquista y
colonización europea en América. La matriz ideológica que permitió tan execrables actos
fue perpetuada por la Iglesia en su lucha contra las ideas liberales y comunistas, y ahora,
viene el papa Francisco y beatifica a dos representantes del odio y la exclusión. Las frases
del Sumo Pontífice en contra de la injusticia, son sólo eso, porque sus decisiones políticas
disfrazadas de religiosas, como la beatificación de la que hablamos, coloca a la Iglesia
donde siempre ha estado como institución, al lado de los poderosos que oprimen al pueblo.
Notas
[1] http://www.eltiempo.com/politica/proceso-de-paz/ruben-salazar-habla-sobre-la-visita-del-papa-a-colombia-
101162
[2] Se recomienda el excelente trabajo de Henry Kamen titulado “La Inquisición española”.
[3] España, Gonzalo. El país que se hizo a tiros. Cota: Debate, 2013, pg. 135
[4] Palacios, Marco. Entre la legitimidad y la violencia. Colombia 1875-1994. Bogotá: Norma, 1995. Pg. 107. Los
paréntesis y las mayúsculas las tomó el autor del original.
[5] Bushnell, David. Colombia una nación a pesar de sí misma. Bogotá: Planeta, 1996, pg. 232
[6] Melo, Jorge Orlando. De Carlos E. Restrepo a Marco Fidel Suárez. Republicanismo y gobiernos
conservadores. I Historia Política 1886-1946. Nueva Historia de Colombia. Bogotá: Planeta, 1989, pg. 216.
[7] Palacios, Marco y Safford, Frank. Colombia país fragmentado, sociedad dividida. Bogotá: Norma, 2002, pg. 532
[8] Latorre, Mario. 1930-1934. Olaya Herrera un nuevo régimen. I Historia Política 1886-1946. Nueva Historia de
Colombia. Bogotá: Planeta, 1989, pgs. 290-291
[9] León, Juanita. Iglesia hace mea culpa privado sin pedir perdón. La Silla Vacía. 5-7-2015.
http://lasillavacia.com/historia/iglesia-hace-un-mea-culpa-privado-sin-pedir-perdon-51008
[10] Tirado, Álvaro. López Pumarejo: la Revolución en Marcha. I Historia Política 1886-1946. Nueva Historia de
Colombia. Bogotá: Planeta, 1989, pg. 314.
[11] Torres, Héctor. No fue mártir de la fe sino del Partido Conservador. 21-7-2017.
https://www.alainet.org/es/articulo/186997
[12] http://www.semana.com/nacion/articulo/beatificacion-de-sacerdotes-pedro-maria-ramirez-ramos-y-jesus-emiliojaramillo/531631
[13] Pacific School of Religion . Casos de implicación de la Iglesia en la Violencia en Colombia. Berkeley, Estados
Unidos, 2014. https://psr.edu/wp-content/uploads/.../ColombiaDocument_PacificSchoolofReligion.pdf
[14] http://www.hispanopost.com/el-cura-de-las-dos-biblias
[15] http://www.eltiempo.com/politica/proceso-de-paz/eln-califica-como-un-error-el-asesinato-de-obispo-de-araucamonsenor-jesus-emilio-jaramillo-125618
[16] León, Juanita. Iglesia hace mea culpa privado sin pedir perdón. La Silla Vacía. 5-7-2015.
http://lasillavacia.com/historia/iglesia-hace-un-mea-culpa-privado-sin-pedir-perdon-51008
Aviso
En Colombia, el Papa Francisco beatificará el odio A propósito de la beatificación del sacerdote Ramírez y el obispo Jaramillo
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- Escrito por Jaime Jiménez
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