I
Nos acercamos al final de un año caracterizado, además de la batalla librada por la humanidad contra la pandemia del Covid-19, por la profundización de la criminal arremetida del imperialismo norteamericano y sus lacayos contra nuestros Pueblos, en su afán por intentar imponernos anacrónicas doctrinas supremacistas.
Se trata de una ofensiva multifactorial, que se expresa en los órdenes político-diplomático, económico-financiero-comercial y comunicacional, y que está orientada a procurar lograr en el caso venezolano el aislamiento y sometimiento de la Revolución Bolivariana; una tarea a la que se suman algunos gobiernos de extrema derecha de la región y el mundo, y la gran mediática internacional, quienes coordinan una campaña permanente que busca derrocar al Gobierno Bolivariano que dirige el compañero Presidente Nicolás Maduro, acabar con la institucionalidad del país y minar la moral de quienes respaldan el proyecto de amplias transformaciones iniciado en el año 1999 por el comandante Hugo Chávez, a partir de un perverso plan diseñado para afectar la cotidianidad de la gente.
II
Despedimos un año sumamente complejo, en el que ha sido puesta a prueba una vez más la resistencia del heroico Pueblo venezolano; que ha sabido dar digna respuesta a la gigantesca arremetida del imperio yanqui contra nuestro proyecto de emancipación humanista; un proyecto que es contrario a los intereses geo-estratégicos del supremacismo norteamericano y, por tanto, referencia para otros Pueblos del mundo que luchan por su libertad y soberanía.
Es por ello, sin duda, que a lo largo de este año, próximo a terminar, se ha profundizado la saña imperial contra la Patria, bloqueando su acceso al financiamiento internacional, estableciendo sanciones ilegales y propiciando el robo de algunos de nuestros activos en el exterior, estimulando la fijación de un tipo de cambio ilegal, saboteando el abastecimiento de alimentos y medicinas para la prestación de los servicios de salud al Pueblo, organizando y financiando grupos de naturaleza terrorista para tratar de acabar con el legado del comandante Hugo Chávez, y desarrollando una brutal campaña de agresión simbólica, psicológica y mediática anti-bolivariana, a través de la cual se desvirtúa la realidad de lo que ocurre en el país, y los esfuerzos que realiza el Gobierno Bolivariano para, a pesar de la persecución de la que es objeto, mantener las políticas diseñadas para beneficio de las venezolanas y los venezolanos.
Asimismo, y desde una perspectiva un poco más amplia, la saña imperialista a la que nos hemos referido antes busca acabar con un proyecto continental que a lo largo de este año ha demostrado estar plenamente vigente, y que goza del respaldo de los Pueblos que aspiran ver transformadas las condiciones de vida impuestas por el excluyente y depredador sistema capitalista; un proyecto continental que orienta la mirada, los recursos y los esfuerzos de la América Latinocaribeña hacia sí misma, hacia nuestros Pueblos, y que nos presenta con rostro propio en el naciente escenario multicéntrico y multipolar mundial.
III
Sin embargo, y muy al contrario de los cálculos imperiales, el 2020 ha sido un año de victoria popular, en Nuestra América y en Venezuela, en donde el bravo Pueblo de Bolívar y de Chávez ha demostrado su grandeza, al ser capaz de resistir la criminal embestida con dignidad; un Pueblo que, pese a las complejas circunstancias que impactan a todas y todos, ha mantenido de manera inquebrantable su compromiso con el legado del líder histórico de la Revolución Bolivariana; tal y como quedó demostrado el pasado 06 de diciembre, cuando las fuerzas patriotas obtuvieron un contundente triunfo, que brinda esperanzadoras perspectivas de cara a un año 2021 que, en el marco del Bicentenario de la Batalla de Carabobo, con toda seguridad seguirá encontrándonos a las venezolanas y los venezolanos firmes, en la defensa de la dignidad, la soberanía y la independencia nacional.
En este último Sentir Bolivariano que compartiré con mis lectoras y lectores en el 2020, quisiera desearles una Feliz Navidad y un año nuevo pleno de fe y esperanza, con la mirada puesta en un porvenir de paz y estabilidad que, sin duda, está estrechamente vinculado con la continuidad de nuestra construcción socialista.
Sigamos demostrando al mundo en el año por llegar, la irrenunciable determinación que como Pueblo tenemos de vencer en cualquier circunstancia, como nos lo solicitara el comandante Chávez aquel 08 de diciembre de 2012; con la certeza de que el presente es de lucha y de que el futuro nos pertenece.