Cinco años atrás, no dudé en ponderar la actitud del Compañero Maduro al reconocer y respetar el triunfo de la derecha en las legislativas y, lejos de lamentaciones, llamar a incrementar la acción de resistencia creativa para desalojar más temprano que tarde, por los propios canales constitucionales, a esa suerte de intrusos/as que pretendieron volver a la penumbra típica del Capitalismo.
Tampoco dudé en reflejar que resultaba de vida o muerte mandar al basurero aquellas posturas que en alguna medida provocaron un distanciamiento de los anhelos populares; en manifestar sin vacilación alguna que Cuba y Nuestra América seguirían su vertical acompañamiento a las ideas de Simón Bolívar y Hugo Chávez en predios venezolanos; y en apostar resueltamente a que la Revolución en Venezuela apelaría/concretaría la alternativa que significa Luchar y Luchar ¡Hasta la Victoria, Siempre! (1).
Apenas año y medio después, en la primera versión de este título, destaqué cómo tuvo lugar un replanteo de la política interna y externa de la Revolución Bolivariana, a partir de la realidad que develaba cómo el liderazgo desde el Palacio de Miraflores respaldado por el pueblo chavista luchaba
por minimizar los efectos perjudiciales de la guerra impuesta por el Capital foráneo e interno a Venezuela, al paso que exhibía una actitud erguida ante las acciones fraudulentas e ilegales de la derecha parlamentaria y la reacción internacional (2).
Entretanto, en la segunda quincena de Agosto de 2017, el Gobierno del Presidente Maduro también tuvo que enfrentarse a un segmento de expertos ¿de buena fe? que colocaron en tela de juicio el quehacer del proceso revolucionario bolivariano; un escenario que me condujo a significar la convicción siguiente: Ni por asomo, un verdadero/a revolucionario/a, un/a militante consecuente con la Izquierda, debe coincidir con sus enemigos de clase en lo que resulta de vida o muerte. Lo contrario, es revisionismo —a tono con el Magisterio de Vladimir I. Lenin (3).
No obstante, en paralelo se concretaba el avance de la Revolución Bolivariana.
En Diciembre de 2017 me referí a las enseñanzas de las elecciones venezolanas en los términos que continúan: tras el triunfo de la Constituyente en la Patria de Bolívar y Chávez en Junio pasado, acredité que solo tienen derecho al agasajo de los pueblos los procesos revolucionarios que no se doblegan; después de la victoria en los siguientes comicios regionales de Octubre, consideré que el pueblo venezolano propició otra bofetada a Bruselas y Washington; y con lo que acababa de acontecer en las elecciones municipales, certifiqué que el éxito trasciende los predios de la Hermana nación (4).
En el siguiente mes de Mayo, de cara a que Maduro acababa de ganar las elecciones presidenciales en Venezuela, expresé que me inscribía entre los analistas que esperábamos su victoria por las siguientes razones: una, el resultado es continuidad de lo acontecido en las elecciones sobre la Constituyente y los comicios regionales y los municipales; dos, las denuncias infundadas del ¿corrupto? Almagro y comparsa presagiaban otro éxito de la Revolución Bolivariana; tres, la obsesión de la Casa “Oscura” en tratar de interrumpir la marcha del Gobierno de la Hermana nación, al extremo de planear una intervención militar desde el Pentágono; y además, la algarabía de la Unión Europea por suspender la convocatoria a las elecciones de marras (5).
Al terminar el 2018, se complementó el éxito anterior de las elecciones en la Constituyente, los comicios regionales y los municipales, así como de la votaciones para las presidenciales, al materializarse un suceso político de ribetes descomunales: en otro ejercicio electoral, el Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) y el Gran Polo Patriótico (GPP), alianza de partidos revolucionarios, se hicieron con el 90 % de las cámaras municipales (6).
Así, ni Washington ni Bruselas estaban dispuestos a soportar la Caracas Bolivariana y Chavista. En conversación con el Presidente Constitucional de Venezuela, Ignacio Ramonet recordó:
“El año 2019 ha sido un año de fuerte intensidad para Venezuela, en particular al principio del año, cuando hubo un intento de golpe de Estado institucional, apoyado por Estados Unidos y otros países, con la autoproclamación de Juan Guaidó; luego, el 23 de febrero, hubo esa tentativa de invasión en la frontera con Colombia, con la «batalla de los puentes», bajo pretexto de ayuda humanitaria, y así sucesivamente…”.
Por su parte, Maduro le razonó a Ramonet:
“[…] que las misiones sociales, la política pública social de la Revolución, para favorecer el desarrollo de los derechos sociales y distribuir la riqueza, haya pasado por esta etapa, casi de cero ingresos de divisas, de sanciones, de persecución financiera… Recuérdese que nos robaron, este año 2019, unos 30 mil millones de dólares, el gobierno de Estados Unidos y sus cómplices internos, la derecha fascista venezolana… Es una gran virtud del modelo social fundado por el comandante Chávez […]” (7).
Con esta premisa, reflexioné en la segunda parte de este título y concluí:
“Si por demás significo que el Gobierno Revolucionario de Venezuela ha ‘mantenido por encima del 75 por ciento del presupuesto de la nación, la inversión social en vivienda, educación, salud, cultura, alimentos, los derechos sociales del pueblo’; entonces certifico que la Hazaña protagonizada por el pueblo de Simón Bolívar y Hugo Chávez en 2019 se convierte en un aval para apostar a la irreversibilidad de la Emancipación en esa Patria Hermana. Por tanto, exclamo a los cuatro vientos: ¡Vas bien, Nicolás Maduro! —y el Tercer Mundo lo agradece/lo agradecerá” (8).
En adelante, ni remotamente decrecieron los obstáculos a la Revolución. Para amortiguar los perjuicios que provocan las múltiples agresiones yanquis al pueblo venezolano, Maduro trajo a capítulo un proyecto de ley. Dijo: “Escribí esa ley necesaria, Venezuela la necesita, para poder avanzar y vencer la persecución financiera, para crear nuevas perspectivas rumbo al desarrollo de las fuerzas productivas”. “Ley antibloqueo para el desarrollo nacional y las garantías del pueblo venezolano” (9).
No obstante, los resultados de las recientes elecciones parlamentarias en la nación sudamericana me motivaron para esta versión del título. Grosso modo, me explico.
En los días previos a las últimas elecciones venezolanas, el Presidente Maduro expuso ante declaraciones de la oposición en el sentido de convertir esa contienda en un plebiscito: “Si vuelve a ganar la oposición, yo me voy de la presidencia. Si la oposición gana las elecciones, yo no me quedaré más aquí. Dejo mi destino en manos del pueblo de Venezuela”. “Si la oposición saca más votos que nosotros y nos ganan las elecciones el domingo, ya, tomaremos otro camino, pero ya”.
Tal actitud del Líder del Palacio de Miraflores provocó alarmas en algunos estudiosos del asunto. Mas, en lo personal, me acompañaba la calma, a juzgar por la acotación que inmediatamente hizo el propio Maduro —unido al seguimiento que le he dado a este proceso revolucionario: “No le tengo miedo a este reto. Sé que el pueblo va a salir a votar y vamos a tener un gran triunfo de la Revolución Bolivariana, de la patria de Bolívar, de las fuerzas de Chávez, así lo digo, así lo creo y así será” (10).
Y la praxis le dio la razón a Maduro. ¡La Victoria es Contundente! (11), más allá de la obsesión de Trump contra Maduro (12) y del “doble rasero internacional contra de Venezuela” (13). Hago mía, pues, la Felicitación de los Compañeros Díaz-Canel y Raúl al pueblo venezolano por el triunfo en elecciones legislativas (14); al tiempo que acredito que el suceso en cuestión confirma que la Izquierda en Latinoamérica puede avanzar más (15).
Concluyo: remontar el revés de 2015 y construir la rectificación —a pesar del trumpismo y sabiondos—, ha permitido ganar en las sucesivas elecciones hasta este Triunfo en las parlamentarias. Así, se videncia que la Revolución en Venezuela tiene capacidad de perfeccionamiento y se corrobora que la tendencia de los resultados electorales benefician al liderazgo bolivariano y chavista porque trabaja para el bienestar del grueso de los venezolanos/as vs. los desmanes de la reacción interna y foránea. Entonces, sencillamente reitero: “Vas bies, Nicolás Maduro”. ¡Amén!
Referencias:
1.- http://kaosenlared.net/venezuela-lamentaciones-no-luchar-y-luchar-si/.
2.- http://www.adelante.cu/index.php/es/opinion/6999-vas-bien-nicolas-maduro.
4.- http://kaosenlared.net/venezuela-ensenanzas-elecciones/.
6.- https://kaosenlared.net/venezuela-bofetada-a-trump-y-comparsa/.
8.- https://cubainformacion.tv/la-columna/20200205/84621/84621-venezuela-vas-bien-nicolas-maduro-2.
10.- https://actualidad.rt.com/actualidad/375455-maduro-parlamentarias-vuelve-ganar-oposicion.
12.- http://investigacion.politicas.unam.mx/caricen/wp-content/uploads/caricen22/caricen22_03.pdf.
13.- https://www.telesurtv.net/news/rafael-correa-condena-doble-rasero-venezuela-20201208-0004.html.
15.- https://cubainformacion.tv/la-columna/20200316/85073/85073-latinoamerica-su-izquierda-avanzara-si.